Economía

Del trueque al Bitcoin

Ningún ser humano puede obtener todo lo que necesita para sobrevivir él solo.

R. L. Chimeno

martes, 25 junio 2019 | 17:17

Ningún ser humano puede obtener todo lo que necesita para sobrevivir él solo. Vivienda o alimento son ejemplos de cosas por las que de una u otra forma tendremos que pagar para conseguirlas, ya sea con dinero al uso o con el más moderno bitcoin. Pero esto no siempre fue así. 

Nuestros más lejanos antepasados puede que consiguiesen el sustento por medio de un huerto o pequeño rebaño de cabras, pero tal vez conseguir el alimento no les dejaba tiempo suficiente para herrar a su caballo, con lo cual debían intercambiar parte de los comestibles conseguidos con el herrero a cambio de su tiempo y esfuerzo, esto es el trueque.

Cuanto más crecían las sociedades, los servicios que se ofrecían eran más y más complejos, había especialistas en intermediar entre el pueblo y las deidades, los sacerdotes, especialistas en proporcionar seguridad al grupo, los soldados… y el trueque era una forma demasiado tosca e incómoda de pagar por servicios, pero sí que había algunas materias primas lo suficientemente escasas y valiosas para que en pequeñas cantidades sirviesen como moneda primitiva, ya que su valor era tal que fácilmente podría intercambiarse por grandes cantidades de alimento, servicios valiosos y demás.

El origen de las monedas

“Pronto”, allá por los siglos VII o VI AC, en Asia Menor, se hizo patente que iba a ser necesaria otra forma de dinero, y nacieron las monedas. Aunque existían las que estaban hechas de materiales preciosos como el oro, en las cuales el valor que reflejaba la moneda y el del material y volumen de la propia moneda eran el mismo, el verdadero avance fue el de acuñar moneda en materiales menos nobles y más abundantes, en los cuales el material y el valor facial de la misma no casaba, si no que su valor residía en estar respaldada por un Estado y su poderío económico: comercio, agricultura… nacía el dinero fiduciario, y, de paso, la oligarquía tenía un medio muy popular en el cual estampar su efigie y perdurar por los siglos de los siglos.

El dinero de papel

Aunque el papel moneda parece que nació en China allá por el lejano s. VII DC no fue hasta que el cambista de origen holandés Johan Palmstruch lo empezó a utilizar a modo de pagaré en el s. XVII DC cuando comenzó su expansión por Occidente. El método era el siguiente, el Banco Central sueco dependiente de la Corona custodiaba los metales y otorgaba a los propietarios billetes en los cuales figuraba la cantidad de tales metales a los cuales tenían derecho. Lo genial del sistema estribaba en que los billetes estaban respaldados por el metal que se guardaba con gran celo en las cámaras del banco.

La gran ventaja que suponen los billetes reside en que pueden tener cualquier valor y abultan infinitamente menos que el mismo valor en monedas. La contra es que una vez se han desvinculado de la cantidad del metal que guarda cada banco central, como hizo Nixon en la década de los setenta del pasado siglo terminando con el patrón oro, puede devaluarse con mayor rapidez que las monedas antiguas, si el emisor que respalda su valor no sigue una política responsable o abusa de la devaluación, ya que es la confianza y no el material del que está hecho el que ancla su valor a lo largo del tiempo.

Las criptomonedas

Entrados ya en el primer siglo del tercer milenio apareció un nuevo tipo de dinero que proponía una descentralización total, respaldado por una tecnología llamada a revolucionar el futuro, el blockchain, y creado por un desconocido o desconocidos cuya cara pública solo es un nombre, Satoshi Nakamoto. Había nacido el bitcoin.

Simple curiosidad al principio, activo codiciado por todos en la actualidad, el bitcoin es la criptodivisa de referencia hoy en día, ya que parece haberse convertido tanto en una inversión como en un instrumento de ahorro, aunque bien es cierto que sus oscilaciones tanto al alza como a la baja podrían sacar los colores a la más trepidante de las montañas rusas.

Ahora las preguntas que nos hacemos son las siguientes ¿Es buena idea invertir en bitcoin? ¿O seguiremos confiando en el dinero de siempre como medio de transacción y ahorro? Una cosa es segura, el futuro de las finanzas se ha puesto realmente interesante.

Notas de Interés

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