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El Paso

Sentenciado ‘injustamente’ por homicidio consigue su libertad

Luego de que se le dictaran 25 años en prisión, abandonado por su abogado y con un proceso lleno de irregularidades, Carlos Alberto Lozano logró salir de las rejas por su cuenta

Jaime Torres Valadez/El Diario de El Paso

martes, 30 noviembre 2021 | 06:00

Jaime Torres / El Diario de El Paso | Durante su estancia en la cárcel, el fronterizo se dedicó a estudiar leyes para poder defenderse, ya que autoridades locales habían manipulado evidencias y testimonios

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Carlos Alberto Lozano nunca imaginó que una simple cita con su novia, a la cual ella nunca llegó, lo llevara a matar a un hombre –por salvar su propia vida, asegura– y enfrentar a un sistema de justicia, que lo declaró culpable de asesinato capital y lo sentenció a 25 años de prisión en 2017.

En lo que se considera un hecho prodigioso, Lozano –que fue encontrado culpable por el jurado– permaneció cuatro años en la cárcel, pero recuperó su libertad al someter su recurso a la Corte de Apelaciones del Octavo Distrito de El Paso, la cual falló a su favor y le concedió la libertad bajo fianza.

El tribunal de segunda instancia pide que la corte inferior que llevó el caso –la número 384 de Distrito del Condado de El Paso– considere un nuevo juicio en contra de Carlos Alberto, quien ahora disfruta cada momento de ser libre, aunque queda pendiente la posibilidad de volver al banquillo de los acusados.

“¡Es un milagro! porque es casi imposible que alguien se entere de lo que hace el Gobierno y sobre todo que gane su caso porque ellos —el Estado— van a hacer lo que tenga que hacer, incluso cosas ilegales para mantenerse en el poder, por dinero o cuestiones políticas”, afirmó Carlos Alberto, en entrevista exclusiva con El Diario de El Paso.

Abandonado por sus abogados, una vez que fue sentenciado, el fronterizo se dedicó a estudiar leyes en la cárcel y se dio cuenta de elementos que viciaron su proceso, entre ellos el haber sido acusado de asesinato capital —con declaraciones tergiversadas de testigos—, cuando en realidad, asegura, se trataba de legítima defensa: mató a un hombre que ingresó a su vehículo para agredirlo, utilizando la pistola que cargaba en su camioneta como medida de seguridad.

A decir de Lozano, sólo el 0.06 por ciento de un total de 2 mil 600 casos pueden ganar una apelación por un caso manipulado para ocultar la legítima defensa y mostrarle al jurado que fue un homicidio intencional.

Y acusa directamente al entonces fiscal de Distrito de El Paso (DA), Jaime Esparza, cuya oficina persigue los casos de asesinato, de haber actuado negligentemente. Esparza, quien se mantuvo en el cargo por casi tres décadas, decidió no reelegirse en 2020; su puesto es ocupado ahora por Yvonne Rosales.

“Esas mismas personas que nos deben de defender, nos refunden en la cárcel obedeciendo intereses personales. Esto lo tiene que saber el pueblo, porque Dios no lo quiera, a cualquier persona le puede suceder lo mismo”, dijo Lozano.

Expresó que el haberle ganado al Estado lo llenó de gozo y sobre todo reconocer la labor de los jueces asignados a la Corte de Apelaciones de El Paso por haber detectado el error y explicado muy bien en su opinión que el DA no demostró con pruebas concretas su culpabilidad... “fue asombroso”.

 Insiste en que en el juicio se hizo ver a los jurados que el hombre al que dio muerte —Jorge Hinojos— nunca ingresó a su camioneta, entre otras discrepancias.

“Conforme a la ley cuando la persona está en casa o carro pueden defenderse al ser una extensión de tu hogar, carro o una propiedad... cuando es atacado puedes defenderte”, señala Lozano. “No importa si está pegando por la ventana con eso tienes para que se demuestre que se actuó en defensa propia”.

Tuvieron que pasar años, cambiar de abogados, estudiar leyes, para apelar su caso y así conseguir, contra todos los pronósticos, su liberación.

El Diario de El Paso buscó un comentario con la Fiscalía de Distrito sobre la querella y seguimiento del expediente que se sigue en contra de Carlos Alberto, pero a través de una grabación de voz —vía telefónica— estableció “que no pueden dar ninguna declaración ni comentarios sobre ningún caso”. 

