Opinion

A Juárez, lo que es de Juárez. ¡Nomás!

Cruz Pérez Cuéllar
Político

2018-08-18

Antes que nada, quiero agradecer este espacio de opinión que generosamente nos brinda El Diario de Ciudad Juárez, un medio comprometido con la verdad, que reconozco por su valor en el manejo responsable de la información, por su apego a los lineamientos periodísticos en cada una de sus notas, sus entrevistas, reportajes y demás géneros, así como por su pluralidad que nos permite escribir estas líneas.
En este espacio abordaré temas relacionados a esta importante frontera, al contexto estatal y algunas de nuestras experiencias en el próximo compromiso que en breve asumiremos, en el Senado de la República. Comienzo con una breve mirada a Ciudad Juárez, tierra de grandes oportunidades.
Las circunstancias de toda frontera siempre son distintas al resto del contexto geográfico, y por lo tanto su atención y reconocimiento deben ser distintos de parte del ente gubernamental, y más si se trata de una ciudad fronteriza como Júarez, que reúne condiciones extraordinarias en cuanto al tráfico de miles de productos de primera necesidad, pero también de diversas categorías; sería un absurdo negar que entre ellas se encuentran los productos ilegales que van y vienen, de uno a otro lado del río, pero que forman parte de esta realidad.
Su demografía también es especial, con su característica flotante, pero densa y heterogénea que le da un brillo propio; con sus más de un millón 400 mil habitantes (de acuerdo con la tasa de crecimiento de 4.24 por ciento anual que manejó el Inegi en su última medición), pero que en sus diversos sectores presenta innumerables problemas pero también puntos de apoyo para una economía que es sostén de millones de familias en el país.
Yo nací y crecí aquí, y mentiría si digo que conozco todos los problemas de esta sociedad, de su gobierno, de su economía, pero estoy seguro de que entiendo mucho mejor la situación por la que viven miles de juarenses que otros que se ufanan de haber descubierto el hilo negro y prometen utopías, pero que no son capaces siquiera de reconocer el estatus propio de esta frontera, no con palabras sino con acciones concretas, con los recursos necesarios, con atención adecuada.
Nuestra economía aquí es como en las grandes poblaciones mineras de la colonia, que extraían enormes cantidades de metales preciosos y al verlos, agrandaban los corazones de los nativos que se veían obligados a trabajar en esa riquísima empresa, y entre más esfuerzo y jornadas dedicadas, más oro y plata hallaban. A la vista de una nueva veta de oro se exaltaban en vano, porque el producto de esa explotación sería remitido al centro del país, para que los representantes de la Corona hicieran acopio de ello y a cambio regresaba una bicoca, y en ocasiones ni eso.
En Juárez se produce mucho pero la realeza moderna, igual que en el pasado, regresa muy poco; las necesidades son muchas pero escasas las manos para ayudar a la gente que se parte el lomo y sólo recibe a cambio impuestos, condiciones lamentables para hacer su trabajo y deficientes servicios públicos; y la obra pública, propia de una frontera de este nivel, permanece oculta, enterrada entre miles de trámites burocráticos y políticos.
Por más evolución que podamos presumir, no se le ha hecho justicia a nuestra frontera, sigue padeciendo el olvido del centro del país, y con mucha frecuencia del propio Gobierno estatal, que absorto en los problemas de la capital, olvida las deficiencias de los extremos en nuestro territorio. Hay gobiernos, también hay que decirlo, que ignoran tanto a Juárez como a Chihuahua, a Delicias como a Cuauhtemoc y Parral; digamos que su ineficiencia no conoce límites.
Los problemas que predominan en Juárez son consecuencia de ese mismo desdén centralista que repercute en todos los sectores, no únicamente en el económico, que es el vivo ejemplo de lo que ocurre en otras áreas; por ejemplo en lo social y su devastada estructura que amenaza nuestro entorno, incide con mayor fuerza a través de la inseguridad. Aquí la atención debe ser inmediata, han sido muchos años de alejamiento y el tejido roto necesita enmienda.
Hago énfasis en la vulnerabilidad en que viven miles de mujeres en la frontera, víctimas de discriminación y misoginia, blanco de depredadores sexuales, relegadas laboralmente... reciben apoyo de diversas instituciones, pero es insuficiente y sus necesidades son crecientes. ¡Necesitan más apoyo!
Estoy de acuerdo en que reforzando el rubro de la educación podemos pensar en la recuperación del terreno perdido. Este asunto va de la mano con la seguridad, no se entiende la coexistencia de ambos, cuando la educación predomina el otro tiende a desaparecer, siempre y cuando sea integral y haya participación de la autoridad competente, de los padres de familia y otros sectores fundamentales como el deportivo, cultural, artístico, incluso el religioso, entre otros.
Decía alguien que si una persona aprendía a ejecutar un instrumento musical de joven difícilmente podría accionar un arma de fuego en el futuro, en alusión directa a la actividad delincuencial. Yo digo que independientemente de si alguien aprende música, o si eleva su desempeño en el ámbito deportivo o en algún arte, si su educación es la adecuada y es acompañada de la enseñanza de valores, inspirada en la práctica de las virtudes, difícilmente torcerá su camino y verá como una opción cualquier actividad ilegal. Insisto, la educación debe mirarse de modo integral, de lo contrario caeríamos en la misma situación.
Aquí no todo es calamidad, existen elementos que hacen de esta frontera un lugar especial, por sobre cualquier otro, porque a pesar de las circunstancias complicadas para trabajar y ganar un buen sueldo, por ejemplo, se trabaja y mucho, para mantener una familia, para tratar de escalar un peldaño en el pesado ambiente del desarrollo económico. A pesar de la inseguridad, de la falta de transporte y vías adecuadas, de escuelas y hospitales suficientes y en buenas condiciones, pese a todo miles de juarenses salen a diario a su trabajo, a la escuela, a producir de una manera u otra sin que el clima de inestabilidad los desaliente.
Durante el próximo Gobierno federal se pretende atender los principales problemas de Juárez, acortando la distancia entre el centro del país y este extremo del territorio nacional. No pienso defender a ultranza a la administración que encabezará López Obrador sin bases, creo que el primer paso es sólido y da muestras claras de que las cosas van a cambiar para nuestra frontera, para bien. El inicio de la campaña de AMLO aquí, sus constantes visitas, el arranque de los foros por la Pacificación y Reconciliación Nacional, el anuncio de la reducción del IVA al 8 por ciento y la disminución de otros impuestos, la creación de una zona franca, entre otros, nos dan la idea de que el cambio es real y de que es posible pensar en que el tiempo de justicia para Juárez ha llegado.

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