Opinion

Cambio generacional

Carlos Irigoyen
Analista

2018-08-30

Estamos ante un verdadero recambio generacional en nuestra ciudad, los que vienen llamados generación “20-30”, los generación X, los millennials, los generación Z, los baby boomers y uno que otro tradicionalista; la ciudad tiene una mezcolanza de generaciones sumamente particular y lo interesante es que para todos han existido formas de diversión, entretenimiento y ocupación muy variadas.
Las entidades gubernamentales deberían estar más al pendiente de estos maremotos mentales por las formas de hacer comunidad que cada una de ellas posee, los mercadólogos a los hábitos de consumo que cada estilo refleja, los politólogos al acecho de las preferencias electorales y formas de participación ciudadana; vaya hasta quien lidera una creencia religiosa, cada tipo de generación tiene una forma de ver y practicar la religión muy sui generis.
Aun así, el resultado en Ciudad Juárez ha sido una suma de particularidades que aún no han hecho el conjunto para potencializar a la ciudad bajo el argumento de que la prosperidad debe significar la mejora de la calidad de vida para sus habitantes, no solamente de algunos sectores privilegiados que pelean con uñas y dientes la VIP-cracia de tener “algunos beneficios”.
La realidad es que nuestra población está ya por encima del 1.4 millones de habitantes con una proporción técnicamente de 50-50 en hombres y mujeres. Un dato llamativo es que Juárez es un espacio donde la jefatura femenina del hogar aumentó dramáticamente del 2010 al 2015; habrá que analizar si la violencia vivida desde 2008 tiene una incidencia sobre ese lustro. Aparentemente sí, este comportamiento es una repetición de la tendencia en el lustro 2000-2005 respecto al aumento de la jefatura femenina, justo enseguida de la brutal aparición de los feminicidios en nuestra frontera; es decir, un marco violento da pie a la aparición de la jefatura femenina, lo que coloca en una situación de alta vulnerabilidad por el descuido de la principal institución de la sociedad: la familia.
La madre al salir a trabajar por el sustento familiar combinado con la ausencia física y moral del padre son una combinación peligrosa lamentablemente muy común aquí. Si a eso le agregamos que de acuerdo con los indicadores Así Estamos Juárez, por cada 100 matrimonios 49 se estaban divorciando, el fenómeno de la vulnerabilidad familiar en cualquier estrato socioeconómico debería ser una de las principales ocupaciones para todos.
¿Cómo fomentar la unión familiar de tal forma que el modelo alcance para prevenir comportamientos que hagan que los hijos vayan cayendo de forma sistemática en situaciones de alta vulnerabilidad? Aquí surge una reflexión y a la vez un cuestionamiento severo para todos aquellos que piensan que las etiquetas generacionales definen per se el comportamiento de toda una generación, ¿el desarrollo tecnológico al que están expuestos los jóvenes de hoy en día han logrado superar las redes y lazos familiares? La otra duda, ¿la tecnología nos ganó o ganó la comodidad que implica dejar que el niño “gaste’ su tiempo, digamos sin molestar al adulto en un aparato que puede incluso influir en el moldeo de severos trastornos de la personalidad? O de plano, alguna generación ¿hipotecó sus alcances bajo la bandera de tener una mayor apertura? ¿Libertad, libertinaje o permisivismo? Dejemos de asignar culpas y explicaciones banales de comportamientos que son reflejo muchas de las veces de nuestra sociedad en su conjunto.
Trabajemos intensamente en la búsqueda de acciones que nos regresen la fortaleza familiar, esta ha sido descuidada por muchas situaciones ampliamente discutidas, incluso presentadas en el foro para la pacificación y reconciliación; además, no podemos dejar de mencionar que el sector educativo no ha alcanzado un nivel que permita resguardar los valores desde la infancia hasta que el individuo tiene que enfrentar de manera responsable su etapa adulta. Pongamos también en la balanza que las ofertas laborales no le están dando al juarense el mínimo de la línea de bienestar para favorecer el desarrollo familiar.
Así que no es problema etiquetar a una generación, al menos no en su totalidad. Dejemos de ser una sociedad que estigmatiza; a los millenials de distraídos, inmaduros, flojos; a los baby boomer y GenX de aprendices tecnológicos, lentos y hasta groseros. Prefiero ver que nuestra sociedad está en un proceso de adaptación de generaciones que han sido en extremo trabajadoras, que hoy basan su desarrollo laboral y personal en la innovación para dar realmente paso a otras generaciones que serán más avanzadas.
Ahí radica la importancia de un modelo educativo que responda a las exigencias de una evolución social, un empresario que esté dispuesto a apostarle a la innovación como forma de generación de valor para la sociedad en su conjunto, un Gobierno que sea un enlace y facilitador de la calidad de vida de los ciudadanos sin importar el estatus social y económico, y por supuesto, el compromiso de la sociedad en general a vivir en un marco social de respeto y cooperación.

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