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Atletas consideran riesgos en su salud por coronavirus

Manejan condiciones de salud subyacentes para disfrutar exitosas carreras

The New York Times

miércoles, 27 mayo 2020 | 06:00

Associated Press

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Kathleen Baker, de 23 años, ganadora de una medalla de oro en natación, comenzó a usar máscaras en los aviones mucho antes que el coronavirus apareciera, para evitar contraer afecciones que son especialmente difíciles porque tiene la enfermedad de Crohn, que causa inflamación en el sistema digestivo.

Jordan Morris, de 25 años, jugador de futbol de los Seattle Sounders, usa un monitor de azúcar en el brazo, incluso dentro del campo, para realizar un seguimiento de su diabetes tipo 1.

Y Dusty Baker, un exjugador y ahora manager de los Astros de Houston, ha sufrido muchas complicaciones de salud: cáncer de próstata, hipertensión, diabetes tipo 2, latidos cardíacos irregulares y un microinfarto.

Han manejado sus condiciones de salud subyacentes para disfrutar de carreras exitosas en los deportes. Pero ahora, con el coronavirus que afecta desproporcionadamente a personas con problemas de salud, sus riesgos personales y los de muchos otros atletas aumentarán a medida que la reapertura de Estados Unidos impulse el regreso de los deportes.

Las ligas deportivas están ideando planes para reanudar y salvar sus economías. Sin embargo, en ausencia de una vacuna o inmunidad generalizada, cualquier regreso al campo de juego plantea algunos riesgos adicionales para los atletas y los oficiales.

Hasta este viernes, los sindicatos que representan a los atletas en los principales deportes de Estados Unidos todavía estaban negociando planes específicos para volver a jugar.

El doctor Preeti Malani, director de salud de la Universidad de Michigan, dijo que aún quedaba mucho por aprender sobre cómo el virus afecta a los deportistas. “Mi propio consejo sería quizás sentarse y esperar hasta que tengamos más información”, dijo Malani, quien ha estado asesorando a equipos universitarios sobre la pandemia.

Como parte de sus planes para reabrir, las ligas están ideando precauciones específicas para los empleados más vulnerables. Algunas de las sugerencias para proteger a los jugadores de mayor riesgo y a los miembros del personal incluían espacios separados en refugios y casas club, opciones de viaje distintas, menos concurridas, o cambiar a trabajo remoto o modificar sus horarios.

Incluso entonces, si las personas creen que participar en la temporada 2020 representa un “riesgo irrazonable” para su salud, la propuesta de la MLB les permitirá quedarse fuera, aunque la Liga no tomó una posición sobre si los jugadores en esta situación seguirán recibiendo su sueldo.

“Nunca los obligaríamos a volver a trabajar”, dijo el comisionado de la MLB, Rob Manfred. “Pueden esperar hasta que estén listos para venir”.

En la MLB hay varios jugadores con diabetes tipo 1, antecedentes de tratamiento contra el cáncer, colitis o afecciones cardíacas. Hasta ahora, ninguno ha dicho públicamente que se quedaría fuera esta temporada.

Morris, el jugador de futbol que se enteró de que tenía diabetes a los 9 años, dijo que no había regresado por temor a su salud. “Es muy importante tomar en serio las precauciones establecidas para mí y proteger a los demás también, porque hay muchas personas que corren un mayor riesgo”, dijo Morris, quien usa una máscara fuera de la casa y mantiene guantes y desinfectante para manos en su automóvil.

Los atletas no serían los únicos que se arriesgarían. Algunos miembros del personal deportivo (árbitros, entrenadores, ejecutivos de recepción y miembros de equipos de televisión) pueden clasificarse en categorías de mayor riesgo.

En beisbol, el gerente de los Nacionales de Washington, Dave Martínez, de 55 años, se perdió tres juegos la temporada pasada debido a un procedimiento cardíaco y el asistente del gerente general del equipo, Doug Harris, de 50 años, luchó contra un cáncer de células sanguíneas.

Baker, quien prometió lavarse las manos con frecuencia y usar una máscara y guantes, es el gerente más viejo en el beisbol, con 70 años. Dos de sus entrenadores tienen más de 65 años.

“Mi familia es muy consciente de que tengo un alto riesgo, pero tampoco tengo miedo”, dijo Baker desde su casa en Granite Bay, California.

Cuando la NBA suspendió abruptamente sus juegos el 11 de marzo, Larry Nance Jr., de los Cleveland Cavaliers, temía por la temporada. Nance, de 27 años, descubrió en la escuela secundaria que tenía la enfermedad de Crohn. Aunque Nance nunca había estado tan optimista porque sus médicos le dijeron que la forma en que manejaba la enfermedad de Crohn le ayudaría a cuidarse de los riesgos relacionados con Covid-19.

En San Diego, Kathleen Baker ha estado entrenando en la piscina del patio trasero de una amiga, el océano y un gimnasio en casa. Ella dijo que tendría que ser más juiciosa acerca de a qué reunión asistir cuando se reanude el circuito de natación.

“Cuando era más joven, mis padres solían ponerme ‘equis’ rojas en las manos para recordarme que no me tocara la cara, porque me estaba enfermando mucho”, dijo. “Siento que todo eso me está ayudando durante este tiempo”.

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