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Estado

Encabeza obispo de la Tarahumara misa en la Basílica de Guadalupe

La celebración eucarística fue el cierre de una peregrinación que llevó a cabo la diócesis

Manuel Quezada
El Diario de Chihuahua

martes, 26 julio 2022 | 10:36

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Ciudad de México.- Durante la homilía en el Santuario de Guadalupe en la Ciudad de México, el obispo de la Tarahumara, Juan Manuel González, dijo que hoy vive México una guerra contra las fuerzas del mal que tratan de destruir el don más preciado que es la vida.

“Ante esto nos revelamos y decimos: ¡Este no es el México que queremos! ¡Ésta no es la Nación que la Virgen de Guadalupe quiere para sus hijos!”, dijo.

La celebración eucarística la concelebro durante la peregrinación al Santuario de la Virgen de Guadalupe de la Diócesis de la Tarahumara realizada ayer.

Parte de la intervención que tuvo el obispo, se comparte a continuación:

La denuncia apostólica que hizo el obispo de la Tarahumara patio del señalamiento de que, hoy al igual que en 1532 estamos enfrentando una guerra contra las fuerzas del mal  que tratan de destruir el don más preciado, como es el regalo de la vida.

La historia nos habla de la ambición de la conquista, del sometimiento de los más débiles, la muerte de tantos inocentes que se revelaban. Hoy a casi 500 años, también sigue la ambición de un sistema neoliberal que trata de imponerse por la fuerza para conquista económicamente a la nación, haciéndonos creer que en los bienes materiales está la auténtica felicidad. Hoy siguen muriendo muchos inocentes no solo en manos del covid, sino también en los lugares donde se práctica el aborto y la eutanasia.

Hoy México, sigue muriendo poco a poco, por la falta de oportunidades de tanta gente que se conforma con la dádiva de un programa asistencial, sin compromiso, sin sueño para el futuro, sin ganas de superación, sin compromiso; hoy la sociedad entera estamos sufriendo la lacra de la extorsión, el derecho de piso, el no poder circular libremente en muchos lugares por nuestras calles y carreteras, y no sólo en las noches, sino a cualquier hora; hoy nos duelen tantos feminicidios, tantos hermanos migrantes, sin techo ni hogar; hoy sufrimos todos los días la terrible noticia de alguna o algunas personas levantadas, secuestradas o asesinadas.

Y ante esto nos revelamos y decimos: ¡Este no es el México que queremos! ¡Ésta no es la Nación que la Virgen de Guadalupe quiere para sus hijos!

Por eso venimos en este día,  a suplicarle que, así como vino hace 500 años, nuevamente toque nuestras tierras mexicanas, ponga en sus Manos amorosas nuestros corazones para que se conviertan al Dios por quien se vive. Venga a ayudarnos a realizar un cambio de estructuras que den solidez y tranquilidad a nuestra vida, a la vida de cada uno de los que habitamos este país.

En Tarahumara, después de tantos años de marginación y olvido, deseamos, exigimos ser escuchados, ya basta de tanta pobreza, de tanta injusticia, de tanta muerte. Queremos ser un pueblo respetado, con las mismas oportunidades para llevar y tener una vida digna. Necesitamos y queremos seguridad, al igual que todo el país; necesitamos y queremos que se haga valer el estado de derecho ante una sociedad enferma y descompuesta,

La sangre derramada de tantos hermanos nuestros, entre ellos, el P. Gallo, el P. Joaquín, Pedro, Paúl y la  Dra Massiel, lo reclama; no queremos que su muerte haya sido en vano, no queremos que su memoria se pierda en el olvido. Ciertamente queremos aprender de los errores del pasado, pero también queremos que su sacrificio no se pierda en el anonimato y la esterilidad.

Todos tenemos derecho a una vida mejor, por eso es importante que dejemos que nuevamente se realice el Milagro de Guadalupe, creyéndole a San Juan Diego representado en toda la gente de los pueblos originarios, haciéndole caso a las Rosas que se despliegan del ayate y que son las Rosas que ahora se manifiestan en los signos de vida que aparecen en el corazón de cada hombre y mujer que lucha cada día para llevar el sustento a su hogar, en cada trabajador que honradamente cumple con sus deberes diarios, en cada ciudadano que se preocupa y cuida el medio ambiente, en cada cristiano que desde su fe se preocupa todos los días por cumplir la voluntad de Dios.

Hagamos caso a la nueva imagen de Guadalupe, que se plasma en el corazón de cada uno de los que creemos que es posible hacer un México mejor, si nos comprometemos y nos esforzamos por crear y hacer una cultura de la vida, desde la familia con una educación y formación en los valores cristianos, creando ambientes de seguridad y de salud en los hijos, siendo honestos trabajadores en nuestras obligaciones diarias; preocupándonos, todos los días, por el hermano necesitado, especialmente aquel que no tiene las oportunidades que nosotros tenemos.

Exigiendo por derecho a nuestras autoridades legítimas, autoridades que elegimos nosotros mismos, que cumplan su trabajo, que no es otra cosa que hacer cumplir la ley, el Estado de derecho, creando estrategias que nos den seguridad y tranquilidad para poder vivir con dignidad.

Que María Santísima nos bendiga hoy en este día, para poder regresar con nuevos ánimos, con las ganas de seguir proclamando que Dios está con nosotros y que no estamos huérfanos, sino que hay una Madre amorosa y tierna que nos quiere y nos cuida en todo momento.

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