Estado

Desaparecida en 2010

¿Dónde está Pamela Portillo?

Grabaciones de militares dicen que el cuerpo estaría en el cerro Coronel; después que un hijo se ausenta ya no se vive, se sobrevive: madre

Salud Ochoa
El Diario de Chihuahua

sábado, 15 febrero 2020 | 10:36

Chihuahua— Pamela Leticia Portillo Hernández tenía 22 años cuando desapareció el 25 de julio de 2010. Este sábado 15 de febrero cumple 31 años de edad y lo hará lejos de su familia, como lo ha estado desde esa madrugada de domingo cuando fue privada de la libertad y posteriormente desaparecida. Hasta hoy no hay rastro de su paradero pero tampoco indicios de que la Comisión Estatal de Búsqueda haya hecho algo para encontrarla.

Pamela forma parte de las 3 mil 358 personas que desaparecieron en el 2010 y de las 165 que aún permanecen en el mismo estatus tan solo de ese año, según información de la Dirección de Estadística Criminal obtenida a través de la unidad de transparencia mediante oficio FGE-5C-5.2/2/0114/2020.

Dicho documento establece que en el lapso de 2006 a 2019 desaparecieron 30 mil 850 personas y de ellas, 2 mil 910 aún siguen desaparecidas. Pamela, quien además de trabajar estudiaba en el CBTIS los fines de semana, queda hasta el momento como parte de esa estadística.

Sin embargo, la joven que al momento de su desaparición contaba con 22 años, forma parte también de las víctimas que no han sido buscadas por la Comisión Estatal de Búsqueda –CEB- ya que, de acuerdo con declaraciones de su madre Lourdes Hernández, en el estado ya no hay siquiera revisión del expediente y la citada CEB argumenta que no cuenta con recursos para buscarla.

“En el 2019 se la pasaron diciéndonos que no hay recursos para la búsqueda pero resulta que tenían 7 millones de pesos y como no los supieron utilizar tuvieron que regresarlos. Así se nos informó hace unos días. Sentí mucha impotencia porque no han hecho los rastreos por supuesta falta de dinero y resulta que sí había”, señala Lourdes con la angustia, el dolor, la frustración y el coraje acumulados durante estos años de ausencia forzada.

Y es que el caso de Pamela está registrado en la Fiscalía General de la República como desaparición forzada y según Lourdes, la agente del Ministerio Público de dicha dependencia le informó que la CEB le había reportado un rastreo en los cerros coronel y grande de la ciudad de Chihuahua, mismo que nunca se llevó a cabo.

“La MP de México me dijo que le había reportado el rastreo en estos dos cerros pero los de aquí me dicen que ni siquiera estaba programado. Creen que uno se va a quedar con lo que dicen ellos y además le mienten a la oficina de México”, indica Lourdes.

Aunado a lo anterior, hay elementos que la madre de la víctima ha aportado a la autoridad pero esta ha hecho caso omiso de ellos, como es un audio enviado por un elemento militar a la familia donde se asegura que el cuerpo de Pamela está en el cerro Coronel.

“Ese militar le mandó una grabación a mi hermana y la llevé a la Fiscalía General de la República –FGR-  pero no han hecho nada. Ni rastreos ni nada. Yo a veces me voy al cerro sola a buscarla pero los policías dicen que no puedo subir muy arriba. Sé que es riesgoso pero hay que buscar”.

Lourdes dice que la búsqueda de su hija es lo único que la mantiene en pie y lo que la hace seguir respirando la esperanza de encontrarla con vida. Una esperanza que se niega a morir aunque todos los días la maldad insista en ello. Todo este tiempo ha sido muy difícil, asegura, porque no hay un solo día en el que no la recuerde y cada hora de los 1,635 días que han pasado desde la última vez que habló con ella por teléfono es como estar muriendo a cuentagotas.

“Tengo la esperanza de encontrarla por eso no dejo de publicar en redes sociales, por eso no dejo de buscar”, dice y hace hincapié en que los militares deben de tener información respecto a su hija ya que, junto con ella, también desapareció un soldado.

“Yo llevé a la FGR los nombres de los soldados que estuvieron allí pero no hacen nada, nada los mueve. Uno se apellida Solorio y el otro Tobón pero a todos los enviaron lejos del estado y no nos quieren decir a dónde”.

Además de los miembros de la milicia, Lourdes dice que un policía de la extinta CIPOL también podría aportar información valiosa pero, tampoco ha sido llamado a rendir cuentas.

“El policía se apellida Pérez Flores y cuando mi hija desapareció era CIPOL, después se hizo escolta de Duarte. Pedí que lo investigaran pero nada pasó. Yo le he dicho al gobernador Corral que quiero una audiencia con él porque casi creo que Pérez Flores sigue siendo escolta pero no tengo respuesta”.

