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El Paso

Mujeres, que pisan fuerte

Cuatro vidas que en su espacio y tiempo, dejaron una gran huella en El Paso

Victoria Rossi/El Paso Matters

domingo, 19 marzo 2023 | 06:00

Cortesía | Teresa Urrea y Zephyr Chisom Carter Cortesía | Virginia Varela Cortesía | Carmen Félix

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Incontables mujeres han dejado su marca en El Paso y escoger a quién reconocer para el Mes de la Historia de las Mujeres fue una tarea imposible.

Así que, El Paso Matters acudió a alguien que pudiera estar enterada: Yolanda Chávez Leyva, directora del Instituto de Historia Oral de la Universidad de Texas en El Paso.

Chávez Leyva sugirió cuatro mujeres, algunas fueron más conocidas que otras, cuyas vidas y trabajo en El Paso no pueden estar contenidas en una sola descripción.

Están Teresa Urrea, famosa curandera, mujer considerada como santa y revolucionaria, Zephyr Chisom Carter, activista de derechos civiles, educadora y cantante, Virginia Varela Méndez, oficial de policía y restaurantera y Carmen Félix, maestra y defensora de la vivienda.

Puede leer más acerca de sus vidas a continuación –y si estas cuatro mujeres no le parecen suficientes, porque ¡no lo son! Vea el volumen II del Libro para Colorear de la Historia de las Mujeres de El Paso para conocer más mujeres que hicieron y están haciendo historia aquí.

• TERESA URREA

“Pasó por El Paso como un cometa –tan potente que brilló mucho durante un breve período y luego se esfumó”, escribió el historiador David Dorado Romo en su libro “En primera fila durante una Revolución”.

Criada en Rancho Cabora en Sonora, Urrea aprendió remedios con hierbas de una curandera yaqui.

A los 16 años, cayó en coma durante tres y medio meses. Despertó inesperadamente –después de que su familia ya tenía preparado su ataúd– y eso marcó la transformación de Urrea y la convirtió en una trabajadora milagrosa y santa ante los ojos de muchos.

Urrea llegó a El Paso en el verano de 1896. Para entonces, ya era una famosa curandera, era considerada como santa y representaba una molestia para el dictador mexicano Porfirio Díaz, quien culpó el apoyo de Urrea a los derechos indígenas de una rebelión que surgió entre los indios yaqui y mayo en Tomóchi, un pequeño poblado del Estado de Chihuahua.

Los rebeldes, que se llamaron a sí mismos como “Teresitas”, gritaban “¡Viva La Santa de Cabora!” en su levantamiento en contra de las tropas del gobierno.

Díaz exilió a Urrea de México cuando ella tenía apenas 19 años. La catalogó como la joven más peligrosa del país.

Durante los dos años que pasó en El Paso, Urrea atendió a unos 200 pacientes al día y no cobraba por sus servicios.

“Los enfermos de todas las razas, curiosos, locos, ladrones, vendedores ambulantes, admiradores de la clase alta, rebeldes anti-Díaz, reporteros de periódicos, oficiales que aplican la ley e informantes pagados por el gobierno de ambos lados de la frontera, todos merodeaban alrededor de la casa de Teresita en el Segundo Barrio”, escribió Romo.

Además de que siguió inspirando batallas revolucionarias.

“Aunque se encontraba a cientos de millas de retirado en El Paso, los soldados federales decían que vieron a Santa Teresa encabezando un grupo de rebeldes en Nogales, Sonora. Dijeron que montaba un caballo blanco que trotaba por encima del suelo”.

Después de sobrevivir a tres intentos de asesinato, Urrea dejó El Paso y pronto empezó a recorrer Estados Unidos para mostrar sus poderes de sanación a un impactado público estadounidense.

Murió de tuberculosis a los 33 años. Cuatro años después, empezó la Revolución Mexicana.

• ZEPHYR CHISOM CARTER

o Zephyr James Chisom

Nacida en 1891, fue educadora afroamericana, activista de derechos civiles y cantante.

Como parte de la primera generación de preparatoria que se graduó de la segregada Escuela Douglass en la parte sur-centro de El Paso en 1909, asistió a la Universidad Howard en Washington, D.C., en donde fue descrita por tener “un espíritu de liderazgo” en el capítulo colegial de la NAACP.

En Howard, se convirtió en una de las 22 fundadoras de la Sororidad Delta Sigma Theta –la segunda sororidad afroamericana en la historia de Estados Unidos, que actualmente tiene más de mil capítulos colegiales y ex alumnas en todo el mundo, incluyendo El Paso.

“Creo que las mujeres afroamericanas crearon sus propias sororidades como comunidades de resistencia que les permitían sobrevivir y tener logros en una sociedad opresora, refutar los estereotipos, celebrar sus propias culturas y luchar contra el sexismo y racismo –incluyendo el racismo de género”, escribió Tamara Brown, una alumna de Delta Sigma Theta y rectora de la Universidad de Texas en Arlington.

