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Del sueño a la pesadilla

En entrevista para El Diario, Carlos y Enrique contaron su experiencia al estar por más de dos meses secuestrados en El Escalón

Alejandra Sánchez
El Diario

domingo, 18 diciembre 2022 | 07:29

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Chihuahua.— Una pesadilla, así es como recuerdan Carlos y Enrique (nombres ficticios por cuestiones de seguridad) todo lo que vivieron al ser víctimas de secuestro en El Escalón, una localidad situada en el municipio de Jiménez. 

Todo transcurría de manera normal, su intención era intentar cruzar a Estados Unidos y mejorar su calidad de vida, sin embargo, los planes cambiaron cuando unas personas detuvieron el autobús de la línea Chihuahuenses y se los llevaron a la fuerza.  

“Nosotros somos de Guatemala; salimos de nuestro país debido a la situación económica que vivimos y por la escasez de trabajo… Primero llegamos a Ciudad Hidalgo, de ahí nos venimos para el DF, luego nos trasladamos para acá en los camiones Chihuahuenses y ahí sufrimos un atentado, nos llevaron y estuvimos como dos meses secuestrados”, expresó uno de ellos. 

Según lo que contaron estos hombres las víctimas eran niñas, niños, adolescentes, hombres y mujeres; algunos migrantes y otros originarios de México. 

“Nosotros caímos el mismo día, a nosotros nos bajaron el 3 de octubre y pues no teníamos comunicación con nuestra familia; nuestra familia no sabía nada de nosotros y los secuestradores querían que les pagaran una ‘multa de piso’, así le llaman ellos. Eso para que nosotros pudiéramos pasar. Lo que queríamos era poder comunicarnos con nuestra familia para que pagaran ese dinero porque en realidad, no sabíamos lo que nos iba a pasar porque o pagábamos el dinero o nos iban a matar”, dijo Enrique. 

Asimismo, Carlos recordó que algunas de las personas que estaban secuestradas se arriesgaron y salieron huyendo.

“Nos llevaban al desierto y nos tenían ahí cuando pasaban los ‘guachos’ (así les dicen ellos); entonces por eso nos sacaban al desierto a todas horas y así fue nuestra vida hasta que gracias a Dios y a la Policía ministerial hace como 15 días nos lograron liberar para salir de ese tormento en que uno vive porque ahí no sabe lo que a uno le puede pasar”. 

Tras el rescate, la autoridad se encargó de trasladarlos hasta la capital y de acuerdo con el testimonio de estos dos hombres, la Policía se encargó de alimentarlos y brindarles agua. 

Al cuestionarles cómo fue su liberación, Carlos y Enrique dijeron que las personas que los tenían privados de la libertad no esperaban que alguien fuera a salvarlos. 

“Ellos pensaron que eran los contrarios, porque llegaron en un auto particular, entonces ellos lograron defenderse y sí hubo algunos disparos y salieron huyendo porque sólo eran cuatro”. 

Durante esos días, ellos no se alimentaron bien ya que la comida que les daban no era la suficiente. 

“Ellos no tienen corazón de decir “coman más”, pero sí, uno vive con ese trauma de qué le puede pasar a uno con el tiempo y si las autoridades no nos hubieran rescatado quién sabe qué hubiera sido de nosotros o si estuviéramos vivos”. 

Carlos busca el bienestar para sus hijos

“Yo me vine porque quiero que mis hijos vivan mejor y no quiero que ellos batallen igual que yo, allá la situación económica está muy dura y uno pues sueña con lograr hacer algo, uno tiene anhelos de tener su casa, su terreno, por eso uno se viene a emigrar a otros países e intentar lograr sus objetivos. Yo sé que Dios es tan grande y que no lo deja solo a uno”, dijo Carlos con nostalgia al recordar a sus dos pequeños de 4 años y una bebé recién nacida. 

“A la mamá la dejé en gestación; no la conozco, no he visto a mi hija, sólo sé que tiene dos meses”. 

Los planes para él actualmente son seguir trabajando y lograr su objetivo que es llegar a Estados Unidos. 

“Esta es la cuarta vez que voy a intentar cruzar a los Estados Unidos, he corrido con la mala suerte de que no lo he logrado porque uno cae en los retenes de migración o lo agarra a uno la Guardia ya intentando cruzar o lo agarran a uno del otro lado; a mí me han agarrado sólo de este lado y no he logrado mi objetivo de cruzar aunque sea el muro, porque siempre he caído en manos de los policías en México”, cuenta Carlos entre risas. 

Al preguntarle cómo ha sido el trato de los chihuahuenses hacia él, Carlos dijo que las personas, afortunadamente, lo han tratado muy bien. 

“La gente ha sido muy bonita; entre todo lo malo, siempre hay algo bueno, siempre he dicho que en este mundo puede haber muchas cosas malas pero puede haber muchas personas que le ayudan a uno, tanto materialmente como humanamente, porque uno a veces necesita eso. Aunque hay mucha gente que tiene malas perspectivas de los migrantes y no todos somos malos”. 

