Opinion

'El más pendejo aquí llegó a gobernador'

LA COLUMNA
de El Diario

2018-12-30

• ‘El más pendejo aquí llegó a gobernador’

• Una de cal para los agentes de Tránsito

• Vieron mano negra en el Hospital

• Borruelazo Carlos Jr. en Juárez

Patricio Martínez ya fue diputado federal, alcalde y gobernador pero se mantiene en buena forma. Alguna reuma ocasional pero los achaques políticos aún no; anda más cerca del 2021 de lo que indica su silencio en público. Fue senador de la República todavía el año pasado. De seis años el trayecto.
Hace unos días el presidente Andrés Manuel López Obrador reveló en una de sus conferencias de prensa matutinas que el ahora famoso robo de combustible en los ductos de Petróleos Mexicanos forma parte del Presupuesto de Egresos del Gobierno de la República desde hace al menos tres sexenios.
Hace unos días supimos por interpósita persona que ese tema fue motivo de reclamo álgido en una reunión de gobernadores priistas con un subsecretario de Hacienda que a la postre se convertiría en poderoso titular del área y gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, “El Gordo Carstens”.
Era 2003. Estrenadito en su media mitad de sexenio el PAN con Vicente Fox. Carstens informaba a los mandatarios tricolores que había dinero extra de los excedentes petroleros (gozaba el barril de buen precio), pero entre pago de la deuda, infraestructura, gastos y otros arrimadijos, a los estados no les correspondería más que quedarse chiflando debido a que el robo, ahora llamado huachicoleo, estaba contemplado en el gasto.
Al modo de los mandatarios con disciplina priista, todos los gobernadores callaron, pero en el estilo del chihuahuense, Patricio empezó aclarando al altísimo funcionario que “el más pendejo de los que estamos sentados en esta mesa es gobernador” y que por lo tanto no los tomara como tarugos para aceptar que las entidades se quedaran sin ingresos de los excedentes por el robo de combustible.
Eso significa que, efectivamente, si en 2003 formaba parte el huachicoleo del presupuesto de ‘egresos’, el problema existía desde al menos un par de sexenios y poco o nada se hizo del 2003 hacia adelante a pesar de la altísima cantidad robada. Hoy han sido puestos la Marina y el Ejército a impedir el robo pero los militares desde entonces, desde antes del 2000, ya eran los responsables de la vigilancia. El tiempo nos dirá muy pronto si hay o no cambio con AMLO-Morena al mando.
En el colofón de la anécdota con Patricio, uno de sus asesores financieros durante su administración dijo a esta columna que por lo menos dos años después hubo distribución de excedentes a los estados y a Chihuahua le fue bien. Tampoco Carstens le guardó rencor. Opinó muy bien de él tras un encuentro sostenido en 2012 en el Museo Casa Chihuahua donde Martínez García aventó buen choro sobre economía pragmática de lo social. Emilio Gamboa fue el mensajero. En el evento, además las entonces senadoras Lilia Merodio y Graciela Ortiz.

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Lo convirtieron en perro del mal por 48 horas sus propios compañeros de la Policía Municipal dirigidos por el ‘coordinador Barraza’; de por medio insultos, bachones y hasta bolsa de plástico en la cabeza como acostumbran algunos muchachos bajo al mando del chaparrito jefe de la corporación, Ricardo Realivázquez.
Ayer para la hora de la barbacoa o el menudo quedó libre el agente de Tránsito Christian Adrián Huerta Morales. Salió de la Fiscalía General del Estado Zona Norte portando su mismo uniforme con el que fue detenido el jueves. En ningún momento se lo quiso quitar.
Terminó su turno aquel día y fue detenido y hasta presentado con chalequito naranja como presunto responsable de haber participado en la ejecución de dos individuos entre las calles Francisco Escárcega y Óscar Aguilar Urbina. Tripulaba una Cherokee negra ‘similar’ a la que supuestos testigos identificaron como la usada en la agresión.
Raro que los municipales no se hayan esperado siquiera al dictamen pericial de la Fiscalía (traía armas de cargo). Barraza lo conocía porque había fungido en el equipo de escoltas de varios alcaldes, entre ellos “Teto” Murguía.
Ayer que obtuvo su libertad no hubo la aclaración oficial correspondiente del hecho registrado en el boletín de “la mesa de coordinación para la construcción de la paz”, con el logo del nuevo Gobierno federal, con fecha del jueves pasado.
Una de cal para los agentes de Tránsito, tan castigados las últimas semanas.

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Levantaron la ceja en el Gobierno estatal cuando se dieron cuenta de que el Presupuesto de Egresos de la Federación no contemplaba ni un peso para el Hospital de Especialidades y la Unidad de Cancerología en Ciudad Juárez
Lo que vendría después sería una sonadera de alarmas dentro de la administración corralista y es que tras la decisión de no etiquetar recursos está la desconfianza que le prodiga el Gobierno de AMLO a la manera en que se ejercen las partidas federales en Chihuahua.
Cuando se dieron a la tarea de revisar el asunto del hospital de Juárez, hubo una pista que levantó mucha sospecha entre recién nombrados funcionarios federales.
Desde principios de 2017, dos importantes grupos hospitalarios del país se acercaron al Gobierno de Chihuahua para terminar las instalaciones inauguradas en el sexenio de César Duarte y actualmente abandonadas.
Se presentaron proyectos y modelos de negocio, específicamente al entonces encargado de obras en la frontera, Andrés Carbajal Casas, y al exsecretario de Salud, Ernesto Ávila.
“Les propusimos hacer un comodato a largo plazo para recuperar la inversión y a la vez aparte de terminar nos comprometíamos a dar servicio médico a todas las personas que el propio Gobierno refiriera; pero el Gobierno nunca resolvió”, confió uno de los asistentes a las reuniones en las que se propuso el esquema de asociación público privada.
No hubo respuesta por la simple razón de que los empresarios interesados no eran los grupos preferidos de Palacio, en especial de Ávila.

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No le bastó con querer transar la cuenta en un palenque, chocar en el Periférico de la Juventud y protagonizar golpizas, amenazas y sendos papelones más por todo Chihuahua, Puebla y Ciudad de México.
Ahora el junior Carlos Borruel hizo buen uso de su fama por Ciudad Juárez. El hijo del exalcalde de Chihuahua y actual titular de la Comisión Estatal de Vivienda corrió uno de sus Audi a 254 kilómetros por hora.
No le importó al muchacho violar el límite de velocidad, la temperatura con el riesgo de que se congelaran las vialidades, menos el respeto por la vida de otros. El nuevo rico de Chihuahua hasta se grabó mientras aceleraba el juguetito.
Sabe el junior Borruel que en la capital del estado puede hacer y deshacer a su antojo: luego de que destrozara un McLaren al chocar por exceso de velocidad, pudo huir con toda tranquilidad, amparado por sus familiares metidos a fuerza en la nómina estatal.
Dos agentes de la Policía Vial fueron despedidos por proteger a Borruel, pero su tío Omar sigue en la corporación, sin preocupación por la investigación iniciada en su contra por mentir en el parte policiaco y deslindar al sobrino de su responsabilidad.
Aquí en Juárez, Borruel hizo lo de siempre: borrachera y fiesta hasta el amanecer, ahora en el club nocturno Privé. No hubo quien le pusiera un alto por violar el Reglamento de Tránsito.
Desconocemos si fue simplemente suerte la del junior al no ser detenido por alguna autoridad o si se sabe protegido por los vínculos personales y familiares que tiene en la frontera.
Será cuestión de tiempo si también aquí el junior hace de la autoridad lo que le da la gana.

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