Óscar Ibáñez Hernández
Académico
Uno de los intangibles más importantes para la convivencia social es la confianza, ya que permite la colaboración desinteresada, promueve el respeto recíproco y facilita los intercambios de bienes y servicios. Quizá haya quien recuerde el cartoncito en la tienda de la esquina donde se anotaba la deuda de mandado.
Hace 23 años, Francis Fukuyama argumentaba en su libro “Confianza” que en sociedades donde existen condiciones culturales e históricas que la promueven es más fácil crear riqueza. Por otra parte, hay organismos de la sociedad que impulsan la colaboración entre personas y grupos para resolver problemas globales a partir del “poder de construir relaciones de confianza” como Synergos.
La confianza pues es una “herramienta” para el desarrollo personal, económico y comunitario, por lo que su construcción y cuidado es un “bien común”. Su condición intangible hace que muchas veces no seamos conscientes de su importancia. En realidad, somos más conscientes de su existencia cuando la perdemos…
En colaboraciones anteriores he argumentado que uno de los principales lastres para el desarrollo de Juárez es la falta de colaboración entre sus líderes, tanto sociales, culturales, económicos y políticos, probablemente la raíz de esta falta de visión y esfuerzo común la podríamos encontrar en la falta de relaciones de confianza, o en los procesos que incentivan el conflicto, el individualismo y la desconfianza.
En mi experiencia profesional, académica y de gestión pública he experimentado los resultados de construir relaciones de confianza y mantenerlas, así como también soy testigo de los innumerables fracasos, retrasos y tragedias derivadas de la pérdida de confianza y de los conflictos que se derivan de la misma.
Acusar a una persona, murmurar, o difamarla sin tener pruebas, sólo como postura política o ideológica, o incluso como fruto de una pasión descontrolada, ya sea ira, envidia, soberbia o cualquier otra incontinencia, destruye confianza, personas, familias, proyectos y cohesión social. En cualquier nivel de relación el efecto es negativo, pero cuando quienes lo hacen ejercen posiciones de liderazgo o autoridad en la comunidad, su efecto es aún más pernicioso.
Por ello es que la ética en el servicio público de cualquier tipo de autoridad debería prevenirnos de hacer acusaciones infundadas que atentan contra el bien común. Igual para los medios de comunicación que no verifican fuentes, o que no son capaces de presentar por lo menos las principales posturas distintas en un debate público lo que genera desconfianza y desunión, en lugar de construir a través de información, diálogo e incluso debate, condiciones de convivencia a favor del bien común.
El entorno político, social y económico en Juárez es abiertamente plural, entre las características que nos distinguen como población está la amabilidad, la desinhibición cultural, la tolerancia, y también la resiliencia, y a pesar de estas características, y de la pluralidad que nos enriquece, no hemos sido exitosos ni sistemáticos en la construcción de sinergias, de visiones y voluntades comunes en favor de la comunidad, porque ponemos más énfasis en destruir que en construir confianza.
Los elementos para construir confianza empiezan en la familia, en fortalecer los compromisos, las responsabilidades, el diálogo intrafamiliar, el respeto y amor primero en la pareja y luego entre todos los miembros de la familia. En el ámbito social, con la responsabilidad y calidad en el trabajo, con relaciones justas y colaborativas entre trabajadores y directivos empresariales.
En la política se construye confianza a través de la congruencia en el decir y obrar, al respetar los acuerdos, al debatir con razonamientos, argumentos y evidencia, excluyendo infundios, mentiras y especulaciones sin fundamento, también al denunciar con pruebas, al confrontar y exigir la verdad y la justicia.
Somos parte de una comunidad donde necesitamos hacer que la colaboración en base a la confianza crezca, donde requerimos ser muy cuidadosos de nuestras acciones y actitudes públicas para proteger la confianza que vayamos generando. Si logramos hacernos conscientes del valor que tiene la confianza y el respeto entre nosotros, estaremos en la ruta adecuada para construir bien común.