Opinion

El paleontólogo López Obrador

Vianey Esquinca
Analista

2018-08-26

Ciudad de México.- Esta columna ha ido documentando todas las señales del Apocalipsis que constantemente se presentan como un llamado a que los pecadores se arrepientan.
Esta semana, la NASA informó que un asteroide que puede doblar el tamaño de un avión Boeing 747 o superar el de la Pirámide de Guiza se encuentra viajando por el espacio a una velocidad de más de 32 mil kilómetros por hora y se espera que se acerque a la Tierra el próximo 29 de agosto. Esta roca espacial, a la que han llamado 2016 NF23, está considerada como “potencialmente peligrosa” por su cercanía con la Tierra.
A pesar de que se ha dicho que el meteoro debería continuar su trayectoria sin rozar el planeta, la noticia de que un asteroide como el que acabó con la vida de los dinosaurios hace 65 millones de años ande rondando la Tierra está causando preocupación no sólo en la NASA, sino también en el PRI y en la oficina del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador.
Los pocos dinosaurios priistas sobrevivientes del meteorito llamado 2018 PEJ3 tienen sentimientos encontrados. Algunos esperan que este asteroide les ahorre el trabajo de la refundación. Quieren que, de una vez por todas, se arrase con la era que los llevó a las tinieblas del tercer lugar. Desearían que los Peñadiraptors se esfumaran de la faz de la Tierra y emergieran únicamente los más fuertes, los lambeosaurios que están dispuestos a trabajar con López Obrador para garantizar su supervivencia.
Por su parte, se sabe que en la oficina del presidente electo quieren meter a personajes como Manuel Bartlettlosario, Ignacio Ovallepterix y Porfirio Muñoz Ledosaurus a algún refugio subterráneo antinuclear, porque no quieren quedarse sin directores de la CFE, Segamex o un diputado, antes de que arranque la próxima administración.
¿Por qué escogió López Obrador a estos personajes como parte de su gabinete? Es un misterio, pero podría ser porque, en el fondo, el tabasqueño es un paleontólogo que busca interpretar el pasado de la vida sobre la Tierra y de la política a través de los fósiles.
Eso explicaría la conformación de su gabinete. Su tesis científica para gobernar podría ser: ¿para qué investigar y tratar de encontrar la verdad de lo que ha pasado, si se puede recurrir a los orígenes y testigos presenciales de la historia?
Entonces ha echado mano de jovenazos como Javier Jiménez Espriú; Héctor Vasconcelos o Jorge Carlos Alcocer. De igual manera debe haberse preguntado, ¿para qué tratar de descubrir quién ha provocado la corrupción en México si puedo saberlo directamente con los fundadores de tan bonita práctica?
Eso también explicaría que haya regresado del más allá a figuras tan polémicas como Elba Esther Gordillo, quien se presentó ante los medios el pasado 20 de agosto. Este espacio tuvo acceso a la versión estenográfica de sus palabras: “Antiguos espíritus del mal...transformen este cuerpo decadente... en Elbaaaa... la inmortal”. (Se le pide atentamente al lector que si está pensando mal de la maestra y considera que es corrupta, que su riqueza sigue siendo inexplicable —aunque hayan dicho que es heredada de su madre, maestra rural— y que su liberación es absolutamente política, se abstenga de decirlo en voz alta so pena de recibir una demanda de parte de sus abogados por el delito de verdades incómodas).
De igual manera, Napoleón Gómez Urrutia, el siniestro líder sindical minero, volverá a las andadas después de vivir en Canadá desde 2006. ¿Quién lo desenterró? ¿Quién lo trajo del más allá para conocer lo peor del sindicalismo en México? ¡Morena! Pero que no se piense que fueron errores o pago de cuotas, son sólo experimentos científicos.

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