Buscan testimonio de abogado de Trump; sugieren que existe evidencia de un delito

Washington.- La Fiscalía federal que supervisa la investigación sobre el manejo de documentos clasificados por parte del expresidente Donald J. Trump, están tratando de obtener declaraciones sobre el privilegio abogado-cliente y hacer que uno de sus abogados responda a más preguntas ante un gran jurado, de acuerdo a dos personas que están enterados del asunto, agregando una nueva y agresiva dimensión a la investigación y dejando de manifiesto el peligro legal que enfrenta Trump.

La Fiscalía también ha intentado obtener la aprobación de un juez federal para invocar lo que se conoce como la excepción delito-fraude, que les permite trabajar sobre el privilegio abogado-cliente cuando tienen razón para creer que la asesoría o servicios legales han sido utilizados para cometer un delito.

El hecho de que la Fiscalía invoque la excepción en una moción sellada para obtener el testimonio del abogado M. Evan Corcoran, sugiere que consideran que Trump o sus aliados pudieron haber utilizado los servicios de Corcoran de esa manera.

Entre las preguntas que el Departamento de Justicia ha estado examinando desde el año pasado es si Trump o sus colaboradores obstruyeron la justicia y no acataron las peticiones que se les hicieron para que regresaran una serie de documentos gubernamentales que él saco de la Casa Blanca cuando concluyó su mandato, incluyendo cientos de documentos clasificados.

El pasado mes de mayo, el Departamento de Justicia emitió un citatorio para obtener cualquier documento clasificado que siguiera en posesión de Trump, después que él voluntariamente regresó una serie inicial de documentos a los Archivos Nacionales que resulta que incluían casi 200 documentos clasificados.

En el mes de junio. Corcoran se reunió con los investigadores y les entregó más de 30 documentos más, como respuesta al citatorio.

Otra abogada de Trump, Christina Bobb, firmó una declaración asegurando que se había llevado a cabo “una búsqueda diligente” en Mar-a-Lago, la residencia y club privado de Trump situada en Palm Beach, Florida, y que no había más documentos clasificados.

Bobb les dijo a los investigadores que Corcoran redactó el documento y que ella le agregó algunas modificaciones para pareciera menos irrefutable.

Sin embargo, cuando los agentes del FBI catearon Mar-a-Lago en agosto, encontraron más de 100 documentos clasificados adicionales.