LA COLUMNA
de El Diario
El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, asumirá el poder tras alcanzar el control de la joya de la corona sindicalista en México, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y su monumental fuerza humana y económica.
La jugada es tan doctoral como fundamental en la operación política para el nuevo jefe del Poder Ejecutivo Federal de México.
Con ella cierra la pinza sobre el manejo discrecional y disciplinado del Congreso de la Unión, el Ejército en las calles, más la capacidad de maniobra mediante el conocimiento y operación que tiene de la Suprema Corte de Justicia a través de su próxima secretaria de Gobernación, Olga Sánchez.
Es un coctel de control político que ningún presidente de la República en la era moderna había logrado construir. Impensable, incluso, tenerlo antes de asumir el poder.
Los gobernadores azules, ilusos, en su estertor publican desplegados con manifiestos y olas verbales, mientras López Obrador avanza sigiloso y derrumba liderazgos fuertes como el de Juan Díaz de la Torre, que se hace a un lado –apenas con un soplido– para que Elba Esther Gordillo asuma por sí misma a o a través de un alfil la máxima dirigencia magisterial y con ello de nueva cuenta el control de un millón y medio de maestros y recursos económicos sin fin.
Es la llegada de la Cuarta Transformación al sindicato magisterial un golpanazo a los gobiernos de los Estados, copados por la fuerza morenista, y con la paradójica circunstancia de que en Chihuahua, Educación, entre otras secretarías, ha sido entregada desde hace tiempo a personajes más cercanos al pensamiento de izquierda, como Carlos González Herrera y su operador Manuel Arias en los Servicios Educativos, que a las causas abanderadas por Javier Corral.
Serán los maestros operadores fieles de Morena, en Chihuahua por lo menos 56 mil de ambos sistemas, no sólo por lo que tiene que ver con la revancha contra la Federación por la famosa evaluación educativa, sino por la reconquista de posiciones administrativas y de operación gubernamental.
Los sindicatos buscarán recuperar la tutela financiera y de recursos humanos en cada reducto y espacio burocrático perdido en los últimos años de la traición a la que se refiere Elba Esther Gordillo en su video enviado a Ciro Gómez Leyva la semana pasada.
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Elba Esther Gordillo nació en Comitán, Chiapas. Es normalista con especialidad en Historia. Para 1970 ya estaba saboreando las mieles del poder en una cartera nacional con Carlos Jonguitud, que la llevó de manera meteórica a ser lideresa del SNTE en la Ciudad de México, y con ello, una plataforma para ser tres veces diputada federal, senadora y Secretaria General del PRI.
Desde 1989 fue secretaria general sindical y posteriormente, en un cargo creado por ella misma, presidenta del Comité Ejecutivo Nacional.
Del humilde Barrio de la Pila, caminó a las principales tiendas de ropa y moda del mundo. Chanel, Prada, Gucci y Vuitton eran costumbre y uso diario, hasta que en 2005 inició la debacle, con el rompimiento en el PRI a través de Roberto Madrazo.
Antes había fundado ella el Panal, un partido mediante el cual obtuvo posiciones políticas en todo el país, aliada con uno u otro partido. Eso era lo de menos. Es política ruda. En Chihuahua fue delegada nacional del CEN del PRI allá por los noventas.
En 2013, 26 de febrero, fue detenida en el aeropuerto de Toluca. La acusación fue por operaciones con dinero ilícito. Se hablaba de dos mil millones en cuentas en Suiza y Liechestein.
Fueron cinco años que pasó en clínicas y hospitales privados, muy pocos en la fría celda, hasta que obtuvo prisión domiciliaria por su edad y estado físico en diciembre del 2017. Su reclusión de los últimos meses fue en su departamento en Polanco, en Galileo 7, donde seguramente grabó el video donde la vemos fuerte y con discurso echado para adelante.
“Aunque mis derechos están siendo conculcados, por encima de mis intereses particulares interpongo el interés general de todos y cada uno de los trabajadores de la educación; a ellos debo mi lucha, el futuro del SNTE está más allá de protagonismos personales, vamos unidos, vamos sin miedo, vamos por él”.
Antes en otro video que circula por redes, en reunión con maestros por México, una de sus organizaciones afines, habló de traidores y espetó con claridad: “Yo soy la presidenta, Juan de Díaz sólo tiene la chequera”.
A las pocas horas se convocó a asamblea extraordinaria. Juan Díaz de la Torre anunció su renuncia para dar paso a la Cuarta Transformación también en el SNTE. El poder de la Maestra es tanto que Andrés Manuel jamás recibió al defenestrado dirigente.
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El control político que significan un millón y medio de maestros distribuidos estratégicamente por todo el país representa una oportunidad de operación para el nuevo presidente.
Pero eso no es todo. El SNTE se ha convertido en una agencia de negocios formidable, con servicios financieros, turísticos, entre otros, ofrecidos a sus trabajadores mediante el sistema de raya.
La organización Mexicanos Primero divulgó que la organización sindical cuenta con más de 600 propiedades en el país, entre ellas 51 hoteles y 25 centros vacacionales en las principales playas y destinos. Son más de 179 terrenos y 259 inmuebles sindicales.
Es un emporio inmobiliario el que ha construido con recursos propios y ajenos, sin contar con propiedades en comodato que le han otorgado los gobiernos federal y estatal, como el Portal del Sol en Santa Fe o el exconvento de Santo Domingo, ambos en la Ciudad de México.
Y si esto no es poco, el Partido Nueva Alianza, convertido en el brazo político del magisterio, recibió millonarias partidas presupuestales hasta la pérdida de su registro este año, y hoy se encuentra en proceso de liquidación mediante un interventor del Instituto Nacional Electoral, que deberá saldar deudas y luego apoderarse del remanente.
Todo en la más completa opacidad, con Elba Esther y con Juan Díaz de la Torre. El ocultamiento y evasión de rendición de cuentas es la marca de la casa.
Por cierto, Chihuahua es de los estados que más propiedades tiene con 18, después de Hidalgo (25) y Veracruz (56).
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No será fácil para los gobernadores operar en un contexto de centralización del poder que construye paciente y diligentemente el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, hoy en una alianza que se grita en silencio con la resucitada y renovada Elba Esther.
En Chihuahua el SNTE dejó una estela de corrupción y sangre en los últimos años, como ya lo hemos referido en este espacio. La corrupción también cobró cuentas, incluso a cercanos de la maestra, como Alejandro Villarreal y Ricardo Yáñez, detenidos con diversas y millonarias acusaciones. Sus astros al fin se alinean.
Javier Corral enfrentará un contexto emproblemado con una variable que no se veía muy clara en los últimos meses, un magisterio que regresa moreno y bravo.
Será una nueva pinza junto con su flanco débil, que es la seguridad.
Se acabó la luna de miel que existió con Díaz de la Torre, que mantuvo hasta cierto punto una relación institucional, salvo acciones esporádicas –recordemos los paros– los maestros se mostraron tolerantes pese a los ataques a la nómina y prestaciones, siempre colocados en medio del pleito con la Federación, en una doble jugada para tratar de entorilarlos hacia allá.
Ahora sí, Corral, igual que el resto de los gobernadores, tendrá en frente al magisterio, con un adversario que resurge de las cenizas, con una lideresa también convertida en ave fénix.