Estado

Especial: Ponen en riesgo tesoros arquitectónicos

Durante la restauración del patrimonio histórico, entre el que destaca la Catedral, participan sólo arquitectos y se omite la intervención de los ingenieros civiles

El Diario

domingo, 19 mayo 2019 | 06:00

Chihuahua— Un preocupante fenómeno se ha ido desarrollando en los últimos años sobre el patrimonio histórico de los chihuahuenses es la piqueta de la modernidad, herencia réproba de la Piqueta de la Reforma del siglo pasado que destruyó casi la totalidad del tesoro arquitectónico construido durante la Colonia, que se perdió irremediablemente.

Toca el turno a la Catedral de Chihuahua, considerada una joya del arte barroco de primer orden en el mundo, histórico edificio que ha venido sufriendo alteraciones irresponsables, modificando su fisonomía original, pese a las leyes mexicanas que lo prohíben. 

En los años treinta se realizaron obras de remozamiento a la parroquia de San Francisco y Nuestra Señora de la Regla, que se consagró como Catedral en 1891, cuando se creó el obispado de Chihuahua y se dedicó a la Santa Cruz, alterando sus características originales como la instalación del altar principal traído de Europa y construido de mármol de Carrara.

La linterna (torre pequeña con ventanas, normalmente circular) fue tapiada y los interiores de la cúpula recubiertos con hoja de oro; esta alteración de la linterna afectó el óculo (ventana circular pequeña), diseñado para que su forma de anillo de compresiones desvíe las cargas verticales hacia el interior de la cúpula. 

Además se agregó un candil que pendía de la linterna para sustituir el haz de luz que penetraba del exterior por las ventanas de la misma, construido de plata pura; luego se desmontó para instalar uno nuevo de cristal cortado y ornamentación delicada. 

Este candil fue desmontado en octubre de 2016, durante los trabajos de ampliación del altar principal y probablemente se afectó la base de sustento de la cruz que se encuentra colapsada en la parte superior de la linterna y que actualmente se pretende restaurar.

Una situación de alto riesgo se presenta en los pararrayos instalados tanto en la cruz colisionada como en las linternillas de las dos torres de la fachada principal, los cuales muestran daños severos y representan un grave peligro que pudiera traer consecuencias tanto al edificio como a la población cercana al perímetro del mismo.

Me refiero al hecho de que el pararrayos de varias puntas de la torre oriental se encuentra colapsado y en posición horizontal, en lugar de estar en su posición normal que sería vertical; al parecer nadie lo ha notado. 

Otra situación de gran peligro es que no se observan los cables terminales que deben bajar hasta el piso y conectados a varillas copperweld de tres metros de longitud en un foso de tierra relleno de sal mineral y carbón mineral, además de un sistema de tierras periférico en derredor del edificio con cuando menos cuatro fosos de tierra física y allí aterrizar las bajadas de los pararrayos con un cable no menor de treinta  milímetros de espesor, desnudo y rígido o cable afín fabricado exprofeso.

Baste decir que si llegase a ocurrir una descarga eléctrica de gran magnitud sobre cualquiera de los pararrayos de catedral, este podría derivarse como centella por diferentes direcciones hacia tierra aparte de que el edificio entero recibiría una descarga parcial; un especialista en estos casos podría comprobar tal posibilidad extrema.    

Ha sido común en Chihuahua que quienes participan en la restauración del patrimonio histórico sean únicamente arquitectos, omitiendo la participación de los ingenieros civiles, como es el caso de la restauración de las Quintas Carolinas y el Templo de San Francisco.

En este último lugar en las alteraciones en la capilla de San Antonio fue destruido el altar construido en los años cuarentas y sustituido por otro de madera elaborado en Oaxaca, de una calidad que deja mucho que desear sin considerar que disposiciones desde la Colonia ordenaban construir altares a base de piedra o mampostería que perduran más tiempo y para evitar incendios; nadie se opuso. 

También se removió del atrio de San Francisco la última estela de la ruta de Hidalgo y se reinstaló en la Plaza Zaragoza y nadie hizo nada.

El Palacio de Gobierno durante la administración de Patricio Martínez sufrió la remoción de la argamasa y dejaron descubierta la piedra bruta con rajueleado, ignorando que el diseño original era precisamente enmezclado y no paredes aparentes de castillo medieval y tampoco nadie intervino. 

Las consecuencias son que los murales pueden colisionar porque no tienen sustento en la base.

Las anteriores apreciaciones podrían calificarse de exageradas y demencia senil, sin embargo, para sustentar tales afirmaciones recurro a fuentes fidedignas de especialistas que corroboran la preocupación de que se pudiera ocasionar un daño irreparable al edificio de la Catedral si continúan realizándose trabajos de restauración sin los debidos estudios previos.

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