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Estado

‘El Neto’ y ‘El Chueco’, coincidencias de una misma generación

Sus historias representan la ‘penetración’ de las actividades delictivas en la vida de los chihuahuenses, señala sociólogo

Sandra Rodríguez / El Diario de Juárez

jueves, 23 marzo 2023 | 11:43

Staff / El Diario de Juárez | El Neto y El Chueco Associated Press | La violencia cimbró en la sierra con ‘El Chueco’

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Ciudad Juárez.— Fueron de los más buscados y generaron los hechos de violencia de mayor impacto en Chihuahua en el último año. Uno desde el interior del penal de Ciudad Juárez y otro en la Sierra Tarahumara, comandaron redes de delincuencia organizada en una de las entidades con mayor cantidad de asesinatos en México. Todo, en vidas de poco más de tres décadas concluidas a balazos este 2023.

Son Ernesto Piñón de la Cruz, alias “El Neto”, asesinado en un operativo policiaco en esta ciudad el pasado 5 de enero, cuando tenía 33 años, y José Noriel Portillo Gil, “El Chueco”, de 30, presuntamente ejecutado en el estado de Sinaloa, como informó ayer la Fiscalía General del Estado (FGE).

El primero cobró notoriedad nacional el día de Año Nuevo al encabezar la fuga de reos más sangrienta en la historia del Centro de Reinserción Social número 3 (ubicado en esta frontera) y que dejó 10 custodios muertos. Al segundo, las autoridades le atribuyeron en junio pasado los asesinatos de un guía de turistas y de dos jesuitas, crímenes que motivaron la condena incluso del Papa Francisco.

De acuerdo con el sociólogo Salvador Salazar, ambos casos representan la “penetración” en la vida de los jóvenes del historial de distintas violencias que se han registrado por décadas en la región.

“No podemos caer en una lectura simple de pensar que esto se ha convertido en casos aislados, que son personajes con alguna patología o que simplemente al eliminarlos se resuelve la problemática. Como bien señalaban los sacerdotes jesuitas, esto se ha vivido de años, de pérdida de presencia del Estado, de diversas violencias en la Sierra”, dijo Salazar, investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ).

Estas actividades delictivas, agregó, han escalado y se “han venido entretejiendo a lo largo de años y han trastocado de manera fuerte el sensor, las percepción de cómo los individuos vemos la vida, las relaciones con los demás y no puede reducirse a un individuo”, agregó el autor de textos como “Violencias y precarización. Experiencias en torno a relatos biográficos juveniles”.

Crímenes desde el Cereso

Ernesto Piñón de la Cruz estaba a días de cumplir los 20 años cuando su nombre apareció en los medios de comunicación locales como uno de los acusados de pertenecer a una banda de secuestradores a la que se le atribuyeron al menos 17 víctimas y que aún seguía prófugo.

Era marzo de 2009 y en Ciudad Juárez se libraba la mayor ola de violencia de la que hubiera registro y que fue atribuida a la disputa de esta frontera por parte de los grupos del crimen organizado. En ese entorno, “El Neto” y otros jóvenes comandados por Eduardo Soto Rodríguez, alias “El Lalo” (entonces de 18 años), plagiaron incluso al gerente de una maquiladora, mutilaban y torturaban a sus víctimas.

De acuerdo con el archivo periodístico, Piñón de la Cruz fue arrestado en octubre de 2009, y el 7 de diciembre de 2010 fue parte de un aparatoso intento de fuga en el que un convoy de hombres armados atacó el vehículo de la Policía Procesal en el que él y otros reos eran trasladados al Cereso luego de una audiencia judicial. Fue entonces que resultó herido en un ojo.

Su relación con la pandilla de los Mexicles –que en la disputa por el territorio entre 2008 y 2012 operó como brazo armado del Cártel de Sinaloa, de acuerdo con reportes oficiales– data de años posteriores, cuando “El Lalo” (su antiguo compañero de secuestros) fue identificado como uno de los nuevos líderes.

“Desde hace 10 años ya eran señalados como quienes desde el Cereso estatal 3 ordenan delitos que se cometen en el exterior de la penitenciaría”, indicó este medio en noviembre de 2019, luego de que este grupo criminal fue relacionado con una jornada de asesinatos y de incendio de vehículos en la ciudad presuntamente generada para evitar el traslado del “Lalo” a otro reclusorio.

