Opinion

De pesos y centavos

Sixto Duarte
Analista

2018-11-12

Una de las críticas más agudas que se le han hecho a las administraciones federales a partir del gobierno de Vicente Fox es el dispendio oficial. En su momento, el gasto burocrático se incrementó drásticamente en la administración foxista. Esto, per se, no puede estimarse malo, si los servicios personales que se prestan al Estado eran los adecuados y necesarios.
A partir de entonces, las administraciones de Calderón y de Peña han tenido también fama de dispendiosas. No se sabe a ciencia cierta si esto es mito o realidad. El problema deriva de que la colectividad quiere necesariamente comparar la conducción de una empresa, con la conducción administrativa de un Gobierno, situaciones que son completamente ajenas unas a las otras. Como ya hemos mencionado en otras ocasiones, la función de la empresa es maximizar utilidades, reduciendo gastos; mientras que el gobierno tiene como función principal abatir las necesidades sociales, gastando eficazmente lo necesario para ello.
Es en este punto donde muchos políticos han encontrado tierra fértil para sus pretensiones, al hacer crítica de los gastos en que incurre un gobierno en turno. Ya en otra ocasión en este espacio habíamos hablado del tema de la austeridad, misma que se confunde con cerrazón administrativa. Una cosa es ahorrar y gastar austeramente, y otra actuar de modo mísero.
Uno de los pilares de campaña de López Obrador fue hacer una crítica al gasto excesivo en que incurre el Gobierno actual. De esa manera, toca una fibra muy sensible en la población, misma que justamente se ofende por el hecho de que, por un lado, se tire el dinero, y por otro, no se atiendan las necesidades más apremiantes de la sociedad. Esto, considero, es una postura válida. Pero por otro lado, hay ocasiones en que ese mismo sector de la población no acaba de entender que decisiones que, aparentemente, tienen como finalidad la austeridad, muchas veces pueden terminar siendo, a largo plazo, decisiones más caras.
Un ejemplo de ello es la más reciente decisión populista adoptada por la Cuarta Transformación, misma a que hizo referencia el twittero “Don Vix”. Anuncian como un logro sin precedentes en el mundo la eliminación de pensiones para los expresidentes de México, con lo cual se ahorrarán algunos millones de pesos en el mediano plazo. La base electoral de López Obrador lo pregona a la fecha, sin contrastar esta decisión con lo que costará al erario la cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Está de más decir que la cancelación del aeropuerto traerá consigo contingencias de carácter económico a cargo del Gobierno. Pero qué más da, finalmente fue el Pueblo Sabio el que decidió que se tiraran cien mil millones de pesos a la basura. Como dijo el influencer citado, esto evidencia que nuestro pueblo, es un pueblo profundamente resentido contra el sector “fifí”, quienes cree que son los causantes todos los males a sus vidas.
De igual manera, otros de los logros de la Cuarta Transformación en temas de ahorro, es eliminar el gasto de restaurantes y comidas en que incurrían los Senadores. Martí Batres incluso salió a presumir su “Tupperware” con el que lleva sus quesadillas a la oficina. Seguramente el ahorro fue exorbitante. También fue presumido como una conquista de Estado, aunque tampoco se contrastó con lo que perderá la Comisión Federal de Electricidad con la condonación de adeudos que plantea llevar a cabo en el sureste del país, cantidades que exceden los presupuestos anuales de prácticamente cualquier estado de la República.
Sobre Los Pinos, el avión presidencial, y otros temas ya habíamos hablado recientemente, mismos que son ejemplos de “ahorro” del próximo gobierno.
Todas estas decisiones, que en apariencia son decisiones “democráticas”, son únicamente un método perverso de imponer una agenda política haciéndole creer a la gente que son ellos quienes toman las decisiones, mismas que ya han sido tomadas previamente por AMLO.
Por otro lado, aunque dentro del mismo tema, Marcelo Ebrard pudo vivir en París durante su exilio. César Yáñez pudo tener una boda lujosa. El hijo de López Obrador puede hospedarse en un hotel de cinco estrellas en Madrid. Pero que a Angélica Rivera no se le ocurra vacacionar en París, porque la jauría será implacable y querrá devorarla. Así la congruencia de la Cuarta Transformación en temas de dinero.
Si la conducción financiera del país se tomará con esos parámetros, nos acercamos poco a poco a una política de ahorro ‘pichicata’, en donde se cuidan los centavos, y se descuidan los pesos.

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