José Ignacio Gallardo
Analista
En un pésimo momento para el Partido Acción Nacional se da el cobarde asesinato del exregidor y exdiputado local Hiram Apolo Contreras. Precisamente este crimen ocurre cuando la dirigencia municipal se encontraba en un proceso de renovación y en donde Hiram era uno de los aspirantes a dirigir el partido albiazul. No se podría presentar un escenario tan desfavorable para Acción Nacional como este. Un partido que fue vapuleado en las pasadas elecciones y que ha ido perdiendo militancia y seguidores. Un partido que ha estado resintiendo electoralmente el trabajo tan mediocre que ha venido desempeñando la administración estatal en turno, que también emerge de Acción Nacional. Y es en este complicado contexto que ocurre este lamentable asesinato.
Independientemente del resultado de las investigaciones llevadas a cabo por las autoridades estatales, queda en el ambiente la desconfianza. Sobre todo porque después del atentado el también exregidor Héctor Hernández García afirmó que la víctima sí recibió amenazas. Así que mientras que la Fiscalía decía que todo se trató de una confusión, un conocido panista y cercano al equipo de campaña de Hiram Contreras, decía lo contrario. En ambos casos, se debe de investigar. Si es cierta la afirmación de la Fiscalía, lo conducente es que se explique con quién lo confundieron. Situación que en absoluto proporciona confianza a los familiares del fallecido y tampoco a los ciudadanos. Ya que bajo esa hipótesis cualquier juarense puede ser confundido y acribillado así nomás porque sí.
Si lo que se trataba era de evitar que se etiquetara como un crimen político, creo que está saliendo peor. Porque entonces se reconoce que este tipo de ejecuciones por confusión son de lo más cotidiano y revelan el nivel de deterioro en la seguridad del estado. Si esto le pudo ocurrir a una persona muy reconocida, que ha ocupado relevantes cargos de representación popular, que ha tenido mucha exposición mediática y que su cara es ampliamente conocida, pues entonces la situación por la que pasan el resto de los chihuahuenses es muy delicada.
De ser cierta esta afirmación, que se trató de una confusión, no deja de ser lamentable, pero a la vez muy preocupante. La seguridad sigue siendo el talón de Aquiles del actual Gobierno estatal y por lo que se ve en lo que resta del quinquenio la cosa no cambiará. Sin embargo, la afirmación de Héctor Hernández García, posterior al asesinato de Hiram Apolo Contreras, no debe dejarse de lado ni tomarse a la ligera. Se tiene que investigar, porque se habló de que el mensaje que recibió la víctima días previos al fatal ataque, tenía que ver con que no querían que llegara a cumplir su objetivo de ser dirigente del PAN en esta ciudad. Si en lugar de llegar a conclusiones apresuradas, las autoridades se abocaran a investigar seriamente, le quitarían el tufo que ya se empieza a desprender de este delicado asunto.
Hay molestia en muchos panistas que han visto cómo el partido se ha ido desarticulando ante la falta de un verdadero liderazgo estatal. Sienten que se ha perdido la brújula y que de no enderezar el rumbo, de nuevo se enfrentarán a las derrotas. El poder público se le ha ido escapando de las manos al PAN en esta ciudad. Después de haber sido uno de los bastiones del panismo a nivel nacional, hoy este partido ya luce desdibujado. En estas circunstancias los panistas deben de replantearse la visión de partido que quieren. El tiempo pasa volando y en muy pocos meses ya se estarán empezando a escuchar nombres y partidos para los próximos procesos electorales. El necesario desgaste o lucimiento de las actuales autoridades serán factores a considerar. Por eso el PAN se tiene que reinventar si pretende seguir activo en la vida pública y política de este estado.
La derrota a nivel nacional y estatal debe de servir a los panistas para reflexionar. Las derrotas que ha sufrido el PAN no han sido injustas ni gratuitas, se las han ganado a pulso. En muchos casos, el PAN adquirió los mismos vicios que tanto criticó de los regímenes priistas. Ojalá que no hayan adquirido la costumbre de aniquilarse entre ellos mismos. Ojalá y la innecesaria muerte de Hiram Contreras se haya tratado de como ellos dicen, una lamentable e inexplicable confusión.