Solo enviaron la tabla del seguimiento del caso desde 2018 a la fecha, cuya última interacción fue el pasado 4 de noviembre. Queda a discreción de la oficina de la DA determinar si se enjuicia o no de nueva cuenta a Medina.

Noche fatídica

De acuerdo a los archivos policiales, el incidente sucedió el septiembre 27 del 2015 en el estacionamiento del negocio Pockets Billiards, ubicado 4007 N. Mesa, en el Oeste de la ciudad, luego de que Lozano fuera atacado por una turba cuando se encontraba en el interior de su camioneta.

Esa noche, el procesado acudió a ese lugar alrededor de las 8:30 p.m. para reunirse con su entonces novia Karen. Mientras esperaba consumió una bebida y unas alitas de pollo, pero ante la tardanza salió del edificio para permanecer en su camioneta.

Tras aguardarla durante horas y no llegar decidió retirarse pasada la media noche, pero para su sorpresa, y antes de salir del estacionamiento, sintió golpes a su vehículo por parte de un grupo de hombres que lo rodeó e interrumpió su paso.

“Miré a dos tipos que se me atravesaron y me detuve al tiempo que sentí que le pegaban a mi troca muy fuerte. Luego otro tipo le pegó a la ventana del copiloto  mientras otro me aventó un bote cerrado de cerveza que me pegó en la cara”, recordó.

Posteriormente dijo que otro de los hombres abrió la portezuela de su lado y lo atacó a golpes al intentar meterse de lleno a la camioneta. En el forcejeo e intercambio de golpes y en su intento de defenderse, Lozano dijo que sacó una pistola que traía en la guantera y disparó. 

“Esa pistola la traía en mi vehículo porque días antes fue a practicar tiro y estaba cargada con balas sólidas y ante la embestida decidí utilizarla para defenderme. Eran muchos y dije ‘no la hago’”, expuso.

Rememoró que el disparo alcanzó al agresor y mientras el resto corrió. Su contrincante se abalanzó de nuevo contra él y fue cuando en otra reacción de sobrevivencia volvió a disparar en dos ocasiones contra Jorge Hinojos, quien fue llevado al hospital en un vehículo, y donde murió horas después.

“Le dije no te acerques y se me vino encima de nuevo y fue cuando volví a disparar. Yo estaba asustado y temía por mi vida. No sabía qué hacer por lo que opté por irme a mi casa que tengo en Ciudad Juárez”, explicó tras enfatizar que en ese tiempo se quedaba en esa urbe e iba y venía a su trabajo todos los días.

Un mal sueño

Ya en Juárez contactó a un abogado y le expresó su intención de entregarse, siempre y cuando estuviera con en el en la presentación. “Ahí fue cuando comenzó la pesadilla”, dijo tras permanecer en Juárez durante un tiempo.

Apuntó que al hablar con personal de la oficina del Fiscal del Distrito, les reveló su intención de entregarse para fijar una fianza e iniciar el proceso judicial, pero para sorpresa le dijeron que esperara porque no tenían el caso asignado y aún no ponían cargos. 

“Me decía ‘algo está mal’...pero luego me percaté que era plan de ellos no arrestarme”, asegura. 

Así pasaron cuatro meses y fue en enero del 2016, después de los días festivos, cuando uno de los investigadores lo contactó a través de una llamada que le hicieron a su hermana.

El 7 de enero dispuso entregarse a oficiales de U.S. Marshals en el puente internacional Córdova Américas para enfrentar su juicio bajo cargos de asesinato. Lozano fue acusado de dispararle a Jorge Arturo Hinojos, de 32 años.

Indicó que una vez detenido permaneció en la cárcel durante tres meses para luego pagar una fianza de medio millón de dólares para recobrar su libertad.

Presuntas irregularidades

Lozano insiste en que el juicio estuvo plagado de irregularidades, contradicciones, pérdidas deliberadas de evidencias y amenazas a testigos por parte del DA.

“Destruyeron evidencias la troca, que supuestamente deberían tener conservada pero estaba destruida por dentro, sin ningún cuidado y expuesta a los elementos. ¿Por qué lo hicieron?... para destruir la sangre y demostrar que todo sucedió fuera de mi camioneta”, dijo.

