Acusan injerencia política en los CDC de Estados Unidos

Nueva York.- El Gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, instaló a dos agentes políticos en la principal agencia de salud pública del país, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), para supuestamente controlar la narrativa en torno a la pandemia de Covid-19, de acuerdo con fuentes de dicho organismo que hablaron bajo condición de anonimato.

Ambos elementos -conforme a lo descrito por media docena de funcionarios de los CDC y de la Casa Blanca- fueron asignados a la sede de Atlanta en junio, pese a no tener experiencia ni antecedentes en cargos de salud, con la finalidad de vigilar al doctor Robert Redfield, director de la agencia.

Los nombramientos fueron parte de un presunto intento de la Administración de Trump para contar con más efectivos "políticos" al interior de los CDC para ayudar a controlar los mensajes emitidos por la agencia.

Nina Witkofsky, una de las personas que fueron enviadas a Atlanta, fue nombrada jefa de personal en funciones, un papel influyente dentro del esquema dirigido por Redfield, narraron las fuentes. El otro elemento, Chester "Trey" Moeller, comenzó a participar en reuniones científicas, agregaron.

Aunque aún no está claro si las dos personas asignadas por la Casa Blanca afectaron el trabajo de la agencia, según funcionarios de los CDC, investigadores del Congreso estadounidense han iniciado pesquisas en torno al caso debido a aparentes pruebas de interferencia política en las publicaciones, como documentos de orientación, del ente de salud.

Pese a que la sede presidencial se negó a emitir comentarios al respecto, Moeller escribió en un correo electrónico que, en efecto, trabajaba para Redfield, a quien describió como alguien que estaba "100% comprometido con la ciencia".

"Trabajo para el doctor Redfield, quien está 100% comprometido con la ciencia y los miles de empleados increíblemente dedicados de los CDC que trabajan en nombre del pueblo estadounidense", indicó.

Durante crisis sanitarias anteriores, como el Ébola, los CDC han actuado como la cara pública de la repuesta de EU. Este mismo papel fue ejercido por la agencia desde el comienzo de la pandemia de Covid-19, sin embargo, en febrero su imagen se vio afectada después de que una prueba del virus que envió a diversas entidades resultó ser defectuosa.

Posteriormente, una de las principales expertas en enfermedades infecciosas de la agencia, Nancy Messonnier, habló, durante un comunicado, acerca de la gravedad del virus y de los riesgos que la población del país norteamericano podía enfrentar si no se tomaban medidas.

Las declaraciones de Messonnier fueron uno de los primeros episodios de roces entre el Gobierno de Trump, el cual todavía mantenía un discurso en el que le restaba importancia a la cepa pandémica, y los CDC.

En cuestión de semanas, la agencia fue relegada del escenario público cuando Trump -junto con otros funcionarios de la Casa Blanca- comenzaron a realizar sesiones informativas diarias sobre la pandemia, con lo que se convirtieron en las principales fuentes de información acerca de la enfermedad.

Incluso con este esquema de comunicación, los CDC continuaron con la difusión de comunicados relacionados con la pandemia, muchos de los cuales, contrastaron con los mensajes emitidos desde Washington.

En mayo, una serie de correos electrónicos filtrados y documentos científicos obtenidos por The Associated Press mostraron cómo aparentemente la Casa Blanca había enterrado pautas detalladas de los CDC para la reapertura de las comunidades durante una pandemia. Además, estos correos revelaron que la Administración de Trump investigaba la información de los CDC a través de la Oficina de Administración y Presupuesto, en lugar de depender de los especialistas médicos que se enlistaron en el equipo de respuesta al coronavirus.