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El Paso

Exhuman tumbas para identificar migrantes en Texas

26 cuerpos fueron enterrados en el Condado de Maverick, entre ellos un bebé, luego de fallecer en el Río Grande

Uriel J. García/The Texas Tribune

lunes, 06 febrero 2023 | 06:00

The Texas Tribune | Una cruz de metal colocada en el suelo sobre tumbas de inmigrantes sin marcar The Texas Tribune | Kate Spradley vacía un recogedor en un cubo de plástico durante la exhumación

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Eagle Pass— Victoria Soto estuvo parada en el fondo de una fosa a principios de este mes y cuidadosamente quitó la tierra de las orillas de la bolsa para cadáveres, luego, la colocó en una cubeta que sostenía Amelia Konda, una compañera de clase de la Universidad del Estado de Texas (TXST).

Detrás de ellas, otros dos estudiantes utilizaron un recogedor para aflojar la tierra que estaba alrededor de otra bolsa para cadáveres.

Cuando la salida del sol pintó el cielo de color naranja, los estudiantes de Antropología Forense ya habían sacado tres bolsas con cadáveres cubiertos de tierra y los trasladaron a una tienda de campaña cercana.

Cuando Soto y su compañera de clase Stephanie Baker abrieron una de las bolsas, el cuerpo estaba irreconocible y olía a sulfuro, un aroma al que ya están acostumbradas después de pasar días exhumando cuerpos de migrantes en esta ciudad fronteriza.

Soto y Baker examinaron cuidadosamente el cuerpo, buscando pistas para lograr la identidad del hombre: ropa, tarjeta de identificación, tatuajes, algún trabajo dental distintivo.

Después que terminaron, Soto de 23 años, en silencio agradeció al migrante anónimo: “Gracias por permitirme manejar tu cuerpo el día de hoy y hacer lo que tenía que hacer. Voy a hacer todo lo que pueda para que regreses a donde perteneces”.

“Creo que es importante mostrarles el respeto que tal vez no recibieron anteriormente”, dijo.

Veintiséis extranjeros, incluyendo un bebé, fueron enterrados ahí en agosto y septiembre después que autoridades locales encontraron sus restos el verano pasado en el Río Grande.

Es probable que no hubieran sido identificados en el Cementerio del Condado Maverick, si esos estudiantes de TXST, que colaboran con el Centro de Derechos Humanos del Sur de Texas, no hubieran arribado en el mes de noviembre para empezar a desenterrar sus cuerpos.

De acuerdo a la ley estatal, un juez debe ordenar que se obtenga una muestra de ADN y tener información almacenada en una base de datos federal para localizar posteriormente a los parientes de los migrantes.

Aunque en el mes de agosto, las muertes de inmigrantes aumentaron a lo largo de la frontera, la Oficina del Médico Forense del Condado Webb –que realiza las autopsias para Maverick y otros 10 condados cercanos– le pidió a la funeraria local que retuviera los cuerpos hasta que la oficina tuviera espacio para ellos, según le comentó la forense Corinne Stern a CNN en una entrevista del mes de agosto.

Cuando la funeraria local de Eagle Pass también llegó al máximo de su capacidad, enterró los cuerpos en una esquina del cementerio, marcándolos con cruces elaboradas con tubos de PVC.

Algunos de los restos que exhumaron los estudiantes durante su visita en noviembre, tenían tarjetas de identificación o pasaportes en su cuerpo, dijeron los estudiantes.

Un juez contactó a algunos de los parientes pero el condado inhumó los cuerpos debido a que la funeraria ya no tenía espacio para mantenerlos allí, comentó Kate Spradley, profesora de Antropología de la Universidad del Estado de Texas, quien en 2013 fundó el Operativo Identificación, un proyecto en el que sus alumnos de Antropología y voluntarios ayudan a identificar los restos de extranjeros que mueren mientras cruzan a EU.

“¿Por qué los dejan abandonados?”, preguntó Eddie Canales, director del Centro de Derechos Humanos del Sur de Texas, un grupo de activistas que ayuda a las familias a encontrar los restos de sus seres queridos que murieron cruzando la frontera y ha financiado las exhumaciones en Eagle Pass.

“¿Se debe a que son inmigrantes y reciben un tratamiento desigual? ¿O es por la falta de recursos?”.

El número de extranjeros que mueren entre Estados Unidos y México ha llegado a un alto récord.  La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos (USBP) reportó haber encontrado 853 cuerpos en el año fiscal del 2022, que terminó el 30 de septiembre, más del triple de los 247 que encontró durante el año fiscal del 2020.