La estrategia habría sido replicada por el grupo criminal el 11 de agosto de 2022, cuando en esta ciudad se registró una serie de ataques indiscriminados contra la población civil que dejó nueve víctimas y que, se documentó entonces, fue ordenada desde el interior del Cereso de esta frontera, donde en esa ocasión se buscaba evitar el traslado del “Neto”. 

El objetivo de que éste evadiera por completo la prisión se cumplió el pasado 1 de enero, cuando encabezó una violenta fuga que puso en la calle a otros 29 reos y provocó la muerte de 10 custodios.

Un día después, el Gobierno federal informó que los Mexicles eran “afines al Cártel de Caborca”, organización criminal que fue vinculada con la operación del narcotraficante sinaloense Rafael Caro Quintero.

En los primeros minutos del 5 de enero, finalmente, “El Neto” cayó abatido en un operativo que, de acuerdo con la versión oficial, contó con la participación de más de 200 elementos de diversas corporaciones luego de que fue ubicado en una vivienda de la colonia Aztecas, donde hubo un intercambio de disparos y persecución de vehículos hasta que la camioneta en la que circulaba terminó impactada contra un poste del perimetral Carlos Amaya, casi esquina con la calle Cartagena. 

“En ese lugar disparó en contra de las fuerzas del orden, resultando herido de gravedad y falleciendo posteriormente cuando era trasladado a las instalaciones de la Fiscalía de Distrito Zona Norte”, indicó el comunicado del Gobierno estatal.

La ficha difundida por la Secretaría de Seguridad Pública Estatal indica que nació el 6 de abril de 1989, que dejó el bachillerato incompleto y que reportó domicilio en la colonia Josefa Ortiz de Domínguez, en la zona Centro de esta frontera.

Impunidad en la Sierra

Como Ernesto Piñón de la Cruz, “El Chueco” tenía ya un amplio historial delictivo en el estado antes de saltar a las noticias nacionales como el probable responsable de los asesinatos de los dos sacerdotes jesuitas Joaquín Mora y Javier Campos, así como del guía de turistas Pedro Palma, registrados el 20 de junio en la comunidad de Cerocahui.

La versión oficial indica que, antes de este triple crimen, Portillo Gil quemó también la casa de los hermanos Paul y Armando B. en un hecho presuntamente relacionado con “un juego de beisbol en el que participó un equipo patrocinado por ‘El Chueco’ y tras haber sido derrotado, se generó una disputa con el otro equipo en el que contendían los hermanos”, como indicó entonces la FGE.

“Horas más tarde, se suscitó el otro evento que tuvo lugar en un hotel del mencionado poblado, donde, según algunos testigos, Pedro P., conocido guía de turistas, interactuó con ‘El Chueco’ y posteriormente fue privado de la libertad”, agregó la versión oficial.

“El hombre privado de la libertad se escapó y llegó policontundido al templo del pueblo, donde fue auxiliado por los religiosos, quienes también, lamentablemente, fueron privados de la vida por proyectil de arma de fuego y cuyos cuerpos, junto con el del guía, se llevó el agresor”, agregó el texto del Ministerio Público del Estado.

No fue el primer crimen del ‘Chueco’ cuyo impacto cruzaba las fronteras del país. En noviembre de 2018, el mismo fue señalado como autor del secuestro y asesinato del ciudadano estadunidense Patrick Braxton-Andrew, reportado como desaparecido desde octubre de ese año.

“Le ofrecí a él (el padre de la víctima) y a su hermosa familia, no sólo que encontraremos el cuerpo de Patrick, sino que haremos justicia y daremos castigo ejemplar a este delincuente y su gavilla, a quienes paradójicamente, al actuar con esa cobardía ponen fin a su influencia y control de esa zona, bajo el Cártel de Sinaloa”, declaró entonces el gobernador Javier Corral, de acuerdo con el reporte de este medio.

La impunidad, sin embargo, se mantuvo y todavía en abril de 2022, según información de la FGE, dos intervenciones para ubicarlo en Urique –y que contaron con el apoyo de la Secretaría de Marina– terminaron con el aseguramiento de un arsenal y la liberación de una víctima de secuestro, pero sin la captura del prófugo al que se le atribuía comandar en la región las actividades para el Cártel de Sinaloa.

