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El Paso
sábado, 11 septiembre 2021 | 09:29
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El Paso— Fronterizos que cruzan los fines de semana –particularmente los viernes por la tarde– de El Paso a Ciudad Juárez tardan más de una hora para llegar a México debido a embotellamientos y una insuficiente infraestructura vial.
“Cada viernes por la tarde o sábado en la mañana, cuando tengo que ir a Juárez calculo por lo menos una hora para llegar”, señaló Manuel García, residente del oeste de El Paso. “La única opción es irme al mediodía en viernes o muy temprano, casi amaneciendo en sábado”.
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Planeado hace más de medio siglo, el puente Córdova-Américas (“Libre”) ha sufrido cambios que entorpecen la circulación conforme ha pasado el tiempo. Y aunque el cruce fue reconstruido, las adiciones complican la vialidad.
El primer cuello de botella consiste en las lectoras de placas que estableció hace unos años el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos en el puente, para registrar los vehículos que transitan rumbo a México.
“En ocasiones, aunque no haya fila en la aduana mexicana, las lectoras entorpecen el tráfico. Las filas para llegar a ese punto alcanzan el ‘freeway’ US 54 incluso hasta la salida de Fort Bliss”, señaló García, quien cruza por lo menos una vez a la semana para visitar familiares, realizar negocios o de compras.
El segundo cuello de botella lo representan las garitas de la Aduana de México, que muchas veces no están abiertas a toda su capacidad y generan un embotellamiento tras pasar el filtro de las lectoras de placas.
“Da mucho coraje ver cómo sólo operan la mitad de ellas, o incluso menos. Además si el sistema de semáforos no funciona, se hace más largo el tráfico”, agregó el entrevistado.
Señaló que el puente tampoco estaba preparado para la implementación de los semáforos, ya que éstos fueron añadidos hace relativamente poco tiempo, unas dos décadas atrás, lo cual representa un obstáculo más.
Puentes de paga no son opción
Los viernes por la tarde un número considerable de guiadores opta por pasar por los cruces de paga: el Stanton, en el Centro, y el Ysleta, en el Valle Bajo.
“Son el último recurso. En el Centro hay embotellamientos, hay semáforos que impiden el flujo y aparte se te meten los abusones por las calles laterales. Y encima pagas 3.50 dólares”, dijo García.
Expresó que la Policía de El Paso tiene escasa presencia en la zona, lo cual complica la circulación y la hace tortuosa.
“En cuanto al puente de Ysleta, es la misma historia. Muchos embotellamientos y gente que cruza para ver a familiares en el oriente de Juárez o quedarse el fin de semana”, señaló el entrevistado.
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