Opinion

Más sociedad y menos grilla

Francisco Ortiz Bello
Analista

2018-12-08

Las nuevas opciones políticas, sociales y económicas que se ciernen sobre todo el país, pero en particular sobre nuestra frontera, exigen una nueva clase de ciudadanos. Una en la que el involucramiento de la sociedad en esos temas no sólo sea activo y permanente, sino determinante en todos sentidos.
Lo he venido comentando en colaboraciones anteriores, las nuevas condiciones y programas que se impondrán desde el Gobierno federal de cuño izquierdista, o progresista para ser más precisos, exigirán de los juarenses mayores cuotas de participación cuantitativa y cualitativamente. Porque de lo contrario quedaríamos totalmente a merced de visiones ajenas a nuestro entorno, a nuestras condiciones y circunstancias reales.
La implementación de una zona libre o franca para toda la frontera norte del país tendrá fuertes impactos, que serán distintos en cada uno de nosotros, en algunos serán altamente positivos, en otros no tanto, pero algunos más serán incluso negativos o francamente perjudiciales. Pongo un ejemplo (es sólo un ejemplo):
Nadie podría discutir o negar que el incremento del salario mínimo al doble será muy benéfico para un gran número de trabajadores porque, aunque muy pocos o casi nadie gana el salario mínimo en esta ciudad, cuando éste suba al doble muchos de quienes ganan alguna cifra que quede dentro de esa diferencia –que sí es un número mucho más considerable–, exigirán a sus patrones que se les ajuste el ingreso, porque quedarían ganando el mínimo, lo cual será difícil de aceptar.
En esas condiciones, lo beneficioso de la medida, para la clase trabajadora, se convertirá en una pesada carga para los patrones, para los empleadores, sobre todo para los pequeños comerciantes o MiPyME, porque además de erogar más dinero por sueldos deberán pagar más por concepto de cuotas obrero-patronales al IMSS, y si a esto le sumamos la iniciativa que ya se discute en el Senado de la República, para modificar el artículo 27 y derogar el 32 de la Ley del IMSS, los efectos podrían llegar a ser devastadores para un amplio grupo de patrones.
Esta iniciativa de modificación a la Ley de IMSS incluso ya cuenta con un proyecto de dictamen, por parte de las comisiones unidas de Hacienda y la primera de Estudios Legislativos del Senado, en el que se aprueba que todos los ingresos, bonos, pagos, primas, comisiones, prestaciones en especie y en general cualquier otra clase de retribución derivada de la relación salarial se integren al salario base de cotización del trabajador, situación que –por sí misma- incrementaría de manera muy importante las cuotas obrero-patronales.
En ese posible escenario, aunque se desconoce por completo el efecto final que tenga la medida, porque no hay estudios al respecto, las posibilidades de un cierre masivo de pequeños negocios o empresas, forzado por un marcado incremento en el gasto por salarios y prestaciones a los trabajadores, es un fantasma que aparece amenazante sobre la economía local.
No obstante, hay quienes señalan que este impacto podría verse compensado, y hasta revertido a favor, por el remanente que dejaría en la liquidez de empresas, negocios y personas físicas con actividad empresarial, la disminución del IVA a la mitad y del ISR en más de 12 puntos porcentuales en promedio, sin embargo, como mencionaba líneas arriba, no es algo que se pueda siquiera visualizar ante la falta de estudios, proyecciones o cálculos serios en ese sentido. Se trata de una situación completamente inédita de la cual se desconocen casi todas las variantes.
Lo único cierto es que esa, como otras circunstancias similares provenientes de un nuevo gobierno, nos van a impactar. De eso no hay la menor duda. Para mal o para bien, pero nos impactarán, y este impacto también será de distinta magnitud, intensidad y sentido de acuerdo al grupo social al que pertenezcamos, lo que puede generar mucha confusión entre la sociedad juarense porque, mientras para algunos traiga beneficios, para otro no. ¿Qué hacer cuando esto se presente?
Difícil la respuesta. Pero no imposible. ¿Cómo ha resuelto este conflicto la sociedad antes? Porque no es la primera vez en el mundo que se presenta tal disyuntiva. Lo que beneficia a unos perjudica a otros. Y la respuesta en realidad es mucho más simple de lo que parece.
