Espectáculos

El drama de las películas medianas y pequeñas, asfixiadas por las superproducciones

Los cinéfilos y audiencias más jóvenes son los que definen el mercado

El Diario de Chihuahua

lunes, 25 noviembre 2019 | 18:29

Si hubieses entrado al ArcLight Cinemas en Sherman Oaks, California, el viernes, buscando ver una película, habrías sido recibido por un cartel digital mostrando estas opciones:

“Frozen II”

“Frozen II”

“Frozen II”

“Frozen II”

“Frozen II”

Este viernes, el múltiplex de 16 salas del suburbio de Los Ángeles, ofrecía 26 proyecciones de la secuela de Disney, es decir, una cada 30 minutos iniciando a las 10 de la mañana. El ArcLight, por supuesto, tenía otras películas disponibles, como “21 Bridges”, un nuevo policial dramático con buenas reseñas, protagonizado por Chadwick Boseman. Pero fueron marginadas. “21 Bridges” obtuvo solo cinco proyecciones, de acuerdo con Infobae.

Se espera que “Frozen II” recaude más de 100 millones de dólares el fin de semana en Estados Unidos. Llegará con facilidad a los mil millones de dólares a nivel global cuando termine su corrida, de acuerdo con David A. Gross, director de FranchiseRe, una consultora cinematográfica. Disney también obtendrá mucho dinero de sus productos oficiales: camisones de satén de Elsa (30 dólares), juegos de brillo labial “súper brillante” (9 dólares) y pendientes de diamante de Olaf (2250 dólares), entre otros.

En contraste, “21 Bridges”, estrenada por STX Entertainment y financiada independientemente por un monto estimado de 33 millones de dólares, tiene previsto recaudar unos 12 millones de dólares durante sus primeros tres días en salas estadounidenses, un resultado que Gross describiría como “sólido”. Su cifra total de entradas en Estados Unidos podría alcanzar los 40 millones. No existe mercancía relacionada con la película.

Ahora imagina que eres el jefe de un estudio que quiere mantener su empleo y la única manera segura de lograrlo es consiguiendo las películas más rentables posibles. ¿Le apuestas a una película de franquicia como “Frozen II” o a un drama original como “21 Bridges”?

Apúrate. Tus amos corporativos están esperando.

A la gente le encanta criticar a Hollywood por hacer las películas que hace. ¿De verdad el mundo necesitaba tres epopeyas de “El Hobbit”? (en una palabra: no). Sin embargo, la queja se ha hecho más ruidosa en años recientes, especialmente entre cinéfilos y audiencias más viejas, mientras las compañías cinematográficas han intentado adaptarse a un mercado cambiante. Para combatir la llegada de los servicios de transmisión en directo y los televisores gigantes de pantalla plana, Hollywood ha girado fuertemente hacia acontecimientos cinematográficos como “Avengers: Endgame” (Disney), “Fast and Furious Presents: Hobbs & Shaw” (Universal) y la próxima “Jumanji: The Next Level” (Sony). Las secuelas y nuevas versiones torpes al menos tienen la oportunidad de penetrar en la maraña de Instagram, Netflix, Fortnite y TikTok y llenar asientos.

Estas películas gigantes también generan ingresos a través de mercancía y atracciones de parques temáticos. Disney tiene dos producciones teatrales de “Frozen” en gira por Estados Unidos. Nuevas adaptaciones están planeadas para el Reino Unido, Australia, Alemania y Japón. El llamado ingreso auxiliar es la única manera real que tiene un estudio de mejorar la posición de su sociedad matriz en Wall Street. Una producción taquillera por sí misma no mueve la aguja económica como solía hacerlo, menos cuando los estudios forman parte de conglomerados gigantes como AT&T, dueña de Warner Bros, y Comcast, dueña de Universal.

Sin embargo, eso tiene efectos secundarios negativos.

“Estas películas gigantescas de franquicia están sacando a codazos a las películas de menor presupuesto”, afirma Jason E. Squire, editor de “The Movie Business Book” y profesor de la School of Cinematic Arts de la Universidad del Sur de California. “Ya de por sí es complicado para las películas medianas conseguir espacio en salas. Mantenerlas el tiempo suficiente para construir una audiencia es aún más difícil”. Squire señaló cómo en la actualidad los blogueros rutinariamente califican películas como éxitos o fracasos con base en su primer día en las salas, o incluso antes de que se estrenen, gracias a las entradas de preventa.

