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El Paso

¿Cómo es que pierde Texas el control del virus?

Retracción del gobernador Greg Abbott pone de manifiesto la aguda crisis de salud

Bloomberg

lunes, 06 julio 2020 | 06:00

Texas Tribune | Texas podría enfrentar crisis como la de Nueva York

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Desde que empezó la reapertura de la economía del estado de Texas a principios del mes de mayo, el gobernador Greg Abbott ignoró las súplicas de los alcaldes y líderes de los condados para imponer reglas estrictas y detener el Covid-19. 

El republicano de 62 años apareció en repetidas ocasiones en el programa de Sean Hannity en Fox News para publicitar su compromiso de mantener abiertos los negocios, mientras la pandemia se iba fortaleciendo silenciosamente.

Durante la semana pasada, Texas registró números récord de casos, y los hospitales de Houston, que es su ciudad más grande, llegaron casi a su límite. 

Hasta entonces, Abbott estuvo de acuerdo en hacer una pausa en la reapertura, aunque no le ordenó a la gente que usara mascarillas ni dejara de salir, ya para el mediodía del viernes cerró los bares.

La retractación de Abbott deja de manifiesto una crisis que se estuvo generando durante semanas y fue impulsada por cuatro causas distintas.

Dichas razones son: falla del trabajo de Salud Pública en darle seguimiento a los contactos, la fuerte presión económica, la neutralidad política en sus ciudades, la solidaridad de Abbott con la agenda del presidente Donald Trump.

 Cada semana en que se practicó la libertad comercial permitió que más texanos se enfermaran.

 Ahora, el segundo estado más populoso del país enfrenta el prospecto de una mortandad como la que se vio hace tres meses en Nueva York. Texas se está convirtiendo rápidamente en el nuevo centro de la pandemia en Estados Unidos.

 El sábado, el país observó que el total de casos aumentó en un 1.9 por ciento, siendo el incremento más grande en el porcentaje en seis semanas, con más de 45 mil nuevas infecciones.

 El viernes, un funcionario de alto rango del Condado Harris, que incluye a Houston, declaró una emergencia, y miles de teléfonos celulares sonaron con advertencias para quedarse en casa.

 “El día de hoy, nos encontramos dirigiéndonos hacia una situación catastrófica e insostenible”, comentó la juez Lina Hidalgo, del Condado Harris, durante una conferencia de prensa.

 “Existe un brote severo e incontrolable de Covid-19. Nuestros hospitales están usando el 100 por ciento de su capacidad en este momento, y están empezando a depender de un incremento en la capacidad”.

 Los condados que están alrededor de Dallas, Fort Worth, Austin y San Antonio observaron que el número de casos por lo menos se triplicó desde que empezó la reapertura, aunque ninguno empezó con tantos como el Condado Harris.

 En todo Texas, el índice de pruebas positivas de Covid-19 ha aumentado en un 17.5 por ciento, muy por encima del umbral del 10 por ciento que es considerado como preocupante, de acuerdo a la información presentada el viernes por el equipo de la Casa Blanca que lucha contra el virus.

 El mismo día, el Departamento de Salud del Estado de Texas puso el porcentaje en un 13.2, siendo más del doble de la cifra que se registró en mayo, que fue del 5.4 por ciento.

 Lo que está sucediendo en Texas “puede pasar en cualquier lugar”, comentó David Lakey, vicecanciller para Asuntos de Salud y jefe médico del Sistema de la Universidad de Texas.

 “La inmensa mayoría de las personas no se han infectado, y por lo tanto son propensas a hacerlo”, comentó Lakey, ex comisionado del Departamento de Salud de Texas. “Así que no debería ser sorpresa que tomando en cuenta las circunstancias correctas, el virus infectará a muchas más personas”.

 El comisionado Rodney Ellis, del Condado Harris, comentó que el estado reabrió demasiado rápido, mientras el virus seguía propagándose, y que el gobernador restringió los esfuerzos locales para controlarlo.

 “Si hay algún momento en que me gustaría que mis predicciones acerca de lo que podría pasar fueran erróneas, es precisamente este momento”, comentó Ellis. “El sentimiento real que tenemos es que estamos aterrados por morir”.

 La oficina de Abbott no respondió a la petición que se le hizo para que comentara al respecto.

 En Estados Unidos, la enfermedad inicialmente mantuvo un bajo perfil fuera de las grandes ciudades de la Costa Este y Oeste, en donde un estado de alerta al paso del tiempo se convirtió en una autosuficiencia.

 Texas reportó sus primeros cinco casos el 6 de marzo, cuatro fueron en Houston.

 La capital energética del país se extiende sobre una región metropolitana de más de 9 mil 400 millas cuadradas –que es más grande que New Jersey– en el cenagoso Sureste de Texas.

 Al igual que la mayor parte del Sur, Houston tiene una desventaja en relación con la pandemia: los que no cuentan con un seguro médico. Texas no expandió el Medicaid de acuerdo al Decreto de Atención Asequible, dejando a muchos residentes sin acceso a una atención regular.

