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Elige Zac Taylor su propio veneno

El entrenador de Cincinnati fue clave para que Cooper Kupp llegara a los Carneros de Los Ángeles sin saber que, años después, esa decisión le costaría un trofeo Vince Lombardi

Pablo Tiburcio Tapia / Agencia Reforma

lunes, 14 febrero 2022 | 17:54

Associated Press | Cooper Kupp

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Inglewood, California— Irónicamente, Zac Taylor eligió a su verdugo en el Super Bowl LVI.

El entrenador de los Bengalíes de Cincinnati fue clave para que Cooper Kupp llegara a los Carneros de Los Ángeles sin saber que, años después, esa decisión le costaría un trofeo Vince Lombardi.

En 2017, los Carneros de Los Ángeles estaban desesperados por reestructurar al equipo desde sus raíces.

Los Carneros cargaban con 11 campañas consecutivas sin acceder a playoffs, una mala racha que intentaron terminar, incluso, regresando la franquicia de San Luis a Los Ángeles, la tercera sede de un equipo que nació en Cleveland para la temporada de 1937.

El cambio fue total. Jeff Fischer dejó el puesto de head coach que ocupó durante cinco años y dio paso a un –muy– joven, quien con 30 años asumió la responsabilidad de regresar a los Carneros al Super Bowl por primera vez desde la edición XXXVI (2001).

McVay decidió que el cambio debía incluir mentes frescas, capaces de sacarle jugo al talento que estaba en el roster pero, sobre todo, con olfato para elegir talento en el Draft de la NFL.

Entre los elegidos por Sean para iniciar el camino que hoy vive un capítulo glorioso con la conquista del Super Bowl LVI, estaba Zac Taylor, una mente poco valorada en la Liga que, tras un paso de 4 años por Miami, navegaba en la NCAA, en busca de una oportunidad.

Taylor llegó a los Carneros en 2017 como asistente de receptores con una encomienda clara: elegir al próximo receptor estrella de la franquicia.

En el Draft de aquel año, receptores como Curtis Samuel, JuJu Smith-Schuster, Chris Godwin y Mike Williams tenían una alta valoración de los scouts, por lo que finalmente fueron elegidos en las primeras rondas.

Pero Zac Taylor se fijó en un prospecto que ningún otro equipo tomaba en cuenta, un fornido, alto e imponente receptor de Eastern Washington que respondía al nombre de Cooper Kupp.

Kupp, con 1.88 metros de altura y 87 kilogramos de peso, no figuraba entre los receptores mejor valorados, principalmente porque su camino como jugador amateur no siguió los estándares.

El oriundo de Yakima, Washington, estuvo a punto de abandonar su sueño de jugar en la NFL cuando ninguna universidad en Estados Unidos le ofreció una beca para jugar en su equipo.

Tras tocar todas las puertas posibles, Kupp fue reclutado por Eastern Washington, donde demostró sus dotes como receptor, sumando 6 mil 464 yardas y 73 touchdowns en cuatro temporadas.

Esos números llamaron la atención de Taylor, quien ofreció su selección a McVay para el Draft 2017. Sean aceptó y Kupp llegó a Los Ángeles sin muchos reflectores.

Cuatro años pasaron para que Cooper demostrara su valía. Ganó la triple corona (yardas totales por pase, recepciones conseguidas y touchdowns), fue nombrado Jugador Ofensivo del Año y guió a los Carneros para ganar el Super Bowl LVI, donde fue nombrado el Jugador Más Valioso.

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