Analizan impacto de la violencia en la literatura

Guadalajara.- En la segunda jornada de la Bienal Mario Vargas Llosa, realizada este viernes, hubo un llamado a mirar la violencia implícita y social en América Latina

Reunidos en la mesa de análisis "Literatura y violencia política", los escritores Soledad Alvarez (República Dominicana), Santiago Gamboa (Colombia) y Santiago Roncagliolo (Perú) se refirieron a la paradoja de vivir en un continente en el que la violencia es tan cotidiana que hablar de ella frontalmente está dejando de tener un efecto concreto.

"Toda esa novela de la violencia ha ido desembocando poco a poco en la novela del narcotráfico, de lo que es la criminalización de nuestras ciudades, la novela de ese otro al que uno le tiene miedo: no es una violencia política per se sino una violencia social que está tomando una dimensión terrible en nuestras vidas", dijo Soledad Álvarez al respecto, después de haber hecho un recorrido por novelas de las dictaduras que escribieron, entre otros Mario Vargas Llosa, Miguel Ángel Asturias o Alejo Carpentier.

Sobre la violencia de la que se escribe hoy día, Santiago Roncagliolo dijo que este momento de la ficción contemporánea es el de la ficción de la tierra quemada después de que se haya incendiado la pradera.

"La desolación que transmite un bosque absolutamente arrasado por el fuego es algo apocalíptico", dijo.

Para él las ficciones que se consumen en la modernidad son ficciones postapocalípticas, de una humanidad sobreviviente después de la gran tragedia.

Muchas series, cómics, ya partían antes de la pandemia de una especie de destrucción del mundo tal como lo conocemos, nos acostumbramos a consumir este tipo de creaciones.

Pero mientras en las ficciones de escritores como Kafka había un estado, un gobierno que ejercía toda esa violencia, en las novelas recientes hay un mundo sin ley y allí el escritor convocó al pasaje bíblico del Apocalipsis.

"El mundo está siendo destruído pero el apóstol que nos convoca a todo esto nos invita a leer".

Dijo que la literatura debe concentrarse en una violencia implícita, lo que se queda fuera de la foto como en el cuento Casa Tomada de Julio Cortázar.

Como ejemplo, Soledad explicó cómo durante la dictadura de Rafael Trujillo, en su natal República Dominicana, las casas adoptaban una especie de insignia que decía "en esta casa manda Trujillo" y que a las niñas cada semana se las llevaba a la iglesia a rezar por el benefactor.

"La novela de la violencia, incluso de la actual, mucha de la narrativa sobre el narcotráfico tienen el vacío o el problema de cuando hablan de la realidad, la violencia parece fácilmente observable, ese facilismo, esa búsqueda de manifestar la violencia pierde efectividad porque se vuelve demasiado evidente.

"La violencia actual, la que se expresa sin decirse, que se va metiendo en todas las rendijas de la imaginación es la que está provocando expresiones más felices".

El escritor Santiago Roncagliolo en ese sentido dijo que este es un momento para que la literatura levante la mirada a lo que está fuera de la foto de una forma en que sea capaz de ver a la violencia y desarmarla.

"Hablar de esa otra dimensión de la violencia no solo para describirla pero para mirarla a los ojos debería ser otra materia de concentración", señaló.