Siempre, a lo largo de toda la evolución de la humanidad, los conflictos de intereses, conveniencias y beneficios, se resuelven de la única manera posible: la discusión, la participación, el debate y la negociación. Se trata de un juego con reglas muy sencillas en las que todos deben ganar. Todos.
Un juego en el que todos participan, todos ponen, todos ceden, todos aportan, para que todos ganen. Pero la palabra clave es: participación. No se vale quedarse agazapado en las sombras de la indiferencia y el anonimato, de la apatía, de la abulia.
Desde las épocas más remotas del origen del mundo, los seres humanos se agrupaban para mejorar sus condiciones de vida, para cazar, para construir ciudades o aldeas, para proteger sus comunidades, para conquistar nuevos territorios, en fin, para todos los objetivos que tienen que ver con la convivencia y las reglas para hacerla mejor, más beneficiosa para todos.
Hoy las cosas no han cambiado mucho en ese sentido. Los seres humanos seguimos teniendo esa necesidad de unirnos, de agruparnos, de asociarnos para optimizar nuestros esfuerzos y nuestros recursos. Por eso mismo, esa resulta la respuesta simple y sencilla a la pregunta. ¿Qué hacer ante nuevas condiciones políticas, sociales y económicas en nuestro entorno? Unirnos.
Hace algún tiempo le hablé en este mismo espacio de la agrupación Líderes por Juárez, de la cual formo parte y me enorgullece ser uno de los socios fundadores, y hoy, mejor que nunca, me permito volver a mencionarla porque creo es el mejor ejemplo de lo que, como sociedad, todos deberíamos estar haciendo o al menos pensar ya en hacerlo.
Líderes por Juárez nació en los meses previos al proceso electoral de este año, teniendo como premisa central el bienestar de los juarenses, en general, a través de una agenda de propuestas muy concreta (sólo cinco puntos) planteada a los entonces candidatos a la Presidencia Municipal de Juárez y a la Sindicatura Municipal, propuestas en las que estuvieron de acuerdo todos quienes comparecieron ante la agrupación y que firmaron ante un notario público, obligándose a cumplir dicha agenda de propuestas.
Líderes por Juárez está conformada actualmente por poco más de 70 juarenses que tenemos alguna clase liderazgo ante la sociedad, entendiendo el liderazgo no como una posición de privilegio, mando o superioridad, sino en la capacidad de influir en nuestro entorno más cercano. Así, esta asociación la integran empresarios grandes, medianos y pequeños; comerciantes, comunicadores, profesionistas como abogados, contadores, ingenieros, arquitectos o médicos; académicos, activistas sociales, y en general juarenses que se dediquen a cualquier actividad desde la que influyan en otros. Pero quizá la característica más sorprendente de esta agrupación, además de esa amplia gama de profesiones y actividades de sus integrantes, es que también cada uno tiene muy diversas preferencias o creencias políticas, religiosas o doctrinarias, por lo que carece por completo de algún tipo de filia o fobia en ese sentido. Ahí esta representada cabalmente la pluralidad y diversidad de la sociedad juarense en todo su esplendor.
Y a pesar de esa gran diversidad, en Líderes por Juárez nos ponemos de acuerdo con relativa facilidad en temas en los que nadie puede estar en contra. La seguridad pública, la infraestructura urbana, la honestidad y legalidad de los políticos, así como otros similares. Y eso mismo es lo que deberían estar haciendo muchos otros grupos y sectores sociales fronterizos.
Si no somos capaces de ponernos de acuerdo entre nosotros mismos, difícilmente podremos lograr que otros se pongan de acuerdo, lo políticos por ejemplo. Decía el presidente francés, Charles de Gaulle, que “la política es un asunto demasiado serio como para dejarlo sólo en manos de los políticos”, así que, o nos ponemos todos en la misma sintonía y actuamos, nos unimos como sociedad, o perderemos la oportunidad de incidir en las decisiones sobre nuestro futuro, el de nuestra ciudad, el de nuestra familia, el de nuestros hijos y nietos. Más nos vale tomar acción.

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