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Deportes

Tercer tiempo: El futbol fue cruel con Bravos

Pocas veces sucede que un visitante salga ileso cuando el rival intentó lastimarlos durante casi todo el partido

Luis Miguel Rodríguez Cruz

viernes, 21 agosto 2020 | 22:46

Marco Tapia / El Diario de Juárez

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En un partido en donde las acciones más claras de gol fueron para Bravos, el León se fue vivo de ciudad Juárez. Pocas veces sucede que un visitante salga ileso cuando el rival intentó lastimarlos durante casi todo el partido. En la vida hay injusticias y los merecimientos no cuentan, aunque deberían. Si el empate de ayer hubiese sido evaluado como una pelea de box, Bravos habría ganado por decisión unánime. Tristeza para los locales que acumulan ya 3 partidos sin ganar. Lo que ayer debería haberse traducido en una victoria inapelable, terminó siendo un capricho del balón que sencillamente no quiso entrar. Juárez lo intentó. No debe haber reproche.

Desgracia es la palabra. El partido era de altísima urgencia para los de Caballero, que venían de dos derrotas consecutivas y no lograron ganar en casa. El primer tiempo resultó ciertamente interesante, donde la posesión la tuvo mayoritariamente el León; sí se nota el trato más artesanal de la pelota que tienen los de Ignacio Ambriz, circulando con más paciencia pero con poca efectividad. Pero Bravos fue el primero en meter miedo con el cabezazo de Velásquez a los pocos minutos en el poste. Plus extra para el partido y para los de Juárez porque veía acción el ansiado Marco Fabián, quien desde el principio fue el preferido de sus compañeros para entregarle la pelota; difícilmente se equivoca y la inmensa mayoría de sus pases son efectivos. Lo positivo: el medio campo de Bravos parece haber encontrado su brújula.

Quedan para el suspiro y mala suerte el cabezazo tremendo de Lezcano que fue atajado por Blanco y el tiro lejano de Fabián que pasó a centímetros del poste. Merecía ser gol. Cuando en los últimos minutos de la primera parte los Bravos se decidieron a tomar el balón, el León se tambaleó. Eso es algo que le ha faltado al equipo de Caballero: creer más en sí mismos y en sus capacidades. A veces hace falta apelar más al atrevimiento para ver dividendos. 

En el segundo tiempo Juárez ya tuvo otra actitud: la del que quiso imponer autoridad en su campo y ganar. Se invirtió la posesión pero no el contexto: Juárez siguió siendo más peligroso. Las más claras de inicio siguieron siendo del local. Parte de la clave fue la expulsión para León, pero solo es parte, porque en términos generales los Bravos hicieron más por ganar pero sin premio. Hay un déficit en el ataque: Castillo sigue siendo el de siempre, más ruido que eficiencia. Queda como pequeña satisfacción el saber que Bravos trae buen futbol y le puede pelear a cualquiera, pero continúa creciendo como sombra ese déficit a la hora de concretar; parece que el sistema funciona bien, pero Caballero debe encontrar la manera de evitar esos pequeños cortos circuitos que cuestan puntos.

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