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Estado

No hay un registro o padrón de ellos

Indigencia, mendicidad y pandemia en Chihuahua

Desafortunados y vulnerables, cientos de personas deambulan por las calles de la ciudad, muchos de ellos sin rumbo, motivados por la supervivencia que muchas veces complican los vicios

César Lozano
El Diario de Chihuahua

lunes, 05 octubre 2020 | 17:26

Francisco López/El Diario Francisco López/El Diario Francisco López/El Diario

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Chihuahua.-Desafortunados y vulnerables, cientos de personas deambulan por las calles de la ciudad, muchos de ellos sin rumbo, motivados por la supervivencia que muchas veces complican los vicios y el apego psicológico a la libertad, que de acuerdo a los especialistas, se experimenta cuando se renuncia al arraigo a la familia y al espacio privado.

La circunstancia es diferente en cada caso, pues hay los que no tienen un techo y los que a pesar de tenerlo se resisten a ocuparlo, o bien, a quienes sus familiares impiden el acceso por los múltiples conflictos que genera su situación al interior del núcleo familiar, personas en condición de tránsito o supuesto tránsito (migrantes), entre otros.

“La mayor parte tiene casa, la mayor parte tiene familia, pero por esa situación tan profunda que cayeron en adicciones, pues la familia los ha aparatado”, comentó el director de Desarrollo Humano y Educación, Marco Bonilla.

Algunos ya son viejos conocidos de la comunidad, sobre todo los que llevan años en la zona centro. La mayoría no se mete con nadie, no crea conflictos; la mayor parte del tiempo permanecen sucios, cargan cobijas, levantan ‘bachas’ del suelo, buscan comida en la basura y a veces piden una moneda. Subsisten también gracias a la caridad de las personas que les brindan alimento.

“Tenemos un inventario de 100 personas en toda la ciudad, que para un millón de habitantes no es un problema tan severo numéricamente, pero sensiblemente sí es. Una persona en situación de calle ya es un hecho muy lamentable”, detalló el funcionario, quien mencionó a las inmediaciones del Hospital Morelos del IMSS, a Canal e Independencia y al puente de Interceramic, como las zonas donde se concentra el problema en su mayoría. 

Bonilla asegura que de los últimos cinco años a la fecha no hay un incremento considerable entre la población de personas en situación de calle y que en el 90 por ciento de los casos el factor común fue el consumo de alcohol y otras adicciones.

Desde la calle 11, Niños Héroes e inmediaciones del canal del Río Chuvíscar se observan personas durmiendo en la banqueta, en bancas y pidiendo dinero en los cruceros a los automovilistas que les cooperan algunos pesos por caridad. 

Un domingo de otoño cualquiera por la mañana de 2020, cerca de Palacio de Gobierno una mujer que duerme en las bancas y habla sola, cuida sus pocas pertenencias y grita improperios a los automovilistas, mientras metros más adelante, rumbo a la 20 de Noviembre, un hombre duerme con una mueca que provocan los primeros rayos de sol provoca el sol en su cara.

Alrededor de la Ciudad Judicial, deambulan personas que parecen dormitar caminando, y en las tapias cuyas paredes amenazan con caer, salen uno a uno los que buscan refugio al interior, entre ellos mujeres jóvenes que inician el día bajo el evidente influjo de las sustancias.  

Costumbre y falta de amor

La psicoterapeuta Cecilia García, indicó que la principal causa de que las personas permanezcan en la calle a pesar de tener hogar, es la costumbre que en la mayoría de los casos se combina con falta de amor de los padres durante los primeros años, falta de apego, maltratos y otros factores por los que las personas abandonan sus casas a edad temprana 

Una vez que la persona se libera de represiones y maltrato, en la calle se busca llenar vacíos con adicciones. García, dijo considerar poco probable que se ame una romántica libertad callejera como estilo de vida, y en cambio definió a la situación de calle como un refugio de personas que de manera constante escapan de su pasado.

“En cuanto a la libertad, no creo, es más la costumbre y la libertad de no tener reglas, de no tener a los papás que les peguen, tiene yo creo que ver más ocn ese tipo, de no regresar al ambiente tóxico donde estaban, porque esas conductas empiezan de muy niños, se salen de casa muy niño y nadie que está bien en su casa se sale, hay golpes, abusos maltratos, falta de comida...”

La mendicidad como sistema de subsistencia 

Existen varios tipos de perfiles que optan por la mendicidad como forma de vida, desde las personas llamadas “pedigüeños” que lo toman como forma de ingreso, las personas que padecen algún problema mental, personas con discapacidad, personas migrantes, charlatanes y hasta posibles redes de trata. 

