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Chihuahuense por adopción, la actriz Adriana Barraza celebra 50 años de carrera en activo

Associated Press

sábado, 27 mayo 2023 | 06:00

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DORAL, Florida— Más de cinco décadas han pasado desde que la actriz Adriana Barraza comenzó a actuar en cine, teatro y televisión. Alcanzó su sueño de ser nominada al Oscar, y ha compartido créditos con celebridades de Hollywood como Susan Sarandon, Sylvester Stallone y Brad Pitt. Pero lejos de pensar en retirarse, está llena de proyectos.

“Dios me regaló este privilegio”, expresó la actriz mexicana de 67 años en una reciente entrevista con The Associated Press. “Es un disfrute absoluto”.

Este es para ella un año de importantes proyectos cinematográficos que incluyen una actuación en la película de DC Comics “Blue Beetle”, junto a Xolo Maridueña, Sarandon y George López, entre otros.

'Soy de Chihuahua'

Adriana dice que aunque ella es de Toluca, se siente chihuahuense y cuenta con emoción su paso por esta ciudad, a la que llegó en compañía de su esposo e hija para trabajar y estudiar teatro en el Instituto de Bellas Artes (IBART), lo que le permitió participar en un gran número de obras.

Recuerda nostálgica a los amigos que dejó: "Mario Humberto Chávez, Manuel Talavera, el profesor Saavedra, Lucía 'Chiquina' Marmolejo y mi queridísimo Pepe Pérez, con quienes además del trabajo actoral, cultivé una gran amistad, por lo que mis años en Chihuahua fueron muy provechosos".

Agenda llena

Los 50 años de carrera de la actriz y directora se cumplieron en 2021, en plena pandemia, y Barraza no se atrevió a celebrarlos públicamente. Por eso, apenas pudo este año se tomó los tres primeros meses para festejarlo preparando la obra teatral “Madre”, un homenaje unipersonal a las mujeres de todo el mundo que buscan a sus hijos y nietos desaparecidos, como en su natal México y Argentina, el país de su esposo.

En junio le sigue otro estreno, el cortometraje mexicano “El tesoro”, en el que interpreta a una madre cristiana evangélica, cuyo hijo es un enfermo terminal y le confiesa numerosos asesinatos que cometió, compartiéndole los nombres de quienes enterró en fosas clandestinas.

Nunca más lo dejó.

“Me hacía sentir bien, estaba feliz, era el mejor lugar del universo para mí”, recordó sobre sus inicios en la actuación.

Al terminar el colegio, siguió con teatro universitario y obras ambulantes.

Del teatro, pasó a telenovelas y luego al cine. En el camino se encontró múltiples obstáculos. Enfrentó también un infarto y cáncer, dos veces.

Pero cada una de esas piedras, representó para ella un crecimiento.

“Lo que a uno le toca es un aprendizaje porque finalmente te hace mejor persona”, expresó la actriz. El cáncer, por ejemplo, la transformó y en los momentos que estaba en radioterapia incluso pensó en hacer un stand-up comedy sobre esta enfermedad.

Su entusiasmo para las interpretaciones es tal que no importa si implican un reto físico. Recordó que para grabar algunas de las escenas de “Blue Beetle”, que se estrenará en agosto en Estados Unidos, tuvo que arrodillarse y hacer un gran esfuerzo en momentos en los que sentía dolores intensos en sus rodillas lastimadas.

“Pero fue un gozo inconmensurable”, aseguró.

De niña veía las entregas de los Oscar en televisión y soñaba con caminar por la alfombra roja. Por eso, una de sus mayores satisfacciones ha sido la nominación al Premio de la Academia como mejor actriz de reparto por su papel en “Babel”.

Aunque ya había trabajado bajo la dirección de Alejandro G. Iñárritu en “Amores Perros”, fue “Babel” la que le abrió las puertas a Hollywood en 2006 y marcó un antes y un después en su carrera.

Barraza, que desde hace años vive en el sur de la Florida, se siente bendecida.

“Estoy viva haciendo lo que quiero, creo que esa es mi mayor satisfacción”, dijo. “Y la mayor satisfacción que tengo en mi carrera es... poder elegir lo que quiero hacer”.

Tributo al maestro 

El nombre de Ernesto Contreras ha llegado a festivales fílmicos como los de Cannes y Sundance, pero el cineasta recuerda que de niño su identidad estaba en función de su madre: todos lo conocían meramente como el hijo de la maestra Margarita.

Su casa siempre estaba llena de tareas y exámenes por calificar, a los que su madre le dedicó las tardes durante 40 años de servicio docente, los cuales el realizador honró al dirigir la película El Último Vagón, que muestra cómo una maestra puede impactar la vida de sus alumnos.

La película se ambienta en un poblado rural, al que llegan Ikal (Kaarlo Isaacs) y sus padres. La familia se muda constantemente porque el padre se dedica a la construcción de vías de trenes, lo que ha impedido que su hijo vaya a la escuela y tenga amigos.

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