“Dichos operativos se efectuaron dentro de las labores de búsqueda para capturar a uno de los principales generadores de violencia en esa zona, en donde, de acuerdo con los análisis, se ha documentado la presencia de él, así como la movilización de personas que bajo su mando llevan a cabo hechos ilícitos”, indicó la FGE el 28 de abril.

Reportes periodísticos indicaron que esta organización en Urique tendría relación con Pedro Díaz, hermano de quien fue alcaldesa de ese municipio entre 2018 y 2021.

En febrero pasado, en ese municipio fueron detenidos por posesión de drogas el comandante de la Policía municipal y un jefe de grupo de la corporación, ambos a cargo del titular de la corporación, Samuel Acosta.

“Samuel Acosta asumió el cargo desde la administración de la alcaldesa panista Mayra de Jesús Díaz Gutiérrez (2018-2021) y no acreditó el examen confianza en 2019. Aun así continúa al frente de la corporación, incluso con la llegada de una nueva administración”, indicó este medio el pasado 17 de febrero.

“Se les señala de colaborar con el líder criminal, José Noriel Portillo Gil, alias ‘El Chueco’, en el tráfico de enervantes”, agregó el texto sobre los policías detenidos.

La muerte del “Chueco” fue reportada ayer por la FGE.

De los más buscados…

Ambos generaron hechos de violencia de mayor impacto en Chihuahua en el último año

En Juárez

Ernesto Piñón de la Cruz, alias ‘El Neto’

•A los 20 años fue acusado de pertenecer a una banda de secuestradores a la que se le atribuyeron al menos 17 víctimas

•Ya en prisión, era señalado por ordenar delitos desde el interior del penal

•Encabezó la fuga de reos más sangrienta en la historia del Cereso 3, con 10 custodios muertos

•Fue asesinado en un operativo policiaco en esta ciudad el pasado 5 de enero

•Tenía 33 años

En la sierra

José Noriel Portillo Gil, ‘El Chueco’

•Tenía un amplio historial delictivo en el estado relacionado con el crimen organizado 

•En noviembre de 2018, fue señalado como autor del secuestro y asesinato del ciudadano estadunidense Patrick Braxton-Andrew 

•En junio pasado se le atribuyó el crimen de un guía de turistas y dos sacerdotes jesuitas 

•Ejecutado en el estado de Sinaloa

•Tenía 30 años 

Destacó EU impunidad en casos

La impunidad alrededor del asesinato de dos sacerdotes jesuitas y de un guía de turistas en el municipio de Urique en junio de 2022 –y que fue atribuido a José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”– fue advertida por el Departamento de Estado norteamericano en un informe difundido apenas el pasado lunes.

“Las autoridades arrestaron a 17 personas ligadas a los asesinatos pero hasta octubre pasado no habían arrestado a los individuos que supuestamente ordenaron los asesinatos”, indicó el apartado sobre México del reporte mundial sobre prácticas de derechos humanos elaborado por la citada agencia estadounidense.

El cadáver de un individuo cuya hermana identificó como el de Portillo Gil fue encontrado el pasado martes en el municipio de Choix, Sinaloa, informó ayer la Fiscalía General del Estado de Chihuahua (FGE).

Los crímenes de los sacerdotes Joaquín Mora y Javier Campos, así como del guía de turistas Pedro Palma –registrados el pasado 20 de junio en la comunidad de Cerocahui, en el municipio de Urique– aparecen mencionados en dos ocasiones en el reporte norteamericano, que también señala que “funcionarios de Gobierno afirmaron que el acoso de los sacerdotes católicos y de pastores evangélicos refleja altos niveles de violencia generalizada a lo largo del país y no ataques dirigidos basados en la fe religiosa”.

El documento cita también la fuga de reos del Centro de Reinserción Social de Ciudad Juárez el pasado 1 de enero como parte de las condiciones en los reclusorios.

“Según los informes, los grupos criminales continuaron supervisando las actividades ilícitas desde dentro de los muros penitenciarios, y los miembros rivales de los cárteles de la droga a menudo peleaban en prisión”, dice el texto.

“Un enfrentamiento en agosto entre grupos de cárteles en Ciudad Juárez resultó en la muerte de dos prisioneros y 20 heridos. El enfrentamiento se extendió a la ciudad, matando a nueve civiles”, agrega.

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