Aunque a este hombre sí le gustaría quedarse en México, dijo que lo ve bastante difícil ya que es muy complicado ganar y mandar el dinero suficiente. 

“El otro día mandé mil pesos y de esos, se volvieron 350 quetzales de mi país y pues no alcanza para cubrir los gastos”.

‘Regresar a mi país no es una opción’ 

Enrique señala que regresar a su país no es una opción puesto que su meta es cruzar “al otro lado”. 

“Me quedé aquí un tiempo porque quería rehabilitarme psicológicamente, porque como nos tenían encerrados y amenazados todos los días, yo sentía que no tenía la suficiente capacidad de poder decir ‘voy a seguir pa’arriba’ y eso es lo que estamos haciendo”. 

‘Los que daban más tristeza eran los niños’

“Los niños es los que nos daban más tristeza porque, aunque estuvieran con sus padres pues sufrían; nos tenían en una bodega como de 10 por 15 metros y en ese lugar había como otras cuatro bodegas. Dormíamos en colchonetas y cuando ya éramos demasiados nos dormíamos en el piso bajo el frío. También dormíamos en el patio porque en la bodega estábamos como cien metidos ahí y en el patio como otros cincuenta o cien”. 

En ese período, hubo también una especie de pandemia ya que todos se enfermaron y había algunos que casi se morían.

“Teníamos gripe y estuve como tres días tirado, me dio gripe, temperatura, dolor de cuerpo y no nos brindaban atención médica; me quejaba y no me ayudaban”. 

Una Navidad sin su familia 

“Sí me duele estar lejos de mi familia y de mi país porque no es lo mismo estar en su país de origen que estar en un país donde no es de uno; pero yo sé que todo este sacrificio tiene su recompensa. Me duele no compartir estas fechas con mis familiares pero en la vida hay que tomar decisiones y hay que seguirlas pese a los riesgos, y pues yo sólo le pido a mi Dios que me los tenga con vida y yo siento que todo el esfuerzo trae su recompensa”, expresó Carlos con lágrimas en los ojos.

De igual manera, Enrique le mandó los mejores deseos a su familia. 

“Sé que ellos oran por nosotros y sé que también hay gente que pide por nosotros, por los migrantes”. 

Al finalizar, Carlos envió un mensaje para aquellas personas que creen que los migrantes son malos: “a quienes piensan que nosotros los migrantes somos malas personas, sólo les digo que en ocasiones juzgamos el libro por su portada y no conocemos el interior de cada persona; pero yo le digo a los amigos mexicanos que entre todo lo malo también venimos personas buenas, de buen corazón que venimos a buscar mejorías para nuestras familias y que si pueden ayudar a alguien lo hagan de corazón, porque Dios es grande y Dios bendice al dador alegre; entonces pues no piensen que todos los que venimos somos malas personas. México es muy grande y tiene buenas personas”. 

En el hallazgo, se rescataron 98 personas y este se dio tras realizar un cateo en un domicilio del poblado anteriormente mencionado y al ser liberados, la FGE dispuso su traslado a las instalaciones del Instituto Estatal de Seguridad Pública de esa ciudad, para resguardarlos con el fin de proveerles un refugio temporal.

Conmemoran la fecha

De acuerdo con las Naciones Unidas, en los últimos años, los conflictos, la inseguridad y los efectos del cambio climático han contribuido en gran medida a los movimientos forzosos dentro de los países o a través de las fronteras. Más de 59 millones personas fueron internamente desplazadas a finales de 2021. 

Independientemente de los motivos que los obligan a irse, los migrantes y las personas desplazadas se encuentran entre los grupos más vulnerables y marginalizados de la sociedad y, con frecuencia, están expuestos al abuso y la explotación.

Por ello, el 4 de diciembre de 2000, la Asamblea General, teniendo en cuenta el gran y creciente número de migrantes en el mundo, proclamó el 18 de diciembre Día Internacional del Migrante (A/RES/55/93). 

Debido a esta conmemoración, Linda Flores, fundadora de la Casa de Migrantes San Agustín pidió solidaridad para quienes están en tránsito. 

“Nosotros esperamos que se siga generando solidaridad para quienes están en tránsito por parte de nuestros gobernantes, de nuestra comunidad y desde luego esperamos que quienes están en tránsito también por los caminos que pasen aporten lo mejor de ellos y que pueda ser una buena relación de un aprendizaje y como dice el papa Francisco: ‘Construyamos hacia un nosotros cada vez más grande’”. 

Asimismo, Linda Flores hizo una invitación a si van a apoyar a estas personas lo hagan desde la responsabilidad. 

“No les den efectivo en los cruceros, más bien hay que apoyar canalizándolos a los espacios donde les puedan brindar ayuda humanitaria y lo necesario para continuar su tránsito y lo que pueden donar aquí con nosotros son alimentos no perecederos, artículos de limpieza personal y mochilas en buen estado y limpias”.

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