Muchos migrantes mueren de calor o falta de agua cuando tratan de cruzar el desierto de Sonora o Chihuahua, o al igual que los que fueron enterrados en el Condado Maverick, se ahogan tratando de cruzar el Río Grande.

Al mismo tiempo, la cantidad de aprehensiones de migrantes en la frontera sur por agentes de inmigración ha establecido un récord de 2.4 millones durante el año fiscal del 2022, que es parte de un incremento en un año de cruces ilegales.

Canales y Adam Isacson, un experto en seguridad regional de la Oficina sobre Latinoamérica en Washington, dijo que las políticas de disuasión tales como el Título 42 –una orden de salud de emergencia aplicada por la administración Trump en marzo del 2020 para expulsar rápidamente a los migrantes sin permitirles solicitar asilo– han presionado a los extranjeros a tomar más riesgos para ingresar al país, dando lugar a más muertes.

Entregarse voluntariamente a los agentes de la Patrulla Fronteriza (BP) y solicitar asilo “no es una opción para ellos con el Título 42”, dijo Isacson. “Así que, muchos de ellos probablemente están tratando de evitar ser detectados y eso significa que utilizan algunas áreas peligrosas”.

En el Condado Maverick, los ayudantes del sheriff o agentes de la BP usualmente reportan el hallazgo de uno a cinco cuerpos al año. Sin embargo, el verano pasado, el condado encontró 30 cuerpos al mes en promedio, comentó Spradley.

En la última década, los estudiantes y voluntarios del estado de Texas recibieron o exhumaron los restos de más de 450 inmigrantes no identificados, en su mayoría del condado de Brooks. Llevan los cadáveres a un laboratorio de la universidad en San Marcos, donde recogen una muestra de ADN y almacenan los restos. También buscan informes de personas desaparecidas e intentan hacer coincidir las descripciones con la ropa o las características de identificación de los cuerpos.

Si localizan a la familia del migrante, también les ayudan a repatriar el cuerpo a su país natal.

Gastan millones para identificar cuerpos

Cuando las autoridades locales o agentes de la BP encuentran el cadáver de un extranjero, llaman a un juez local, quien tiene la opción de solicitar una autopsia para determinar la causa del deceso.

Si nadie reclama el cuerpo y no puede ser identificado, la ley estatal exige que el juez ordene a un médico forense obtener una muestra de ADN. Una funeraria local retienen los restos hasta que es trasladado a la oficina del médico forense.

Al igual que la mayoría de los 254 condados de Texas, el Condado Maverick no tiene un médico forense que pueda realizar las autopsias, así que, depende de los médicos forenses de San Antonio o Laredo.

Los estudiantes de TXST dijeron que dos de los cuerpos que desenterraron a principios de este mes tenían lo que parecían incisiones en su cabeza y pecho de una autopsia, pero no se sabe cuál médico forense realizó la autopsia o si se tomaron muestras del ADN.

Tampoco está claro si la Oficina del Médico Forense del Condado Webb está aceptando actualmente los cuerpos de migrantes –la oficina no respondió al correo electrónico que se le envió para que comentara sobre el asunto.

El verano pasado, la Oficina del Médico Forense del Condado Bexar en San Antonio lidió con los problemas de dos masacres –el homicidio de 19 alumnos y dos maestras ocurrido el 24 de mayo en Robb Elementary School en Uvalde, seguido por la muerte de 53 extranjeros en el mes de junio que murieron asfixiados en un tractocamión de 18 ruedas que los contrabandeó al país.

El proceso de tratar de identificar a los indocumentados desaparecidos ha costado miles de dólares por caso. Desde el descubrimiento de un cuerpo hasta su inhumación, los condados gastan un promedio de 13 mil 100 dólares por caso, de acuerdo a un reporte de la Universidad de Texas de mayo del 2020 titulado “Las Muertes de Migrantes en el Sur de Texas”.

Algunos condados fronterizos han tomado algunas medidas para reducir ese costo, dice el reporte.

Del 2009 al 2013, más de 350 cuerpos fueron descubiertos en el Condado Brooks, que es una importante ruta de tránsito de extranjeros en la frontera entre Texas y México.

El condado, que sólo tiene 7 mil habitantes, gastó 628 mil dólares procesando los cadáveres, dice el reporte. Para ahorrar dinero, el condado no ordenó autopsias y el cementerio local los enterró en tumbas sin marcas y sin registrar su ubicación, de acuerdo al reporte de la Universidad de Texas.