“Otra irregularidad dominó fueron los videos alterados que presentaron con el fin de intentar establecer que había permanecido en el interior emborrachándome. Siendo un video de seguridad no tenían fecha ni hora, habían sido editados y recortados”, dijo tras asegurar que un experto en video contratado por él se lo confirmó.

Mencionó que tampoco se presentaron todos los videos que se filmaron el hecho desde diversos ángulos. “Una amiga, dispuesta a testificar, me mostró un video en su teléfono que grabó de una pantalla del celular que le facilitó un empleado del Pockets Billiards, en donde se ve todo y de cuando rodean mi troca y me atacan... nada que ver con lo que dijeron los noticieros”.

Lo insólito fue lo que le dijo su abogado: “En realidad no me interesa el video tengo testigos que dijeron que te golpeó dentro de la troca por lo que no lo necesitamos. No lo pediré”, dijo su representante tras seguir el juego a los investigadores que argumentaron no tenerlo.

A pesar de las irregularidades que atestiguó, siguió la recomendación de su abogado para no testificar fue declarado culpable el de un cargo de asesinato por un jurado. Fue sentenciado a 25 años en prisión por el juez del Tribunal de Distrito 384 Patrick García.

Estudia su propio caso

En su desmoralización y en avidez por conocer la ley, dijo que durante su estancia en la cárcel se puso a estudiar leyes para poder defenderse solo, luego del desplante de su abogado Ken del Valle que no atendía sus llamadas e ignoraba peticiones de su familia. “Yo sabía que esos abogados no lo defienden a uno y yo sabía qué tan corruptos son los del DA”. 

Dijo que a pesar de sus peticiones de apelación inicial no puso muchas cosas por las que ganó y pidió elaborará una enmienda a la apelación en la que pusiera ‘asistencia inefectiva’ del abogado y las instrucciones del jurado incorrectas porque eso no dicta la ley, de lo contrario escribiría cartas certificadas a los del DA, Corte Suprema y lo reportaría para que siguiera en su causa.

Añadió que si bien acató la instrucción, agregó una nota la cual decía: “que la razón que estaba poniendo el escrito era porque mi cliente me lo pidió....”. Indicó que a pesar de que el DA extendió el plazo para contestar al final obtuvo la razón a raíz de las instrucciones erróneas dadas al Jurado.                            

Con el triunfo en la mano pidió a su abogado que solicitara la fianza, y tras un año de evasivas logró obtenerla y recobrar su libertad bajo el pago de la garantía de 100 mil dólares. 

“Mi propio abogado me dejó en la cárcel por un año, no sin antes decirme que ningún juez le iba a conceder la fianza a un criminal”, dijo.

Al final, el mejor amigo de Lozano habló con el defensor y le puso un ultimátum: o introduces la moción o dejas el caso y buscamos un abogado de oficio. Sólo así solicitó la fianza, la cual fue aprobada. 

Así fue como Carlos salió de la cárcel, cuatro años después, aunque enfrenta la posibilidad de un nuevo juicio.

“El sistema está diseñado para que se le acaben a uno los recursos, y si es cierto se le acaban a uno los recursos y ya no puede hacer nada y encerrado menos... entonces es lo que quieren hacer conmigo. Otra vez me están queriendo volver a encerrar”, dijo quien estuvo preso en varias cárceles del estado. 

“Pero no sabían que uno se puede preparar, pelear y defenderse. El día que me quede callado me encerraron, pero ahora ya no me quedaré callado y testificaré”, dijo. “Era presumible que los jueces creyeran en la historia del fiscal Esparza y no en la mía”.

Un sistema roto

“El que se presenten este tipo de anomalías significa que el sistema está roto porque gasta uno años de su vida peleando por algo que se podía haber resuelto en meses”, expuso. “La corrupción está en todos los niveles”.

“Abogados y policías pueden destruir evidencias para llevarlos presos como me sucedió a mí”, enfatizó.

Explicó que en su caso, el DA pidió la anulación de la resolución de la Corte de Apelaciones de El Paso, que dio la razón a Lozano ante la Corte de Apelaciones Criminales de Texas.

Al mismo tiempo, tiene confianza y esperanza de que las cosas cambien con Rosales, quien prometió acabar con la corrupción, que a decir de muchos, imperó en la administración de su antecesor.   

“Ella prometió deshacerse de la corrupción, hay confianza de que tome un buen ojo y corrija esos errores porque es la vida de una persona”, puntualizó.

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