Opinion

La impugnación de Cabada

Sixto Duarte
Analista

2018-08-13

Por alguna razón, a la opinión pública no le gustan los procesos legales. En términos generales, no le gustan los juicios, ni las impugnaciones. Basta ver las reacciones de la mayoría cuando se libera a un personaje famoso que se encuentra preso, a quien la colectividad ya satanizó.
Recientemente vimos el caso de Elba Esther Gordillo. Ante su liberación, a la gente no le importó que no hubiera pruebas suficientes para enjuiciarla. La muchedumbre cree que una acusación ya es en sí una sentencia condenatoria, y que se debe mantener presa a la persona acusada, porque así lo demanda la mayoría, aun cuando no existan elementos. Eso en sí no es justicia, pero la gente no busca justicia; en otra entrega hablaré de ese tema.
El resultado de la elección al Ayuntamiento de Juárez vino a dejar más preguntas que respuestas. Eso es natural cuando un resultado es tan cerrado. Justamente el día de la jornada electoral se percibió una enorme actividad policiaca del Estado aquí en la ciudad. Parecería que el Gobierno de Chihuahua tenía interés en descarrilar el proyecto del candidato independiente Armando Cabada, y que echó “toda la carne al asador” para que eso sucediera.
No estoy diciendo que la autoridad deba ser omisa en su actuar si hay delitos que perseguir; digo que vuelven a evidenciar su vocación de procurar justicia selectiva. Eso no resta la gravedad a las acusaciones vertidas contra el alcalde con licencia, cuyos operadores fueron sorprendidos en actos que parecerían ilegales.
El PREP dio la victoria al candidato de Morena, Javier González Mocken. El cómputo final de la Asamblea Municipal ratificó este resultado, aunque con un margen menor. Ante el resultado adverso, Armando Cabada decidió impugnar parcialmente el resultado. Desde la óptica jurídica, Cabada estaba en todo su derecho de hacerlo. Desde la óptica política, incurrió en un enorme costo al hacerlo. Es casi un hecho que, si se anula la elección, y se convoca a una nueva, Cabada no tendría el mismo resultado que tuvo en julio.
González Mocken, como hombre de leyes que es, fue respetuoso de la impugnación cabadista. Incluso el coordinador de su campaña, Héctor González Mocken, manifestó que el candidato perdedor “tenía derecho al pataleo”. Ante un resultado tan cerrado, era natural que el candidato perdedor agotara todas las instancias, pues de esa forma se da certeza en el resultado electoral, aunque a veces la ciudadanía no entienda.
Fueron muchas las voces dentro de Morena que, entre otras cosas, expresaban que Cabada había sido un mal perdedor, que aceptara el designio popular, que no impugnara, etc. Quisiera ver qué dirán ahora que sea González Mocken -asistiéndole toda la razón de hacerlo- quien impugne el resultado del Tribunal Estatal Electoral.
Mocken acusó parcialidad de algunos magistrados integrantes del Tribunal Estatal Electoral. No pudiera estar más de acuerdo con él en esa aseveración. Junto con todo el Poder Judicial de Chihuahua, han demostrado ser una rama corrupta, que se supedita al gobernante en turno. Esto ya quedó manifestado en cuando menos dos resoluciones de la Suprema Corte, donde reconocen la intromisión en el actuar del Poder Judicial. Sería aventurado decirlo, pero con esos antecedentes no podemos descartar la mano del Gobierno en esta resolución, apostándole a una eventual anulación de los comicios, para poder nombrar un Concejo Municipal a modo.
Mocken tiene amplias posibilidades de revertir el resultado del Tribunal Estatal Electoral, en la instancia federal. El presunto uso de recursos públicos por parte del independiente, junto con la aparente intervención de un medio televisivo de la localidad, pudieran ser argumentos que la autoridad judicial pondere al momento de pronunciarse. No me constan estas situaciones, pero el simple hecho de que se denuncien genera un ambiente de incertidumbre jurídica, mismo que debe estar ausente en un contexto como el actual.
Esta casa editora, en una nota del periodista Javier Olmos, adelantó el jueves 9 de agosto, que el proyecto de resolución del magistrado ponente era revertir el resultado electoral a favor de Cabada. Tanto El Diario como Javier Olmos fueron objeto de diversas acusaciones en las redes por parte de los yihadistas cibernéticos: vendenotas y chayoteros fueron algunos de los calificativos que recibieron. El tiempo les terminó dando la razón, y obviamente nadie lo reconoció, ni se les concedió razón; mucho menos se les dispensaron disculpas. Bonita tradición esa del linchamiento cibernético.

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