Bajan 55% las detenciones de migrantes en Valle de Río Grande

Texas.- El cuerpo sinuoso del río aquí en el sur de Texas, con sus restos sumergidos de balsas, sus bancos pisoteados por familias migrantes y miembros de los cárteles, y ahora, por las fuerzas mexicanas, es un microcosmos de todos los flujos y reflujos del enfoque de la nación hacia la inmigración. Esta franja de las mil 954 millas (3 mil 144.6 kilómetros) de la frontera con México está preparada para emitir un veredicto sobre la efectividad de las políticas fronterizas de la administración de Trump, indicó The Washington Post.

Es aquí donde la afluencia primaveral de familias y niños migrantes alcanzó su punto máximo, inundando las estaciones de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos con una enorme cantidad detenidos. Pero las detenciones en el Valle del Río Grande han decaído en un 55 por ciento desde mayo, de casi 50 mil a poco más de 22 mil en agosto. Aunque esta área todavía ve más cruces de migrantes que cualquier otro sector de la frontera, los agentes fronterizos aquí han sido testigos de cómo las políticas de Washington destinadas a disminuir el flujo migratorio se han ido desarrollando en tiempo real.

Para ellos, es el acuerdo del presidente Donald Trump con México de interceptar a los migrantes antes de que crucen a Estados Unidos lo que parece haber tenido el mayor impacto. No conocen los detalles del acuerdo ni cuánto durará, pero pueden ver a las fuerzas mexicanas al otro lado del Río Grande.

Los agentes que patrullan el río en bote, se apresuran a interceptar a los migrantes y contrabandistas antes de que crucen, y sacan a los cuerpos de personas que terminan ahogadas en el agua en su desesperación por llegar al lado estadounidense de la frontera. El precipitado descenso en los cruces de migrantes durante el verano ha significado cambios que apuntan a jornadas más tranquilas en un río que de repente es más manejable, menos frenético.

Aunque a un nivel más bajo que a principios de año, el mes pasado todavía se registraron más cruces que en cualquier otro agosto en una década. ¿Acaso grandes grupos de familias y niños, a veces hasta 300 personas a la vez, volverán a alejar a los agentes de sus deberes de patrullaje, obligándolos a convertirse en procesadores y custodios? ¿Podrán acaso las tropas mexicanas mantener en un futuro ese mismo nivel de efectividad?