Se mantiene, leve, temor a recesión

La economía estadounidense se contrajo 1.6 por ciento en el primer trimestre del año, su primera contracción del PIB desde 2020, confirmó ayer el Gobierno de aquel país. 

El dato duro mantiene el temor a una recesión –que afectaría a México y a esta frontera–, aunque aún de manera leve, ya que el comportamiento de los indicadores es variable, consideró el experto Alejandro Sandoval Murillo, presidente local del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF). 

La contracción en Estados Unidos se da luego de una expansión de 6.9 por ciento en los últimos tres meses de 2021, además de una inflación a niveles que no se veían hace 40 años y la confianza del consumidor a la baja, indican los números oficiales.

Para México, el impacto de una recesión en el vecino país sería considerable, de acuerdo con los antecedentes, pues es el principal mercado de las empresas establecidas aquí, principalmente en esta frontera, donde más del 60 por ciento del empleo es de la industria manufacturera.

De acuerdo con los expertos la afectación sería en la disminución de pedidos, que a su vez pegaría a la producción y empleo, lo que frenaría la recuperación que se tiene tras la pandemia, efectos de la guerra y crisis de insumos, que no le han permitido al sector despegar abiertamente.

No se cumplen estimaciones

El mes pasado, el Departamento de Comercio de EU estimó que la economía en el primer trimestre creció 1.5 por ciento, pero en su tercer y último cálculo ayer dijo que el gasto consumidor –que conforma unos dos tercios de la actividad económica nacional– fue mucho menor de lo que había calculado, pues creció a una tasa anual de 1.8 por ciento y no 3.1 por ciento, como indicó en mayo.

Eso se vio en parte contrarrestado por un nuevo cálculo sobre los inventarios de las tiendas. El departamento previamente había dicho que la disminución en los inventarios le había quitado menos de 0.4 puntos porcentuales al crecimiento económico en el primer trimestre y no 1.1 puntos porcentuales como había calculado en mayo.

Aun así, la contracción del PIB probablemente no es indicio de una recesión y los expertos prevén que la economía seguirá creciendo el resto del año.

La contracción se debió en gran parte a un factor que no es indicativo de la salud económica general: un mayor déficit comercial, reflejo del apetito norteamericano por bienes y productos extranjeros. Dicho déficit le restó 3.2 puntos porcentuales a la variación del PIB entre enero y marzo.

Las inversiones de negocios crecieron en un robusto 5 por ciento. Aun así la economía estadounidense, que se recuperó de una breve pero devastadora recesión al inicio de la pandemia, enfrenta dificultades en momentos en que la Reserva Federal está aumentando las tasas de interés para combatir la inflación.

La súbita recuperación económica tomó por sorpresa a los negocios y la repentina demanda por productos y servicios abrumó a fábricas, puertos y muelles, provocando demoras, desabastecimiento e inflación. En mayo, los precios al consumidor aumentaron 8.6 por ciento comparado con ese mismo mes del año anterior, el aumento más alto desde 1981.

El banco central estadounidense respondió aumentando las tasas de interés, incluso con un incremento de tres cuartos de punto, el alza más pronunciada desde 1994. La Fed aspira a lograr un aterrizaje suave, es decir, aletargar la economía lo suficiente para llevar la inflación a cerca de su meta de 2 por ciento anual sin causar una recesión. (Con información de AP)

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