Las películas vienen en tres tamaños básicos. Las grandes —superhéroes, animaciones nivel Pixar, James Bond— tienen un presupuesto mínimo de unos 100 millones de dólares destinados a intentar impresionar a escala global. Las películas medianas, por lo general dramas y comedias de directores de menos nivel (“The Goldfinch”), cuestan de 20 a 40 millones de dólares y van tras una audiencia específica: mujeres menores a 35 años, “baby boomers”, afroestadounidenses. Películas pequeñas como la comedia de Fox Searchlight “Jojo Rabbit” cuestan menos de 20 millones de dólares y por lo general aspiran a obtener nominaciones y ganar premios.

Películas tan gigantes como la Estrella de la Muerte han existido desde hace décadas, pero solían aparecer en momentos específicos del año, cuando las películas más modestas mantenían su distancia. En la actualidad, se estrenan películas colosales casi cada fin de semana. Algunas fracasan; “Terminator: Dark Fate” no convocó a las masas. Pero por lo general estas franquicias cumplen su cometido, opina Paul Dergarabedian, analista superior de medios de Comscore, el cual monitorea datos de taquilla. “Las películas tienen que percibirse como un acontecimiento”, opina, señalando que el precio de las entradas ha aumentado durante la última década (al igual que los precios de los bocadillos y refrescos). “De otra manera, las personas dicen ‘Ehh, mejor pongamos Neftlix y ya’”.

O Disney Plus, CBS All Access, Apple Plus, Amazon Prime Video o cualquier otro de los servicios de emisión en continuo que están disponibles en los Estados Unidos. A 7 dólares mensuales, Disney Plus cuesta menos que una sola cubeta de palomitas de maíz en los cines de ciudades grandes.

Además, la programación de estos servicios de emisión en continuo está mejor que nunca. ¿Para qué salir a ver ganadores del Óscar cuando puedes quedarte en casa? Olivia Colman, quien interpreta en Netflix a la reina Isabel en “The Crown”, ganó el premio de la Academia a la mejor actriz en febrero. Tres películas de Netflix —“The Irishman” de Martin Scorsese, “Marriage Story” de Noah Baumbach y “The Two Popes” de Fernando Meirelles— son candidatas a ser nominadas al Óscar a mejor película. Debido a sus tiempos y cantidades limitadas en salas de cine, serán vistas principalmente en televisores y dispositivos portátiles.

Cada estudio ha experimentado éxitos más grandes y fracasos más rotundos, un fenómeno de taquilla que inició en 2015. Pero no hay productora de cine que se haya visto más afectada este año que Warner Bros.

Warner ha estrenado siete películas pequeñas y medianas que han sido fracasos en taquilla. Siete, desde mayo, incluyendo varias de ellas con reseñas buenas de la mayoría de los críticos: “The Good Liar”, un “thriller” dramático de bajo presupuesto protagonizado por Helen Mirren y Ian McKellen; “Motherless Brooklyn”, un drama detectivesco de época dirigido y protagonizado por Edward Norton; y “Blinded by the Light”, una comedia dramática sobre un adolescente pakistaní en el Reino Unido que encuentra su inspiración en Bruce Springsteen. Casi todas las restantes (“The Godlfinch”, “Shaft”, “The Kitchen”) son de baja calidad.

“Los estudios solían ser capaces de comprar un fin de semana de estreno: ‘OK, departamento de mercadeo, aquí tienes una película que no es muy buena, estrénala bien”, dice Squite, el profesor. “En la era de las redes sociales, esos días se acabaron”.

Las siete películas le costaron a Warner y sus socios un estimado de 173 millones de dólares (con un extra adicional de más de 140 millones en publicidad en Estados Unidos) y han recaudado un combinado de 72,6 millones de dólares, de acuerdo con Comscore.

Sin embargo, un personaje de cómic salvó el día. “Joker”, protagonizada por Joaquin Phoenix como el villano de Batman, costó entre 55 y 70 millones. Hasta el viernes, había recaudado 324 millones de dólares en Estados Unidos y Canadá y más de mil millones de dólares a nivel mundial.

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