El Paso

Sufren los latinos por la crisis de educación pública

Hispanos, más de siete de cada 10 estudiantes afectados por huelgas de profesores; expertos ven discriminación detrás del problema

The New York Times

lunes, 21 enero 2019 | 20:00

Associated Press | Una manifestante en Los Ángeles, con sus demandas en inglés y español

Los Ángeles— El lunes de la semana pasada, más de treinta mil profesores de escuelas públicas y trabajadores del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles estallaron en huelga para exigir salarios más elevados, grupos menos numerosos y mayor personal de apoyo para sus estudiantes. Aunque se dice que las negociaciones entre el distrito y el sindicato (United Teachers Los Angeles) se reanudaron el jueves, las protestas de estos educadores son parte de una tendencia mayor. El año pasado, los profesores en Virginia Occidental, Arizona, Oklahoma y Kentucky se manifestaron por razones muy similares.

El Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles es el segundo sistema de educación pública más grande de Estados Unidos; atiende a casi medio millón de estudiantes. Aproximadamente el 75 por ciento de los estudiantes afectados por el paro son de origen latino. En todo el país, los latinos conforman el mayor porcentaje de la matrícula en las escuelas públicas después de los blancos. La cantidad va en aumento: el Centro Nacional para la Estadística en Educación calcula que para 2025, los niños latinos conformarán el 29 por ciento de todos los estudiantes matriculados en el sistema de educación pública K-12 (primaria y secundaria).

Los Ángeles no es el único lugar donde los latinos se vieron afectados de manera desproporcionada por estas huelgas. En Arizona, los latinos conforman aproximadamente la mitad de los estudiantes matriculados en escuelas públicas.

“No hay otra manera de describir la persistencia de esas condiciones más que como discriminación racial”, escribió Alex Caputo-Pearl, presidente del sindicato United Teachers Los Angeles, en un artículo de opinión para The Los Angeles Times.

La lucha por la calidad de las escuelas públicas tiene una relevancia particular para las comunidades latinas y puede obstaculizar el desarrollo de una población creciente. En un ensayo de 2008, Patricia Gándara, codirectora del Civil Rights Project/ Proyecto Derechos Civiles en la Universidad de California, en Los Ángeles, describió el estado de la educación latina como una “crisis”.

“Estos estudiantes conformarán la fuerza laboral en un futuro cercano”, escribió, y “si el estado de California no comienza a preparar desde ahora a más estudiantes poco representados para que accedan a la educación superior, para 2020 el estado tendrá una caída del 11 por ciento en el ingreso per cápita, lo cual generará graves dificultades económicas para los habitantes de California”.

De acuerdo con Gándara, parte del problema consiste en una falla en la atención. Escribió que la capacidad lingüística es “una distracción” de los problemas reales. “La idea de que hablar un idioma distinto del inglés es un lastre para la educación debe cambiar”, afirmó Gándara, además de resaltar los efectos positivos de los programas bilingües, tanto para estudiantes latinos como para estudiantes no latinos.

El agotamiento de los afroamericanos

A principios de este mes, se hizo viral un artículo publicado en BuzzFeed News sobre el agotamiento como la enfermedad perenne de los milenials, pues dio en el clavo a un asunto con el que se identifican muchos jóvenes de esta generación que trabajan de más y se obsesionan con la productividad.

En él, la escritora Anne Helen Petersen comentó que los milenials tienden a descuidar tareas visiblemente sencillas que no están relacionadas de forma directa con el trabajo, como ir a la oficina de correos o lavar la ropa.

Petersen describió el agotamiento como un problema sistémico: “El problema con el agotamiento holístico que lo consume todo es que no tiene solución. No puedes optimizarlo para que termine más rápido”.

Su ensayo encendió una alarma en mi cabeza y le puso nombre a una sensación latente que he tenido durante mucho tiempo. Algo tiene que ceder.

Una respuesta redactada por Tiana Clark ahondó en la idea de Petersen y tomaba en cuenta cómo la raza y la desigualdad económica influyen en el agotamiento.

“Sí, todos estamos sumamente cansados y endeudados”, escribió, pero los efectos de esto se agravan en los afroamericanos, quienes deben aguantar las microagresiones y la discriminación sistémica que afecta nuestra salud y nuestro cuerpo.

Notas de Interés

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