El primer acto de servicio público de las Deltas fue participando en el desfile a favor del sufragio de las mujeres en 1913 por la Avenida Pennsylvania. Las 22 jóvenes fueron segregadas a la parte trasera del desfile, aunque algunas observaron que las Deltas se salieron de su sección y se unieron al resto de las manifestantes.

Después de su graduación, Chisom trabajó como maestra en San Antonio antes de mudarse a California. Allí, de acuerdo con la Alianza Histórica de El Paso, empezó a cantar con un coro en películas y programas de televisión.

• VIRGINIA VARELA MÉNDEZ

“Armada con una pequeña pistola llegó disparando la Sra. Méndez”, se lee en el artículo de un reportero de El Paso Times en 1922 sobre un tiroteo que ocurrió en un callejón entres dos secuestradores y oficiales de la policía.

Uno de esos oficiales era la “Sra. Méndez”:Virginia Varela Méndez, que fue la primera mujer méxicoamericana que hubo en la fuerza policíaca de El Paso.

“La bala que cruzó por la cachucha de la Sra. Méndez provocó la primera víctima, dice el artículo. “Pero eso no detuvo a la mujer policía, quien desde atrás de un poste siguió disparando”.

“Después de varios disparos, el secuestrador escapó. Méndez recogió su cachucha”.

“El orificio fue remendado”, le comentó al reportero. El resto fue “sólo parte de un día de trabajo de una mujer policía”, dijo. “Me hubiera gustado detener a ese hombre. Cuando lo haga, le voy a recordar que me hizo eso”.

Méndez se unió a la fuerza policíaca en 1919 y prestó sus servicios alternadamente durante los años 1920, ya que los puestos para mujeres policías eran eliminados, restaurados y eliminados nuevamente.

Ella mantuvo un diario que ahora se encuentra en el Departamento de Colecciones Especiales CL Sonnichsen de UTEP. Su apresurada letra cursiva detallaba las noches que pasó “trabajando en las calles” –arrestando prostitutas y rescatando niños abusados, pero mayormente en busca de jovencitas que huían de su casa.

De acuerdo con el diario, usualmente encontraba a esas jovencitas en compañía de un hombre –por voluntad propia o no– y muy frecuentemente concluía que esos casos eran de “padres de familias que acordaban casarlas”.

“Se dice que era tan ruda y fuerte como cualquier policía”, de acuerdo con la Sociedad Histórica del Condado de El Paso.

Méndez continuó aplicando la ley aún después que su puesto fue eliminado del departamento de policía, y luego trabajó como oficial de libertad condicional en el condado.

Posteriormente, se unió a su hija y yerno para formar el restaurante La Hacienda.  Fue Méndez, de acuerdo con un artículo de 1970 de El Paso Times, quien ayudó a desarrollar una “cocina tradicional” que fue popular “entre muchos prominentes paseños” quienes comían en La Hacienda y “se relajaban con un juego de cartas antes de regresar a sus oficinas”.

El restaurante cerró y reabrió bajo numerosos dueños en el transcurso de las décadas y actualmente sigue siendo frecuentado.

• CARMEN FÉLIX

“Sin lugar a dudas, no se trata de una competencia. La alborotadora número 1 de El Paso es Carmen Félix”, escribió El Paso Times en 1988.

Activista de la vivienda conocida por sus valientes tácticas de organización en representación de arrendatarios del sur de El Paso, Félix se interesó en los temas de la vivienda a través de su trabajo como maestra.

“Sigo viendo a estudiantes cuyas familias les piden que dejen sus casas”, le comentó.

Félix arregló la ocupación de edificios de viviendas de alquiler amenazados con una rápida demolición en el Segundo Barrio, y en los años 1970 ayudó a formar una ciudad de carpas en el vecindario para luchar contra la remoción urbana.

Debido a su trabajo, fue arrestada muchas más veces de las que podía contar  –bajo cargos de irrumpir en propiedad ajena hasta amenazas terroristas.

Como orgullosa chicana, también defendió los jardines comunitarios en su vecindario, y como directora ejecutiva de la Corporación Vivienda para Bajos Ingresos en la Parte Sur, una organización no lucrativa, empezó a comprar edificios y casas para proporcionar vivienda asequible directamente a los residentes del Segundo Barrio.

“No puedo aceptar las cosas como están”, dijo Félix sobre su trabajo, “creo que es nuestro deber como ciudadanos hacer cambios para mejorar”.

Si desea asistir a más eventos del Mes de la Historia de las Mujeres en El Paso, vea la lista de eventos de la Sociedad Histórica del Condado de El Paso y el calendario de Mujeres y Estudios de Género de UTEP.

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