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Espectáculos

En las entrañas del 'monstruo' coreano

Del K-pop al K-drama, los asiáticos han encontrado la fórmula para conquistar el mundo con su entretenimiento

The New York Times

lunes, 15 noviembre 2021 | 10:22

Cortesía

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Corea del Sur- En un nuevo drama coreano que se está filmando en un cavernoso edificio a las afueras de Seúl, un detective persigue a un hombre maldito, condenado a vivir por 600 años. Suenan disparos de pistola. Después, silencio. Entonces, una mujer grita: "Te dije que no le dispararas en el corazón".

La escena fue filmada en varias ocasiones, por más de una hora, como parte de Bulgasal: Immortal Souls, una nueva serie agendada para ser lanzada en Netflix en diciembre. Jang Young-woo, el director, espera que se convierta en el nuevo fenómeno sudcoreano que cautive a la audiencia internacional.

Corea del Sur llevaba mucho tiempo indignada por su falta de exportaciones culturales de calibre. Por décadas, la reputación del país la definieron sus carros y celulares de compañías como Hyundai y LG, mientras que sus películas, series y música eran, principalmente, consumidos por públicos regionales.

Ahora, estrellas de K-pop como Blackpink, el drama distópico El Juego del Calamar y el premiado filme Parásitos son tan omnipresentes como cualquier teléfono.

De la misma manera en que Corea del Sur tomó prestado de Japón y Estados Unidos para desarrollar su destreza en la fabricación, los directores de la nación dicen que han estado estudiando a Hollywood y otros polos del entretenimiento por años, adoptando y refinando fórmulas al adherirles toques coreanos.

Una vez que servicios de streaming como Netflix derribaron las barreras geográficas, dicen, el país se transformó de un consumidor de la cultura Occidental a un coloso del entretenimiento y un exportador cultural mayor por propio derecho.

Tan sólo en los últimos años, Corea del Sur impactó al mundo con Parásitos, el primer filme en idioma extranjero en ganar Mejor Película en los Óscar. Tiene una de las mayores, si no es que la mayor, banda en el planeta con BTS.

Netflix ha creado 80 películas y series coreanas recientemente, mucho más de lo imaginado cuando instaló su servicio en el país, en 2016.

"Cuando hicimos Mr. Sunshine, Crash Landing on You y Sweet Home, no teníamos en mente una reacción global", dijo Jang, quien trabajó como coproductor y codirector en los tres éxitos de Netflix.

"Sólo tratamos de hacerlos tan interesantes e importantes como fuera posible. Es el mundo el que ha comenzado a entender e identificarse con las experiencias emocionales que hemos estado haciendo".

La creciente demanda por entretenimiento coreano ha inspirado que creadores independientes, como Seo Jea-won, quien escribió el guion de Bulgasal junto con su mujer.

Seo comentó que su generación devoró series estadounidenses como The Six Million Dollar Man y Miami Vice, aprendiendo lo básico y experimentando con la forma al añadirle colores coreanos.

"Cuando servicios streaming como Netflix llegaron revolucionando su distribución de series, estábamos listos para competir".

La producción cultural de Corea del Sur sigue siendo pequeña en comparación con otras exportaciones clave, pero le ha dado al país una influencia difícil de medir.

En septiembre, el Diccionario de Inglés Oxford incorporó 26 nuevas palabras de origen coreano, incluyendo "hallyu", ola coreana. Corea del Norte, por su parte, ha llamado "cáncer vicioso" a la invasión de K-pop. Y China ha bajado docenas de cuentas en redes sociales de admiradores del K-pop por su comportamiento "poco saludable".

La habilidad del país de superar su peso como potencia cultural contrasta con la inefectividad de las campañas estatales de Beijing para alcanzar algo similar.

Las autoridades sudcoreanas que han intentado censurar a los artistas del país no han sido muy exitosas. En su lugar, los políticos han comenzado a promocionar la cultura pop de Corea del Sur, promulgando una ley que permite a algunos artistas masculinos a posponer su servicio militar obligatorio.

Hace poco, oficiales permitieron que Netflix instalara una gigantesca estatua de El Juego del Calamar en el Parque Olímpico de Seúl.

No obstante el explosivo éxito no se dio de la noche a la mañana. Mucho antes de que El Juego del Calamar fuera la serie más vista de Netflix o que BTS cantara en las Naciones Unidas, series coreanas como Winter Sonata y bandas como Bigbang y Girls' Generation conquistaron mercados en Asia y más allá.

Sin embargo fueron incapaces de alcanzar la globalidad asociada con la ola actual. Psy, el del "Gangnam Style", fue un "one hit wonder".

"Amamos contar historias y tenemos buenas historias que contar", dijo Kim Young-kyu, CEO de Studio Dragon, el mayor en Corea del Sur, que hace docenas de series al año.

"Pero nuestro mercado doméstico es muy pequeño y hay sobre oferta. Necesitamos salir al mundo".

No fue sino hasta el año pasado cuando Parásitos, una película que puso los reflectores en las divisiones entre ricos y pobres, ganó el Óscar y el público internacional comenzó, verdaderamente, a prestar atención, aun cuando Corea del Sur produjo contenido similar durante mucho tiempo.

"El mundo no supo de esto hasta que plataformas como Netflix y YouTube ayudaron a descubrir los contenidos, justo en un momento en que la gente consume más entretenimiento en línea", dijo Kang Yu-jung, profesor en la Universidad Kangnam, en Seúl.

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