Opinion

No importó su entrega total, fue despedido

LA COLUMNA
de El Diario

2018-10-16

• No importó su entrega total, fue despedido

• El regalo del PAN en Palacio, la calle

• Cuentan superbono en medio de la crisis

• Siguen presión y cacería en Bachilleres

Edgar Villanueva es conocido en el bajo mundo de la grilla panista como “El Mesh”. Es subordinado de Javier Corral hasta barrer por donde camina. Su incondicionalidad ha superado todas las pruebas. Todas. Pero... no hay reciprocidad.
Villanueva es uno de los miles que el gobernador está dejando sin empleo a partir de esta semana. Estaba ubicado como supervisor de obra en la Subsecretaría de Obras Públicas en Ciudad Juárez.
Aun oficiosamente, sin que nadie se lo pidiera, el joven panista salió mil veces a defender a su jefe y amigo Corral de sus detractores, fueran opositores políticos, periodistas y de la llamada sociedad civil. Tenemos de nuevo en la versión digital de La Columna alguna foto de las muchas publicadas.
Villanueva fue uno de los acompañantes cercanos al gobernador en sus terapéuticas carreras de la liberación y apareció en la mayoría de los eventos socialitos muy pegadito al mandatario estatal.
Pero en las famosas vueltas de la vida tomó control de la Secretaría de Obras Públicas en el estado Gustavo Elizondo, quien lo despidió bajo el argumento del recorte brutal de personal de toda la administración estatal ordenado por Corral Jurado.
Villanueva no era del agrado de Elizondo y éste aprovechó para mandarlo literalmente a volar. El amigo, el ídolo, el ícono, el referente, el caudillo, la divinidad, Corral, ni las manos metió. Ni un hasta luego. Ni un guiño para que se quedara aunque fuera como voluntario de su alteza.

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El caso Villarreal es el de miles de despedidos en el régimen panista de Javier Corral Jurado. Desde hace días zopiloteaban los rumores del recorte entre toda la burocracia del estado pero nadie dimensionaba el tamaño ni el momento que se llevaría a cabo.
Llegó la decisión en el momento menos esperado arrancando la presente semana, apenas a escasos dos meses de Navidad. Este es el Santoclós del ‘nuevo amanecer’ para sus propios empleados.
Lo peor, el recorte está pegando en todas las oficinas del Estado en los 67 municipios de la entidad y está golpeando con severidad áreas sensibles del Gobierno como Seguridad Pública, Obras Públicas, Salud y Desarrollo Social.
No tocan, como siempre que ocurren este tipo de arrebatos, a los miles de aviadores existentes en las áreas de Educación ni los viáticos del gobernador y sus funcionarios. Todos gastando para todo de manera ilimitada. Pruebas de muestra hay incontables.
No se han salvado ni muchos panistas como “El Mesh”. En Juárez anda literalmente escondido el dirigente del PAN municipal, Sergio Madero. No tiene respuestas ni soluciones para la barbarie.
En iguales condiciones aparece en la ciudad de Chihuahua el presidente del Comité Directivo Estatal del PAN, Fernando Álvarez Monje. Han sido dados de baja cientos de soldados blanquiazules, los que vigilaron las trincheras electorales durante la elección pasada.
Todo por la incompetencia de quienes prometieron gobernar mejor que nadie y lo han hecho peor que cualquier otro.

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La Academia de la Lengua Española define cinismo como “impudencia, obscenidad descarada”. Le queda la acepción como mandada a hacer a cada uno de los siete “notables” del Consejo del Instituto Estatal Electoral.
El mismo día que se conoce el recorte de 300 empleados de Gobierno, los consejeros decidieron aprobarse un bono de 100 mil pesos como premio por hacer su trabajo. Cínicos, no hay más.
El recorte brutal dejará sin trabajo a casi 3 mil burócratas, algunos de los que han acusado amenazas para firmar su renuncia con una mísera compensación.
De eso no conocen los consejeros. Ellos van a recibir a fin de año bono electoral, bono navideño, prima vacacional, claro, además de su salario.
Comandados por Arturo Meraz, los consejeros dijeron que hay una “deuda histórica” con ellos, de ahí la compensación de los 100 mil pesos.
Invocaron en la exposición de motivos del presupuesto el derecho fundamental a condiciones satisfactorias de trabajo, de remuneración equitativa y satisfactoria “que les asegure, así como a sus familias, una existencia conforme a la dignidad humana”.
¿A qué le sabrá esa explicación a los miles de trabajadores que pasarán en los próximos días a las filas del desempleo? ¿Tendrán memoria los consejeros de la deuda histórica, esa sí, que tiene el Estado con las miles de víctimas, a quienes a duras penas se les entregan zapatos y becas?
Cinismo, no hay de otra, para explicar que además del sueldo, a los consejeros se les paga gasolina, teléfono celular, gordos viáticos y mil arrimadijos más.
En un estado en el que se descomponen los cuerpos en la morgue porque no había dinero para arreglar aires acondicionados, donde no hay para pagar especialistas para las necropsias, los consejeros deciden premiarse por organizar las elecciones.
Lo que es peor es que la ola cínica se repite en todos los órganos y poderes del Estado; diputados, magistrados, consejeros, gobernador, secretarios, comisionados… no hay quien se resista a semejantes “compensaciones” de la tarea pública.
Mientras los de Morena, ésos que hablaron de austeridad, ya están encandilados con las mieles del presupuesto público.

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En el Colegio de Bachilleres ha surgido un nuevo frente contra los agremiados al sindicato de trabajadores. Se habla de Jaime Manzanera Quintana, quien tiene como título profesional ser ingeniero químico, pero gracias a su buena relación con la directora general Teresa Ortuño Gurza, se desempeña como contralor del Cobach, incumpliendo el perfil que marcan los lineamientos para realizar esa función.
El hecho es que los empleados administrativos y sindicalizados de esta institución creyeron que el clima laboral se había estabilizado luego del maltrato y temor que en días pasados les indujera Guadalupe Avitia, administradora; sin embargo Jaime Manzanera reinició “la cacería y la violencia laboral” con sus tratos despóticos y malhumorados.
Por lo pronto hacia el interior de las oficinas centrales del Colegio de Bachilleres, los trabajadores ya no saben a dónde acudir para que se les permita desempeñar su función. Ahora acusan a Manzanera de iniciar un clima de inestabilidad y piden se ponga orden en esa institución. En un año se han despedido a más de 40 personas de manera injustificada.

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