“Esos migrantes usualmente tuvieron pocas posibilidades de ser identificados y repatriados a sus países”, señala el reporte. Sin embargo, en el 2013, el condado empezó a recibir financiamiento estatal para realizar las autopsias y “actualmente ordena habitualmente las autopsias y mantiene algunos de los registros más detallados sobre muertes de migrantes en la región”, según el informe.

“La Tierra se los tragó”

Algunos restos no son identificados durante años, dejando a las familias en el limbo, sin saber si sus seres queridos siguen vivos. Algunas familias llaman a la línea telefónica de migrantes desaparecidos del Centro de Derechos Humanos del Sur de Texas.

Canales, director del Centro, dijo recientemente que recibió un mensaje de texto de una mujer de Guanajuato, México, para pedirle que la ayudara a encontrar a su padre, quien desapareció en 1990 después de cruzar la frontera hacia Texas.

Canales dijo que le solicitó a la BP algún reporte y revisó los registros del laboratorio de la Universidad del Estado de Texas para ver si tenían alguna muestra de ADN del hombre.

“Quisiera darle esperanzas, pero en realidad se lo tragó la tierra”, dijo. “Es decepcionante, pero no he dejado de atender el asunto porque necesito darle a la familia algo de esperanza”.

Spradley comentó que en los últimos siete años, el Operativo Identificación ha recibido aproximadamente un subsidio anual de 115 mil dólares de la oficina del gobernador para financiar las exhumaciones. Pero en este año, el estado ya no otorgó el apoyo, dijo.

En los últimos años, el gobernador Greg Abbott, quien ha criticado las políticas de inmigración del presidente Joe Biden, se ha enfocado en tratar de disuadir a los extranjeros de cruzar a EU, apostando cientos de soldados de la Guardia Nacional o policías estatales en los condados fronterizos para aprehender a los inmigrantes que cruzan la frontera.

Cientos de indocumentados han sido acusados de delitos leves por irrumpir en propiedad privada y son enviados a prisión. El estado ha gastado más de 4 billones de dólares en ese esfuerzo desde que Abbott lanzó el Operativo Lone Star en marzo del 2021.

Andrew Mahaleris, portavoz del gobernador, dijo en un correo electrónico que los condados que reciben subsidios del operativo pueden usar ese dinero para ayudar al Operativo de Identificación para exhumar e identificar los cuerpos.

Dentro de una tienda de campaña en donde los estudiantes examinan los restos, Chloe McDaneld, encargada del laboratorio de TXST, a donde los cuerpos son llevados para una mayor revisión, toma fotos y le piden a Konda –quien es la que toma notas– que anote el cabello corto y negro del hombre y las incisiones de la autopsia en el cráneo y pecho.

Mientras tanto, Soto –quien viste una bata médica de plástico, guantes de latex sujetos a sus muñecas con cinta para ductos y una mascarilla quirúrgica de color azul– le quita la tierra del brazo derecho del hombre.

“Estoy revisando si tiene algún tatuaje”, dijo Soto.

Baker movió el cráneo fracturado mientras Soto limpiaba la piel en estado de descomposición de los dientes para obtener registros dentales. Cuando terminaron, las estudiantes volvieron a cerrar la bolsa que contenía el cuerpo. Don White, una voluntaria de la Oficina del Sheriff del Condado Brooks, las ayudó a llevar el cadáver a una camioneta que trasladaría los cuerpos al laboratorio de la universidad.

White, quien ha sido voluntaria durante años, comentó que usualmente sale al desierto para buscar extranjeros y también colabora en los esfuerzos del Operativo Identificación.

“Esto no se trata de política, sino de humanidad, lo hacemos por las familias”, dijo. “Para que las familias recuperen a sus seres queridos y los puedan inhumar en un lugar de su elección. Para que puedan ir los domingos a visitarlos y realizar las celebraciones del Día de Muertos. Si no tienen sus cuerpos, no pueden hacer eso”.

Ese trabajo también es algo personal para Soto. Ella es ciudadana de Estados Unidos de primera generación, cuyo padre cruzó el desierto o el río desde México hacia el país para trabajar como jornalero y enviar dinero a casa. Eventualmente, se estableció en Houston y su esposa y dos hijas lo siguieron. Soto, quien es su tercera hija, nació en este país.

Ella recuerda haber escuchado la historia de los amigos de sus padres que murieron en el desierto mientras trataban de emigrar de México. Es una gran razón por la que ella decidió estudiar Antropología Forense.

“Hasta en la muerte la gente es marginada. No es un trabajo fácil, pero es necesario hacerlo. Sé que algunos de ellos podrían haber sido alguien de mi familia”, dijo.

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