Opinion

Baños de pureza en Chihuahua: la cumbre del cinismo

Sixto Duarte
Analista

2018-10-15

La semana pasada se llevó a cabo en la ciudad de Chihuahua el “Encuentro Nacional Anticorrupción”, evento que tuvo por objeto analizar las causas, consecuencias, y medidas en contra de la corrupción. Es decir, un encuentro que tuvo por objeto descubrir el hilo negro.
Creo que en primera instancia,debemos aplaudir el esfuerzo del gobernador de posicionar el tema del combate a la corrupción en la escena nacional. Nadie puede estar en contra de que se combata la corrupción, ni de que las cosas cambien. Sin embargo, el combate a la corrupción debe ser general, sin distinciones de ningún carácter, de otra manera se convierte en una simple cacería de brujas, como en Salem. Estos parece que han sido los lineamientos de Corral al momento de combatir la corrupción.
La corrupción es el tema de moda en México. Quienes han utilizado esta bandera han obtenido resultados muy favorables; Corral es un ejemplo de ello. Es tal el hartazgo de la ciudadanía, que basta acusar a alguien de corrupto para que las masas enardezcan y lancen toda clase de consignas, aunque muchas veces no entiendan el fondo de las cosas, o aunque algunas de las veces las acusaciones carezcan de sustento.
Es muy loable que el Gobierno intente erradicar este mal que aqueja a las instituciones públicas, y a la sociedad en general. Sin embargo, dichos esfuerzos se encabezan ejerciendo adecuadamente acciones de gobierno, no únicamente organizando foros, función que cualquier asociación civil o universidad puede llevar a cabo. Vemos con horror que, mientras los secuestros se incrementan en la región de Cuauhtémoc, o mientras la Sierra es sitial del narcotráfico y la impunidad, el Gobierno de Chihuahua está ocupado organizando un foro que más bien parece pasarela política de quienes ahí participan.
El referido evento reunió a un sector de la comentocracia del país, algunos con trayectorias dignas de destacarse, y otros, los más, con hojas de vida bastante cuestionables. Ya en varias ocasiones he reiterado en este mismo foro que la reina de los baños de pureza, y de la hipocresía respecto de la corrupción es Denise Dresser. Acusada de plagio por León Krauze y por sus alumnos, viajera asidua con cargo al Gobierno de Chihuahua (éste último paga sus viajes a la entidad para sacarnos del “aldeanismo” político), Dresser seguramente vino a hablar de sus fobias respecto a Peña. Está bien que se exprese, sin embargo, no encontramos el beneficio para Chihuahua de la visita de esta persona.
Por otro lado, María Amparo Casar vino también a abrirnos los ojos respecto de ese monstruo de mil cabezas que es la corrupción. Creería que sus palabras son genuinas, de no ser porque también Casar ha sido acusada de diversos actos de corrupción. Cuando fungía como funcionaria del gobierno de Fox, Casar fue acusada de orquestar –con recursos públicos, obviamente– una campaña para posicionar a Marta Sahagún (también acusada de corrupción por los negocios de sus hijos). Esto sucedía en los ratos en que sí iba a la oficina, pues fue también acusada de ser una simple aviadora en la dependencia en donde supuestamente trabajaba. ¿No es esto corrupción?
Igualmente Luis Carlos Ugalde, expresidente del Instituto Federal Electoral, quien llegó a dicha posición por Elba Esther Gordillo, y a quien le tenemos que preguntar los porqués de la elección presidencial de 2006, también estuvo en dicho encuentro.
Estos son solamente algunos de los participantes del foro. Bastaría investigar un poco más los antecedentes de algunos de los faltantes para concluir que deben tener historias similares.
Lo que a muchos nos intriga es qué caras hacían en el público asistente personajes como Gustavo Elizondo, Antonio Pinedo, y el Dr. Ávila (exsecretario de Salud) mientras los panelistas se pronunciaban en contra de la corrupción gubernamental. Existen muchísimos señalamientos en contra de estos actores, mismos que nunca se han preocupado por aclarar. La corrupción es también un tema que tiene que ver con la percepción de la ciudadanía.
Ojalá el combate a la corrupción fuera una posición genuina, no únicamente una vitrina política. Ni los panelistas mencionados ni los funcionarios cuestionados tienen un ápice de vergüenza al asistir a dicho evento.

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