Celebra Tata 60 años con la presión del Mundial

Doha.- Ataviado en un traje azul Ermenegildo Zegna, Gerardo Martino posaba ayer como modelo de lujo en la foto oficial de la Selección Mexicana para el Mundial de Qatar. El hombre que admira la perfección del legendario tenista Roger Federer, de alguna manera imitaba la elegancia del suizo.

El técnico del Tricolor cumple hoy 60 años. La celebración lo toma alejado de los grandes pilares de su vida: su esposa Angélica (a quien conoció desde la primaria), y sus hijos María Noel, María Celeste y Gerardo.

Su cumpleaños lo toma en Qatar, en donde alista el debut de la Selección Mexicana contra Polonia. Lo hace en un ambiente ríspido, en el que se percibe como el enemigo público número uno de México. Sólo él sabrá si al apagar las velitas deseará un triunfo ante los polacos o si será más ambicioso y querrá un quinto partido.

En el libro "El 'Tata', vida y obra de Gerardo Martino", los autores Vanesa Valenti y Lucas Vitantonio revelan detalles íntimos del timonel, ese que cursó la primaria con el cantautor Fito Páez en su natal Rosario, Argentina, que gusta del vértigo de la Fórmula 1 y que ahora administra la ilusión de millones de mexicanos al pendiente del desempeño en el Mundial.

El "Tata" jugó con Diego Armando Maradona y dirigió a Lionel Messi, dos grandes íconos del futbol. Es un héroe en Paraguay por el quinto partido en el Mundial de Sudáfrica 2010 y un técnico del que en el club Barcelona prefieren no acordarse. A pesar de que es un tipo de bajo perfil, suele ser tendencia en redes sociales por el odio que despierta en México. Así de contrastante es la vida de Martino.

El argentino no es feliz en México. Se multiplican las versiones de que no tiene boleto de regreso al país tras Qatar 2022. Tampoco ayudó mucho que con el torneo Apertura 2022 en curso él estuviera en su natal Argentina y fuera captado en una plácida charla con el DT de la Albiceleste, Lionel Scaloni.

Al llegar al Tricolor, Martino reconoció que ya llegaría el momento de "las puteadas", pero quizá no imaginó que serían tan salvajes desde que borró a Javier Hernández, desde que lo acusaron por convocar a Rogelio Funes Mori por ser argentino de nacimiento sin ver siquiera que tiene similitudes futbolísticas con Raúl Jiménez, desde que millones de mexicanos obsesionados con el quinto partido lo pusieron en la trinchera.