Durante una semana de observación por las calles, se identificaron a 9 personas que piden dinero de los peatones, 8 mujeres y un hombre. Hay varias mujeres de mediana edad hasta ancianas, a quienes es común observar entadas en las inmediaciones de catedral solicitando ayuda, otras caminan, mientras otro muchacho que padece de sus facultades mentales y a veces vende flores e imágenes de santos, recorre de manera sistemática las calles del primer cuadro, buscando el sustento.

Aunque se trata de problemas diferentes, la indigencia y la mendicidad en algún momento tienden a combinarse, sin embargo, otras realidades como la de los migrantes de diferentes nacionalidades que deportan de Estados Unidos a México o buscan cruzar, pero hasta el momento no han coronado su logro. 

Un domingo de otoño cualquiera por la mañana de 2020, José Ramón, hombre de 52 años originario de Cartagena Colombia, espera caridad recargado en la barda del canal, a la altura de Industrias y Teófilo Borunda. Duerme al interior de un Chevy blanco de modelo atrasado, motor descompuesto y ponchado, que le presta un vecino de buena voluntad quien a veces lo “aliviana” con trabajo de lava carros; dijo que una noche anterior se tomó un Tonayán y andaba muy crudo. Conservaba unas galletas Príncipe que le acababan de donar. 

Del otro lado de donde se encuentra José Ramón, a contra esquina del table dance Dickens, en hombre afro joven, quizá hondureño, quizá haitiano, pidió no ser entrevistado y, serio, con pose estoico, quedó esperando el aumento del flujo de automovilistas. Cada carro es una potencial ayuda. Lleva más de un año en la ciudad.

Linda Flores, antropóloga y coordinadora de la Casa de Migrantes San Agustín, a 450 metros del puente de Interceramic, comentó que dentro de sus registros muchos migrantes optan por pedir dinero en cruceros para conseguir espacios como cuartos de hoteles y renta de habitaciones en diversas colonias, 

“Nosotros hemos detectado que hay personas extranjeras que llegan a la ciudad de Chihuahua y escoge estar un tiempo en la ciudad, rentan algún espacio y las rentas las sostienen con el dinero que obtienen en los cruceros, en lugar de buscar empleo, prefieren vivir en la mendicidad, y otros hermanos que están recién llegados a la ciudad , en lugar de optar por hospedarse en alguna casa de migrantes o albergue, prefieren rentar alguna habitación de algún hotel, por lo regular en las zonas del centro porque así entran y salen cuando quieren, pueden beber y otras cosas que no pueden en las casas de migrantes”. 

Flores, resaltó que a pesar de la tendencia de migrantes que caen en adicciones, existen casos en donde los migrantes piden dinero por diferentes circunstancias y emergencias, por lo cual llamó a la comunidad a canalizar a las personas en situación de tránsito a las casas de migrantes que hay en la ciudad, donde les brindan comida digna, vestimenta y calzado, comunicación, refugio personal y espiritual, atención médica, asesoría psicológica, entre otras. 

No hay un registro o padrón de ellos

Ninguna dependencia encargada de las personas vulnerables cuenta con un padrón o registro de las personas que viven en la calle o practican la mendicidad, es muy difícil y estos fenómenos presentan graves variables, se preguntó a la Dirección de Desarrollo Humano y Educación del Municipio, al DIF Municipal, DIF Estatal y Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM)y nadie contaba con registros.

El pasado 23 de abril, al comenzar la conciencia colectiva de la pandemia, autoridades municipales realizaron un recorrido por la avenida Pacheco y 20 de Noviembre, Carranza y 20 de Noviembre, Niños Heroés y Tecnológico, División del Norte y Tecnológico, Zaragoza y Tecnológico, Pascual Orozco y Tecnológico, en Zaragoza y Vallarta, avenida América y Universidad, Niños Héroes y Universidad, Independencia y Paseo Bolívar, y Ocampo y Paseo Bolívar.

Durante estos recorridos se logró ubicar a adultos mayores pidiendo dinero, otros vendiendo periódicos y dulces a los cuales se les pidió que regresaran a sus hogares, no sin antes ofrecerles apoyo de los programas sociales de DIF Estatal, informó la dependencia, y la DSPM informó que durante este año 83 hombres y 29 mujeres, 112 personas en total, han sido atendidos para que no se expongan a las bajas temperaturas de la noche.

Si lo pensamos con detenimiento, ellos desde hace mucho comenzaron el distanciamiento social, a pesar de andar entre nosotros, pues rara vez reciben un abrazo, en apretón de manos, en beso en la mejilla… no existe un programa social para la rehabilitación de su salud mental ni la superación de sus adicciones, vivirán entre la gente y se notará su ausencia hasta que alguien les eche de menos, claro, sin la certeza de saber dónde se encuentran.

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