Opinion

Gracias, Tin Tan

Cecilia Ester Castañeda
Escritora

2018-09-19

Una historia de éxito, la culminación de una época de gran auge en la radio local, la personificación de la cultura fronteriza, la reivindicación de un personaje marginal, el desarrollo de un talento nutrido por un entorno donde se captan las señales del mundo en ciernes y se nutre la creatividad, un motivo de orgullo y aprendizaje para Ciudad Juárez. Eso es para mí Tin Tan.
Este 19 de septiembre se conmemoraron 103 años del natalicio de Germán Valdés. En el Centro ya se inauguró el museo en su honor, la gente se toma fotos junto a la figura en bronce del actor y sigue vivo el movimiento de “pachucos” actuales que semana tras semana acuden a mantener viva esa cultura binacional tan emblemática hecha famosa por Tin Tan. 
Sin embargo, numerosos juarenses —especialmente de las nuevas generaciones— desconocen la trascendencia de Germán Valdés o incluso nunca han visto una película del “Pachuco de Oro”. Si no aprecian la aportación de uno de los mejores actores cómicos en la historia de México, menos saben lo que representó para Ciudad Juárez.
Eso me parece lamentable. No tanto porque no hayan reído con el trabajo de un artista muy completo, sino porque están perdiendo un brillante punto de referencia sobre la frontera. En estos momentos, como sociedad no podemos permitirnos tal lujo.
Algunos dicen “ni era de aquí”. Si para ser juarense hace falta haber nacido en el municipio entonces, desde hace más de 50 años, no sé qué somos la mayoría de quienes hemos radicado en Ciudad Juárez. Si en esta frontera receptora y expulsora de migrantes no valoramos los logros de todos los seres humanos que han conformado nuestra comunidad y contribuido a ella de alguna forma, entonces nos estamos perdiendo de mucho.
Otros opinan “quién se acuerda de Tin Tan”. Dicha postura, creo, tan común en la actual cultura de inmediatez, implica excluir las oportunidades de identificación e inspiración en personas que no están incluidas en nuestro entorno inmediato. Es como privarse de convivir con los abuelos o de disfrutar un vals, una pintura de Van Gogh o un poema de Pablo Neruda por considerar que no nos aportan nada. Al hacerlo reducimos nuestra visión y nuestros lazos con otros seres humanos. 
En el caso particular de Germán Valdés para los juarenses, no valorarlo significa desconocer la historia local. La familia Valdés Castillo llegó a Ciudad Juárez, justamente, al inicio de una década de crecimiento demográfico y transformación intensos. La radio era el novel escape a la incertidumbre. Él incursionó en una industria pionera a nivel nacional en un momento de libertad creativa bajo la tutela de un empresario visionario cuando en la frontera convergían diversas influencias artísticas y culturales, a raíz de un estrecho contacto con Estados Unidos.  
“La Chiva”, como le decían, aquí estudió, aprendió inglés, empezó a trabajar, jugó futbol, se casó, fue padre por primera vez. En Ciudad Juárez debutó en los escenarios, convirtiéndose en la estrella cómica de los programas en vivo de la radiodifusora XEJ y desarrollando su versatilidad. En la frontera conoció pachucos, estrenó su personaje de “topillo” y fue contratado en la caravana artística donde trabajaba Marcelo Chávez, junto con quien se volvería famoso. 
No podemos negar el carisma natural del futuro Tin Tan —todos los Valdés eran muy simpáticos, dicen— pero, es evidente, fue producto de un lugar y una época. Su padre le consiguió trabajo como mozo en la XEJ porque no sabía qué hacer con él. Sí, dadas las oportunidades adecuadas, los jóvenes inquietos pueden encontrar un camino de alturas insospechadas desarrollando su talento y confiando en sí mismos. Ésa es una de las grandes lecciones de la vida de Germán Valdés para el Ciudad Juárez actual.
Él interpretó con dignidad y optimismo a un personaje de barrio, llevando a la pantalla grande a un tipo distinto de mexicano: urbano, norteño, inmerso en la globalización. ¡Con razón se sigue celebrando a los pachucos! Tin Tan los presentó como ejemplo de arraigo y de orgullo.
Por eso creo que todos los niños juarenses deben conocer las películas y los orígenes fronterizos de Germán Valdés. Siempre tendrán la certeza de su propio potencial, se sentirán orgullosos de su ciudad… y podrán deleitarse viéndolo en acción.

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