Tardará impacto positivo de Deer Park

La adquisición y control de Pemex de la refinería texana Deer Park, cuyos ductos conectan con México a través de esta frontera, generaron expectativa en el gremio gasolinero.

Fernando Carbajal Flores, presidente de la Organización de Expendedores de Petróleo (Onexpo), consideró que aunque se habla de una mejora en el abastecimiento y costo de gasolinas en el país, eso puede llegar hasta en un par de años.

Explicó que tras la compra de la compañía en Estados Unidos hay costos que Pemex debe evaluar como lo operativo, mano de obra y permisos, entre otros. “Son muchas cosas todavía antes de empezar a explotarla”, expresó.

Indicó que es como cualquier inversión, que para comenzar a ver resultados y tener ganancia primero se debe recuperar lo invertido y eso lleva tiempo.

Señaló que de momento el costo de la gasolina –que ha estado al alza, aunque en menor proporción que en el resto del país– obedece a la recuperación de las productoras nacionales. Sin embargo, se prevé que la refinería venga a mejorar tanto la distribución como el precio. 

Los ductos que hoy tiene en servicio la refinería van al norte, noreste y noroeste de Estados Unidos y este último llega a El Paso, Texas, con ingreso a territorio nacional por Juárez. Luego pasan por Chihuahua, Durango y Brownsville. Por carrotanque se hará llegar a Gómez Palacio, Monclova, Sabinas, Nuevo Laredo y Brownsville.

Deer Park tiene una capacidad de almacenamiento de 340 mil barriles por día; está integrada al complejo petroquímico de Shell y cuenta con una capacidad logística para comercializar productos por buque, ducto y tren (carrotanque), de acuerdo con Pemex.

Su capacidad de producción es de 131 mil barriles de gasolina, 89 mil barriles de diésel de ultrabajo azufre, 21 mil barriles de turbosina, 61 mil barriles de otros combustibles y no produce combustóleo. 

Octavio Romero Oropeza, acompañado de directivos de Pemex y de Shell Oil Company, informó que se cerró con éxito la compra total de la refinería Deer Park, ubicada en Houston, Texas, al adquirirse el 50.005 por ciento de la participación accionaria de Shell, con lo que el Estado mexicano tiene ya la propiedad y control total de esta instalación. 

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