 Aproximadamente el 25 por ciento de los residentes menores de 65 años en la ciudad de Houston no tiene un seguro médico, de acuerdo a la estimación del Buró del Censo.

 Los líderes republicanos del estado también han seguido la tradición de recortar el poder a sus ciudades que son dirigidas por demócratas, particularmente después que Abbott asumió el puesto en el 2015, comentó Renée Cross, directora de alto rango de la Escuela de Asuntos Públicos Hobby de la Universidad de Houston.

 “Discutir sobre la prohibición del uso de bolsas de plástico o sobre la fracturación hidráulica para extraer petróleo no es nada comparado con esto”, dijo. “El Covid llevó eso a otro nivel”.

 Abbott permaneció mayormente al margen. Al ser presionado para que hiciera lo que otros gobernadores han hecho para impedir la propagación de la enfermedad –emitir la orden de quedarse en casa– dijo que todo dependía de las autoridades locales.

 Ordenó que las personas vulnerables se quedaran en casa, prohibió los visitantes en los asilos y exigió que los visitantes de Nueva York se mantuvieran en cuarentena, ya que en esa ciudad el virus estaba arrasando.

 Finalmente, Abbott impuso un cierre a partir del 1 de abril, pero sólo duró un mes. También dijo que sus órdenes se anticiparon a cualquier ciudad o reglas de los condados.

 “Una de las maneras importantes en que el gobernador calculó mal y causó una segunda oleada fue cuando abrió Texas y le quitó la facultad a los gobiernos locales de emitir requisitos de sentido común”, comentó Clay Jenkins, juez del Condado de Dallas, que es el puesto de elección de mayor jerarquía.

 En Houston, el punto crítico fue la orden de usar mascarillas que emitió la juez Hidalgo del Condado Harris, que incluyó una multa de mil dólares.  

Texas reabrió en fases, primero con los restaurantes a un 25 por ciento de su capacidad, luego, los bares y otros negocios. Los límites de esa capacidad fueron relajados gradualmente.

Cada fase provocó que se dispararan los casos 10 o 14 días después, reveló Marilyn Felkner, profesora de Salud Pública de la Universidad de Texas en Austin. “Es realmente fácil ver hacia atrás, pero es un poco más difícil seguir adelante”, dijo Felkner.

Vivian Ho, economista de la salud de la Universidad Rice en Houston, fue más crítica, ya que catalogó la situación como “un desastre de muchas maneras”. 

A pesar de las recomendaciones y de que el estado aseguró que los casos no estaban aumentando rápidamente antes de suavizar los límites, “todo eso fue ignorado”, dijo Ho.

El 16 de junio, a medida que los casos siguieron aumentando, los líderes de todas las ciudades importantes del estado le escribieron a Abbott, suplicándole el derecho a implementar la orden de usar mascarillas.

 Él se rehusó, pero les hizo saber que había una manera de que pudiera hacerlo, pero no les dijo de qué se trataba.

En San Antonio, el juez Nelson Wolff, del Condado Bexar, encontró una manera de hacerlo. El 17 de junio ordenó a los negocios que exigieran el uso de mascarillas o enfrentarían multas, en lugar de poner el énfasis directamente al público.

 Abbott no objetó nada. En los días siguientes, las ciudades y condados de todo el estado emitieron la orden de usar mascarillas.

 Pero para Houston, eso fue demasiado tarde.

 Texas tiene el segundo número más grande de camas de hospital en el país después de California. Más de una quinta parte están en Houston, de acuerdo a información estatal, aunque esa robusta infraestructura médica está siendo presionada.

 El incremento en la demanda, dio lugar a que el sistema de Hospitales Infantiles de Texas empezara a aceptar pacientes adultos con Covid-19 a partir del lunes.

 Este jueves, Abbott suspendió las cirugías electivas en el Condado Harris y otras áreas metropolitanas importantes para liberar la capacidad hospitalaria.

 Incluso el Centro Médico de Texas en Houston, un enorme complejo de hospitales, instalaciones para investigaciones y escuelas de Medicina que se considera a sí mismo como la ciudad médica más grande del mundo, está siendo presionado.

 Las personas cautelosas están evitando la necesaria atención médica por temor a infectarse con el virus, los oficiales trataron de volverle a asegurar a los pacientes que están bien preparados y sigue habiendo espacio para los pacientes.

 El Centro dio a conocer a finales de esta semana que la capacidad de Cuidados Intensivos de la región, que consta de 1 mil 330 camas, había llegado a su máxima capacidad, una situación que requerirá la conversión de otras instalaciones en pabellones para pacientes.

La situación es menos extrema de lo que parece, ya que se cuenta con tres veces más camas disponibles, según comentó Bill McKeon, director ejecutivo del Centro Médico de Texas, en una entrevista que dio el jueves.

Hasta el sábado, Texas tenía 143 mil 371 casos, de los cuales 29 mil 163 estaban en el Condado Harris y Houston. Eso es aproximadamente la mitad de lo que el estado de Nueva York tenía a finales de abril, en el pico de la pandemia, pero el camino que tiene delante Texas podría ser largo y sombrío.

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