Opinion

La justicia es como las serpientes

Sixto Duarte
Analista

2018-10-08

Alguna vez dijo Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador, que “la justicia es como las serpientes; sólo muerde a los descalzos”. Esta fue sólo una de las frases acuñadas por el religioso y defensor de los derechos humanos, poco antes de que muriera asesinado mientras oficiaba misa, allá al inicio de los ochentas.
Hay quienes adjudican dicha frase a uno de los más prodigiosos escritores que ha dado América Latina, Eduardo Galeano. Sin embargo, la mayoría de las fuentes coincide en que fue Romero quien la acuñó.
La misma frase no requiere mayor interpretación o análisis. En todos los sistemas judiciales del mundo, aquel que tiene acceso a recursos para poder contratar un equipo de defensa más sólido, tiene menores posibilidades de ser encerrado, sea por una medida cautelar, o sea por virtud de una sentencia condenatoria. Igualmente, fuera del romanticismo de la procuración imparcial de justicia, hay latitudes, como la nuestra, donde la clase alta improbablemente pise alguna vez la cárcel.
Es moneda común en nuestro sistema penitenciario, encontrar gente encarcelada, en espera de un juicio. Son éstos quienes no alcanzaron los beneficios del nuevo sistema de justicia penal, garantista al menos en su exposición de motivos. En su enorme mayoría, son gente que no tuvo medios para poder defenderse adecuadamente, en un sistema que en teoría, otorga un defensor de oficio a cada acusado.
No es nuestro sistema el único con estos vicios. En Estados Unidos, los reos condenados a muerte son, en su mayoría, de origen humilde, e incluso de ciertos grupos minoritarios. La religiosa Helen Prejean sostiene tal aseveración en su libro “Dead Man Walking”, mismo que se popularizó a raíz de la versión cinematográfica en donde actuaron Susan Sarandon y Sean Penn.
Traigo esto a colación por las declaraciones realizadas recientemente por el industrial  juarense Pedro Zaragoza Fuentes. De manera particular, Zaragoza expresó que el sistema judicial “carece de ética”. Lo anterior toda vez que su hijo fue detenido y recluido en un penal de Sinaloa, acusado del delito de extorsión. Zaragoza acusó igualmente que hubo manipulación política en la acusación realizada a su hijo, pues se fabricaron pruebas, e incluso señaló hechos de tortura. Citó una resolución de un organismo internacional validando sus dichos.
Desafortunadamente, lo que cita Zaragoza no es algo nuevo. En este mismo espacio he venido haciendo señalamientos en ese sentido, pues el sistema judicial de los estados, está completamente podrido, y obedece en la mayoría de los casos, a los designios del gobernante en turno, pervirtiendo la búsqueda de justicia que debe prevalecer en todo Estado de Derecho. Chihuahua es precisamente un ejemplo de esto, con magistrados y jueces obsequiosos y “quedadores” de bien con el gobernador en turno.
Respecto a las injusticias que se han dado en la entidad, tenemos antecedentes tales como el asunto de “La Foca”, o incluso algunos más recientes como el de “Panchito” del Aeroshow. Uno resultó absuelto, después de luchar por años contra el sistema que se empecinaba en culparlo de algo que, legalmente, no cometió. En el otro caso, el acusado fue lo más delgado del hilo “justiciero” y por ahí se rompió. Otro ejemplo más de la serpiente de la justicia.
Todos los días encontramos injusticias que se cometen tanto en las áreas de procuración, como de impartición de justicia. Evidentemente, es a los descalzos a quienes el brazo de la justicia alcanza más constantemente. En el caso concreto, la injusticia de la que habla Zaragoza, se cometió contra una persona que tiene voz para alzarla, y evidentemente lo hizo, denunciando toda clase de fechorías que se pueden cometer desde las posiciones de poder.
Es desafortunado que en un régimen que se dice democrático, sigan existiendo esta clase de actuaciones. Ahora le tocó la mala suerte al empresario de resentir en carne propia lo que muchos padecen todos los días con un sistema que se corrompe fácilmente, sea por dinero, por interés, o por posiciones políticas. Lo que puede rescatarse de este trago amargo es que él, que tiene voz y a quien se le escucha cuando habla, denunció esto con el fin de que no siga ocurriendo.
Sirva la expresión del empresario para poner en la mesa del debate la pertinencia de una verdadera profesionalización en nuestro sistema de justicia.

X