Espectáculos

‘Juego de tronos’ 8×04: Errores tácticos

Análisis de The New York Times del cuarto capitulo de la serie más popular del momento

The New York Times

martes, 07 mayo 2019 | 19:07

[Atención: aquí se revelan y discuten detalles del cuarto episodio de la octava temporada de Juego de tronos. La noche es oscura y llena de spoilers, procedan con precaución]. 

Tenía tres dragones, uno se murió en la nieve y, de los dos que quedaban, uno se murió en el mar.

El equipo Targaryen cometió en este episodio un nuevo error táctico al subestimar, otra vez, a Cersei y Euron, a tal punto que les fue posible –casi sin pestañear– tomar prisionera a Missandei y decapitarla frente a Gusano Gris y Daenerys (Cersei, quien antes prefería torturar un poco más a quienes la disgustaban, aprendió algo de su primogénito Joffrey). Nos despedimos así de otra competente mujer de fuera de Poniente, aunque el programa parece haber olvidado por completo que existen otros continentes (¿qué será de Daario Naharis como virrey de los pueblos libres? Ni a Daenerys, la mhysa de aquellos habitantes, parece importarle lo suficiente como para referirse a ellos más que de pasada).

De nuevo fue un episodio con varios momentos impactantes y con conversaciones bien estructuradas, pero también algunas de las sacudidas fueron a costa del desarrollo que han tenido ciertos personajes. Me parece que para mantener más contenida la trama y llegar eficientemente a la conclusión, los creadores y productores ejecutivos de la adaptación, David Benioff y Dan Weiss, trataron a sus protagonistas en este episodio más como fichas que tienen que desplazarse a un punto del tablero que como personajes con siete temporadas de razonamiento que habían ido evolucionando con sus jugadas anteriores. Porque todos caen directo en la trampa de Cersei… otra vez.

Después de varios momentos para congeniar en Invernalia y de rendir honor a los muertos, empiezan a moverse las fichas. “Es nuestro deber y nuestro honor que permanezcan vivos en la memoria, para quienes vengan tras nosotros y quienes vengan tras ellos, mientras que los hombres respiren”, dice Jon sobre los fallecidos en la Batalla por Invernalia, en medio de miradas incómodas con la Madre de Dragones, que se tornan tiernas durante el banquete… hasta que los presentes vitorean a Jon. Cuando, poco después, se reúnen en la habitación de Jon, él dice que no puede callar sobre sus orígenes. “¿Aunque la verdad nos destruya?”, le ruega Daenerys, justamente proyectando lo que sucederá cuando los demás personajes se enteren.

Así empieza a rodar la conspiración de Varys, con discusiones tensas con Tyrion sobre qué conviene más para la gente a la que difícilmente le importa en su cotidianidad quién está en el trono. La temporada pasada ya se había instalado la semilla del descontento en Varys, durante una gran escena con Daenerys al insistir en que solo quiere aliarse con el monarca que cree que hará lo mejor por su gente, lo cual repite esta vez. Tyrion asegura que cree en la Madre de Dragones, aunque parece estar empezando a dudar cuando Sansa —apenas un episodio después de que ella le dijera que siempre tendrían lealtades divididas— le revela la verdad sobre Jon/Aegon.

“Me preocupa su estado mental”, le comenta Varys sobre Daenerys antes de la emboscada, y luego la serie se esfuerza por darle la razón. Varys era un estratega destacado, el mejor protector de secretos del reino, pero ahora no duda en mostrarle todas sus cartas a la Mano de la Reina, cuando Tyrion deja claro que no está dispuesto —¿aún?— a cambiar de parecer. Con eso queda marcado el camino hacia los últimos dos episodios.

También está la ficha de Jaime, a quien los creadores deciden regresar al sur, a pesar de su trama de crecimiento personal y redención al lado de Brienne. Jaime abandona casi sin chistar a la mujer a la que había ido a buscar al Norte para pelear a su lado y a quien nombró con ojos llorosos dama de caballería, como si la noche que pasaron juntos después de una ronda de bastantes tragos hubiera sido cualquier cosa. Y como si su renovada relación con Tyrion fuera nimia. Se anulan los avances que Jaime había tenido como alguien que reconocía sus actos e intentaba mejorar, incluyendo su contundente rechazo a Cersei en la temporada pasada, cuando ella hizo el ademán de ordenarle a la Montaña que lo matara. Así que, después de enterarse de que Bronn fue contratado por Cersei para matarlos a él y a Tyrion, regresa a Desembarco del Rey para estar al lado de Cersei. Caballero Lannister a E7.

