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Giménez Cacho: el amuleto de Cuarón, Iñárritu y Del Toro

El actor protagoniza la última cinta de Alejandro G. Iñárritu, 'Bardo, Falsa Crónica de Unas Cuantas Verdades'

The New York Times

miércoles, 21 diciembre 2022 | 08:06

The New York Times Agencia Reforma

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A los 24 años, con dos años en su Licenciatura en Física, Daniel Giménez Cacho recibió una invitación casual para asistir a una clase de canto. Para consternación inicial de su padre ingeniero, esa oferta descarriló una carrera científica planificada y encendió un celo por la actuación de por vida.

"Fue un descubrimiento físico, un renacimiento para mi cuerpo", dijo Giménez Cacho.

Nacido en Madrid pero criado en la Ciudad de México, el aclamado actor, ahora de 61 años, ha acumulado una ecléctica lista de créditos que muestran tanto su seriedad como su talento para la comedia.

Después de comenzar en el teatro, Giménez Cacho encontró una exposición más amplia a través de la televisión en 1989 con la popular telenovela Teresa, junto a Salma Hayek.

Giménez Cacho es ese raro actor que ha colaborado con cada uno de los directores mexicanos ganadores del Óscar, conocidos como los Tres Amigos: Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro G. Iñárritu.

Fuera de México ha sido convocado por titanes del cine como Pedro Almodóvar (La Mala Educación), Lucrecia Martel (Zama) y Apichatpong Weerasethakul (Memoria).

Alfonso Cuarón: "No sólo un colaborador, sino un co-creador"

El actor y el director se conocieron en el set de El Camino Largo a Tijuana (1988), de Luis Estrada, donde Cuarón era productor y asistente de cámara.

Cuarón dijo lamentar que, a pesar de que estaba impresionado con el lenguaje corporal preciso y bailarín del actor, no lo consideró de inmediato para protagonizar su primer largometraje, la comedia de 1991 Sólo con tu Pareja.

"Tenía miedo de no haber visto todas las opciones, cuando en realidad eso era realmente tonto porque la mejor opción estaba frente a mí", dijo Cuarón por teléfono.

Para su película de viaje Y tu Mamá También, una década después, Cuarón quería un narrador masculino que evocara a los de Masculin Féminin y Band of Outsiders, de Jean-Luc Godard.

Eventualmente, reclutó a Giménez Cacho, aunque pensó que el tono del actor podría ser demasiado cálido para la tarea, y se sorprendió por la combinación orgánica entre la voz y las imágenes.

"Daniel no me había venido a la mente porque estaba buscando voces, no estaba pensando en actores y, nuevamente, eso fue un error tonto", admitió Cuarón.

El actor dijo con una sonrisa: "Nunca he sido su primera opción. Pero una vez que no le gusta nadie más, no tiene más remedio que decir: 'Está bien, deja que lo haga este cabrón'".

Guillermo del Toro: "El mejor actor de nuestra generación"

Maquillador de efectos especiales mucho antes de convertirse en director, Del Toro conoció a Giménez Cacho en 1990 mientras se aplicaba tierra falsa y una barba artificial durante el rodaje de la película de época de Nicolás Echevarría, Cabeza de Vaca.

Con incisiva curiosidad, Giménez Cacho le hizo preguntas detalladas a Del Toro sobre el proceso de transformación. El futuro autor se dio cuenta de que el actor tenía un compromiso obsesivo con cada aspecto de su trabajo, algo con lo que podía identificarse. Se hicieron amigos instantáneos.

Del Toro lo apodó el "Niño Sapo", reconociendo una otredad afín en Giménez Cacho. "Diríamos que éramos un par de bichos raros", recordó el cineasta en una videollamada. No mucho después, Del Toro fabricaría una réplica del brazo del actor para una escena en Sólo con tu Pareja, de Cuarón.

Al principio de la carrera del actor, dijo Del Toro, él y sus colegas cineastas como Estrada, Cuarón y Carlos Marcovich estuvieron "de acuerdo en que era el mejor actor de nuestra generación, y sigo pensando eso".

Con base en su relación y el trabajo del actor con el grupo de teatro de vanguardia El Milagro, Del Toro le ofreció el ahora emblemático papel de Tito, un empresario de pompas fúnebres malhablado pero dedicado en su ópera prima, Cronos (1994).

"Estoy muy agradecido de que me haya invitado a hacer este pequeño papel en Cronos, porque aunque sea un papel pequeño, fue realmente brillante y memorable", dijo Giménez Cacho.

Alejandro G. Iñárritu: "Sabía que me facilitaría el trabajo"

Fue en una fiesta después del estreno en Los Ángeles de Grandes Esperanzas de Cuarón, en 1998, que Giménez Cacho e Iñárritu se cruzaron por primera vez. Pasaría mucho tiempo antes de que surgiera una asociación cinematográfica.

Iñárritu describió su primer encuentro sobre Bardo como una "conexión cósmica". Una afinidad compartida por la meditación y una comprensión mutua de sus viajes internos similares se convirtieron en la base poco convencional de su trabajo en conjunto.

Si bien Iñárritu no había escrito el papel de Silverio Gama con un actor en particular en mente, sabía que Giménez Cacho lo lograría incluso antes de haber leído una sola página del guión.

"Me di cuenta de que estaba en el mismo lugar que yo a nivel personal, filosófica, espiritual e intelectualmente", dijo Iñárritu durante una videollamada. "Más allá de sus dotes artísticas, que son muchas, sabía que me facilitaría el trabajo porque compartía la sensibilidad de lo que estaba buscando".

Aunque Iñárritu vertió detalles íntimos de sus propios recuerdos en Silverio, un documentalista que navega tanto por su mortalidad como por su identidad mexicana en viñetas fantasiosas, vio al personaje como una entidad ficticia, no un reflejo exacto de sí mismo.

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