Con lágrimas que ha aprendido a guardar pero que de pronto le ahogan la voz, Lourdes dice que “vivir la desaparición de tu hija es muy pesado, no saber dónde está, si come, si duerme, si vive, no saber nada….es muy difícil. A veces si estoy contenta me siento culpable porque cómo puedo estar así si ella a lo mejor está mal, si voy a hacer algo pienso si ella estará bien, cuando como me pregunto si ella tiene hambre…es muy difícil”, insiste.

¿Cómo se vive con algo así? “no se vive, se sobrevive, haces lo que tienes que hacer pero ya no es lo mismo. Hace casi nueve años que Pamela no está y es como si yo me hubiera ido con ella. Este mes es especialmente difícil porque el 11 de febrero es día de mi santo, el 14 el día del amor y el 15 su cumpleaños. Siempre nos reuníamos, comprábamos pastel o lo que ella quisiera para celebrar, salíamos a pasear, siempre fue la chiple…” las palabras casi mueren y Lourdes solo alcanza a decir “era mi única hija y ahora no está”.

La orfandad inversa y forzada le ha dado fuerza a Lourdes por eso, asegura, no hay miedo a nada ni a nadie a pesar de las palabras, las amenazas directas o veladas, de las balas y los señalamientos porque “cuando pierdes a un hijo así, de esta forma, pierdes el miedo a todo, el único temor que tengo es morirme sin verla de nuevo, sin saber dónde está”.

El dolor de la ausencia ataca continuamente, Lourdes lo enfrenta y vuelve a dar la batalla como guerrera al fin y al cabo. “He visto mamás que se mueren con la duda y la incertidumbre de no saber de sus hijos, ojalá dios me diga dónde está Pamela antes de irme. Ese es el único miedo, por lo demás ya no le tengo miedo a nada ni a nadie”.

CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS

Eran las dos de la tarde del sábado 24 de julio del 2010 cuando Pamela Leticia Portillo Hernández terminó su horario laboral en una empresa del centro de la ciudad donde apenas tenía un mes trabajando. De acuerdo con información proporcionada por su madre, Pamela trabajaba de lunes a viernes en el turno matutino y estudiaba los sábados en el CBTIS 158.  “Primero trabajaba en una papelería pero ella quería comprar una casa de Infonavit y para eso tenía que encontrar un trabajo”.

Ese día Pamela decidió acudir con sus amigas al rodeo de la feria de Santa Rita, “se anduvo con ellas y yo le estuve llamando cada determinado tiempo. Como a las 8 de la noche me dijo que estaba bien, aún andaba con las amigas, siempre me dijo que estaba bien, todavía la última llamada que le hice fue a las 11:30 de la noche y me dijo que iban a entrar a un lugar llamado “Cantabar” y que como a la una se iba a la casa. Decidí dejarla en paz un rato. A las 2 de la mañana mi hermana me habló para decirme que Pamela le habló para decir que ya iba por sus hijas pero no había llegado. Ella no era de salir mucho pero cuando salía siempre llegaba temprano”.

Lourdes marcó al celular de su hija y éste la envío al buzón. Decidieron darle un poco más de tiempo. A las 3:00 de la mañana en punto le volvió a marcar y el teléfono ya estaba apagado. Su hermana confirmó que Pamela no había llegado aún. “Me salí a buscarla al departamento que ella tenía a un lado de la casa de mi mamá y no la encontré; fui a buscarla al antro donde me dijo que andaba  sin resultados, volví a casa de mi hermana, al departamento y nada”.

A las seis de la mañana el auto de Pamela fue encontrado abierto, con las luces encendidas y sin llaves en el cruce de la avenida Pacheco y J.J. Calvo. Sus pertenencias estaban allí solo faltaban ella y su credencial de elector. La familia llamó al 060 para dar aviso pero la policía tardó una hora en llegar y cuando lo hicieron les dijeron que se llevaran el vehículo y que fueran a reportarla como desparecida.

“Me fui a la fiscalía y tuve que esperar hasta las 8:00 que entrara la guardia para hacer el reporte. Estando allí me llamó mi hermana para decirme que el lugar estaba lleno de militares y que les dijeron que a Pamela la secuestraron junto con un militar”.

Los militares acudieron a la Fiscalía a interponer la denuncia por la desaparición del compañero y allí le informaron que un comando se los había llevado a ambos. El auto de Pamela fue recogido para realizar el peritaje correspondiente. En octubre de ese mismo año alguien le dijo a su madre que la joven ya estaba muerta sin embargo, hasta la fecha la familia no ha tenido ninguna prueba de ello.

En este tiempo la autoridad investigadora ni comisión de búsqueda no han dado resultados. No ha sucedido nada excepto los problemas que la madre de la víctima ha enfrentado y que van desde la pérdida de un empleo hasta las amenazas en su contra. La Organización de las Naciones Unidas ya aceptó el caso de Pamela como desaparición forzada, Lourdes mientras tanto, sigue esperando que su hija regrese.

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