Entre quienes se mantienen consecuentes están las hermanas Stark. Arya rechaza el pedido de matrimonio de Gendry, por fin reconocido como Baratheon y el nuevo lord de Bastión de Tormentas, porque sabe que ella no es el tipo de persona que se vuelve dama de un castillo. Arya retoma en vez de eso su lista y parte a Desembarco del Rey junto con el Perro en busca de cierto par de ojos verdes Lannister. Sansa también mantiene sus avances estratégicos, pues al enterarse de la ascendencia de Jon ve una oportunidad de proteger al Norte.

El ejemplo más claro del apuro narrativo es Daenerys.

La producción de la serie sí se ha esforzado por pintarla como la reencarnación total de su padre, el Rey Loco, desde mediados de la temporada pasada. Quien antes hablaba con convencimiento de querer “romper la rueda” de disputas marcadas solo por el apellido familiar y aseguraba que quería proteger a la gente cuyas cadenas rompió en Essos ahora no parece tener otra motivación que atrincherarse en su apellido familiar y su búsqueda sangrienta por el trono. Querrían hacerla la última gran villana de la serie (si es que realmente derrotan a Cersei, que consistentemente es la mejor jugadora en el tablero, completamente la hija de su padre).

Pero la manera en la que orillan a Daenerys a ese fin es la que se siente como una movida de peones: los asesinatos de la megatraductora Missandei y de Rhaegal —que me dejaron boaquiabierta, y no tanto porque muriera otro dragón, al que apenas lloran— hacen parecer que ningún personaje aprendió de las batallas recientes, como solían hacer varios de los estrategas involucrados en el juego por el trono. Claro que el equipo Targaryen ha cometido errores tácticos antes, pero ¿en serio olvidaron por completo que el ejército de Cersei ya había usado una ballesta especial contra Drogon en la batalla por el botín de Altojardín? ¿Ignoraron cómo los Lannister los emboscaron cuando los Inmaculados fueron a Roca Casterly y terminaron siendo sitiados? Enterarse de que la monarca Lannister nunca pretendió movilizar a sus ejércitos para ayudar en la lucha contra los muertos, ¿no los hizo algo más recelosos de cómo proceder en su intento de tomar el sur, ni conscientes del despropósito de intentar evitar que Cersei mate a Missandei? Daenerys se acerca a Desembarco del Rey desde el aire, en busca justamente de quemar la flota de Euron, y ¿ni siquiera está monitoreando si hay algo detrás de un acantilado que no es tan alto?

“Ese es mi destino y lo cumpliré sin importar el costo”, declara Daenerys sobre derrocar a tiranos. El programa indicaría que Cersei posiblemente tendrá su fin, pero ¿qué harán los demás si es que Daenerys, como parece, se convierte en aquello que odia?

Detalles sin estandarte

• Este episodio es el primer respiro para que algunos personajes se dirijan la palabra, como la conversación de Sansa con el Perro en la que se subraya cuánto ha cambiado la Pequeña Ave Stark al enfrentarse a los peores demonios. Se cimenta así la idea en Sandor Clegane de que por fin es momento de confrontar a los suyos: su hermano la Montaña. El tan anticipado Cleganebowl se acerca.

• Benioff y Weiss, los escritores del episodio, le dan cierre a las tramas de Thormund y Fantasma (¡Sobrevivió! Sin una oreja), pues se decide que vayan más al norte, “el verdadero Norte”. Lo mismo para Sam y Gilly, que reciben su final feliz al despedirse de Jon para aparentemente quedarse en Invernalia a esperar el nacimiento de su segundo hijo.

• David Nutter regresa como director después de estar detrás de las cámaras para los primeros dos episodios y varios clásicos de la serie, entre ellos el de la Boda Roja (“The Rains of Castamere”) y cuando Drogon incinera a los Hijos de la Arpía que pretendían asesinar a Daenerys (“The Dance of Dragons”). El próximo capítulo, que promete ser la gran batalla por Desembarco del Rey, correrá a cargo de Miguel Sapochnik.

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