Opinion

Mi pobre angelito, caminabilidad y familia

Alma A. Rodríguez
Académica

2018-12-30

En época navideña es común que se transmitan por televisión ciertas películas “clásicas de la temporada”, entre ellas la película de los 90 que lleva por título “Home Alone” y cuya traducción al español latino es el título este texto. Su trama, por si alguien nunca la ha visto, gira en torno a una familia numerosa que vive en un suburbio de Chicago, y que, al salir de vacaciones de navidad, por una serie de confusiones olvida en casa al más pequeño de la familia. Así que este niño de 8 años queda a cargo de su casa y de él mismo durante algunos días, en lo que su familia logra regresar a buscarlo, teniendo que enfrentar una serie de dificultades y peligros.
La razón de traer a relucir esta película es que hace algunos días se hizo viral un tuit de un urbanista que decía que el verdadero héroe de ‘Mi pobre angelito’ había sido la planificación urbana, la cual generó un entorno caminable, donde Kevin, el niño protagonista, fue capaz de satisfacer todas sus necesidades básicas, al poder ir caminando al supermercado, a la farmacia, a la Iglesia y hasta a un parque, como algunas de las escenas emblemáticas de la película lo hacen notar.
Esta conclusión tan poco convencional da mucho a la reflexión, pues nos hace recordar la importancia de una cosa tan olvidada en estos tiempos en la planificación de nuestras ciudades: la caminabilidad, o en otras palabras la posibilidad de acceder a bienes y servicios a distancias caminables, esto es, en radios de 500 a 800 metros, y además bajo condiciones seguras, confortables y atractivas. Pues, ¿qué hubiera pasado si hipotéticamente, el entorno de la casa de los Mcallister, la familia de Kevin, hubiera estado en una zona habitacional como las que encontramos en nuestra ciudad, en donde para llegar a un supermercado hay que utilizar el automóvil o tomar varias rutas de transporte público debido a las grandes distancias de los complejos habitacionales en el suroriente, o en otros casos debido a la poca conectividad que otorgan los fraccionamientos cerrados?
Quizá la historia de la película no es algo cercano a nuestra realidad, pero sî lo es la de muchos niños que se hacen cargo de hermanos más pequeños, de personas de la tercera edad que viven solos, madres solteras o simplemente de familias que no cuentan con un automóvil y que, para satisfacer sus necesidades básicas, pasan tantas dificultades y peligros como Kevin, solo que sin el toque de comedia y fantasía que presenta la película.
La caminabilidad se presenta como una condición de calidad de vida para todas las personas y como un apoyo para las familias juarenses, la cual se debe impulsar con los próximos proyectos de inversión del 2019, tanto del presupuesto municipal, como del federal. Banquetas accesibles, seguridad vial, entornos seguros y activos, distancias caminables, conectividad, son algunos de los elementos que conforman los entornos caminables, y que pueden ayudar a construir una mejor ciudad.
La película termina donde como deseo de Navidad el niño protagonista pide poder ver a su familia, olvidando juguetes, regalos, y todo lo material, y donde su mamá hace hasta lo imposible por volver con su hijo. Aprovechando la referencia a la película, y como mensaje de fin de año, recordemos las cosas importantes que tenemos, como la familia; fortalezcámosla desde dentro con nuestras acciones, y desde fuera, quienes tienen incidencia en políticas públicas, pues la familia es y será siempre la unidad básica y más importante de la sociedad, así como la forjadora de mejores seres humanos y ciudadanos.

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