Opinion

Y cuidadito con tomar fotos a la escena del crimen

LA COLUMNA
de El Diario

2018-11-14

• Y cuidadito con tomar fotos a la escena del crimen

• Corral abrió canal del Congreso, Cruz lo recibe

• Chihuahua entre los dominios de ‘El Chapo’

• Salvo excepciones, diputados chiquitos

En medio de la crisis de comunicación que enfrenta el Estado, la Fiscalía General envió sendos oficios a los coordinadores de grupos y jefes de divisiones de las fuerzas estales. Se les instruye ahí abrir procesos de investigación a todo elemento que sea sorprendido tomando fotografías de una escena del crimen.
Presumen los jefes que a través de esa vía pueden estar filtrándose a los medios de comunicación distintas imágenes y datos sobre hechos violentos que ocurren en la entidad, “con la consecuente afectación de la imagen de la institución”, se lee en el documento.
Es un intento más por ocultar la realidad que viven los chihuahuenses y tratar de vender esa imagen de estado seguro que –al menos desde el área de la Fiscalía– promueve el comisionado Estatal de Seguridad Óscar Aparicio Avendaño.
En más de dos ocasiones Aparicio ha responsabilizado a los medios de sobredimensionar las condiciones de inseguridad que existen en Chihuahua.
La última vez lo hizo ante el Consejo Consultivo de Vialidad. Lo dijo en la mañana y en la noche cinco fueron masacrados en una vivienda de la colonia Los Olivos, al norte de la ciudad de Chihuahua.
Aparicio acusa a los medios para cubrir su fracaso e ineptitud en el combate al crimen, que es la función que le corresponde. Por eso no es extraño que ahora intenten cerrar cualquier vía en que los hechos sangrientos puedan ser del conocimiento de los chihuahuenses.
Por eso el oficio establece vigilar al personal durante cualquier operativo a efecto de que se les restrinja el uso de teléfonos o toma de imágenes o videos, por temor a que puedan ser subidos a redes sociales o enviados a los medios. El que sea sorprendido, amagan, será sometido a un proceso por parte de Asuntos Internos.
Pero la Fiscalía sigue sin reconocer que su falla radica precisamente en la tarea de comunicar y comunicar bien frente a un hecho de inseguridad o casos que, por su naturaleza, forman parte del interés social.
Por el contrario frente a toda situación calla, y permite que la rumorología se propague en perjuicio de una investigación.

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Nadie sabe para quién trabaja. ¡Y luego para quién!, debemos recalcar con retorcido ánimo.
Ahora Morena tiene el control del Congreso de la Unión, de sus dos cámaras, la baja y la alta. Por esa razón está consiguiendo dominar la mayoría de las comisiones legislativas. Absolutamente normal.
Una de esas comisiones es la bicameral del canal de televisión que ha sido otorgada nada más y nada menos que al diputado juarense Cruz Pérez Cuéllar. Fue publicado en exclusiva ayer muy temprano este dato en Diario.mx
Ese canal en tiempos del PRI no era visto ni por los diputados porque fue concedido en negocias al PAN tras múltiples gestiones de quien fuera senador en el primero de sus dos períodos, Javier Corral. Había ganado Acción Nacional la Presidencia de la República pero llegó débil al Congreso de la Unión.
Dos amigos del entonces legislador, hoy gobernador, fueron colocados en la parte operativa del proyecto televisivo, Luis Silva y Leoncio Acuña; al frente de ellos el ahora morenista, Virgilio Caballero, un periodista oficialista del partido que sea necesario.
Hace tiempo Corral declaró su odio absoluto al senador de Morena que hoy recibe en sus manos el control del canal televisivo en una decisión que sin duda hará hervir en bilis hasta los huesos del gobernador.
En manos del partido de López Obrador ese canal será sin duda una herramienta de utilidad enorme. Para explotar los aspectos mediáticos son buenos los Morenos pero sin duda será aplicada una mezcla perfecta entre los intereses estrictamente partidarios de Regeneración Nacional y los objetivos de Pérez Cuéllar hacia la gubernatura.

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Cuando se habla en Chihuahua de violencia y de tráfico de drogas también invariablemente se habla de crimen organizado y más específicamente de cárteles delictivos.
Todavía durante la cruenta guerra del 2006-2011 sólo esporádicamente a los cárteles se les llamaba por su nombre pero a estas fechas las propias autoridades identifican en comunicados a un cártel o a otro como responsable de algún cargamento decomisado o algún asesinato o masacre.
Han predominado durante un par de décadas las dos grandes organizaciones más célebres, el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Juárez, ambos manejados por operadores originarios del estado vecino.
Es el caso que sin duda saltará en cualquier momento el nombre de Chihuahua en el juicio iniciado en Nueva York contra uno de los dos principales jefes del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Ya explotó la primera bomba por supuestos sobornos enviados por los jefes de la agrupación a representantes del expresidente, Felipe Calderón, y al actual titular del Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto. No pudo el abogado de Guzmán aventarse a soltar esa información sin la autorización de su jefe y seguramente sin el visto bueno de los fiscales que llevan la voz cantante acusadora.
Trascendidos, conjeturas y especulaciones sobre operaciones similares del crimen en Chihuahua se han escrito por  montones con un refuerzo inapelable de la realidad: la presencia histórica de los cárteles en esta entidad.
Cuestión de esperar para que salten las chispas con el nombre del Estado Grande en ese juicio.

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El del martes era el escenario perfecto para que la oposición demostrara al panismo su peso en el Congreso local, con las comparecencias de dos de los funcionarios más cuestionados del equipo corralista: Antonio Pinedo y  Gustavo Elizondo.
Desde las posturas iniciales y salvo honrosas excepciones, los legisladores mostraron no solamente su falta de pericia y conocimiento sobre los temas a tratar con los funcionarios estatales, sino el absoluto importapoquismo que domina en el edificio de la capital chihuahuense.
Como si no fueran sus labores, los representantes populares desperdiciaron las veces en las que ambos funcionarios se pusieron “de pechito” para ser exhibida públicamente su incapacidad en los cargos.
Primero fue Pinedo el que, trastabillante, soltó tremendas joyas como esa de que Cambio 16 se acaba como “pan caliente” y es “devorado” por los chihuahuenses o que la Coordinación de Comunicación Social ha sido la responsable del crecimiento del turismo, verdaderas ocurrencias, mitomanías en grado patológico.
A excepción de Rosa Isela Gaytán que, se notó, hizo su chamba, el resto de los diputados dejaron que el coordinador siguiera en Pinedolandia, allá donde la megapantalla, los negocios con la novia y cuñada y los millones tirados en medios oficiales tienen justificación.
Para cuando llegó el turno de Gustavo Elizondo como titular de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, los diputados estaban francamente hartos, como lo demostró el hecho de que apenas hubo dos rondas de participación, sin más carnita que la aportada por el priista Omar Bazán y la panista Rocío González.
Unas diapositivas con gráficas de brillantes colores, culpar a todos menos al gobernador, promesas para acabar el suberjercicio y mejorar la obra pública fueron los instrumentos suficientes para que el otrora denostado director del Fideicomiso de Puentes lograra salir avante, con diputados friolentos, dormidos y listos para abandonar el edificio público.
Pésima estampa la de los parlamentarios.

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