Opinion

Lejos de Dios... ¡cerca de Anaya!

Enrique Aranda
Analista

2018-08-10

Ciudad de México.- Al final, la sesión del Consejo del blanquiazul, a celebrarse este sábado y domingo, acabará siendo un capítulo más en la ya prolongada tragedia del otrora partido insignia de las derechas que, vale recordar, comenzó a escribirse, y vivirse, con el arribo a la dirigencia de su fracasado aspirante presidencial, Ricardo Anaya, y quienes, con él, idearon y consiguieron hacerse con el control absoluto de Acción Nacional.
Y esto, insistamos, porque al término de los procesos que en aquel serán detonados, el sucesorio de su administración de turno en particular, aunque ahora con el gris-gris Marko Cortés en la silla que (por delegación) ocupa Damián Zepeda, el panismo seguirá avanzando hacia su propia extinción: erradicando de su cotidianidad toda práctica democrática, imponiendo por designación a cuanto candidato deba postular a cargos de elección, acallando a cuanta voz se levante para cuestionar y/o criticar al liderazgo de turno o, peor, alejándose cada vez de manera más notoria de los principios y valores que dieron sentido a su fundación y existencia.
Seguirá pues, digámoslo claro, escribiéndose la trama de la tragedia a que nos referimos líneas arriba…
Apenas el jueves, fuentes cercanas al proceso sucesorio, cuyo término está siendo previsto para la segunda quincena de octubre y, más específicamente, a los diversos frentes implicados, coincidieron en señalar que, efectivamente, los gobernadores acabaron aceptando que el ahora coordinador de la diputación federal asuma una suerte de “candidatura de consenso” que, si bien reservaría para un no anayista auténtico, afín a ellos, la secretaría general nacional, sí dejaría en manos de Zepeda la coordinación de la próxima bancada senatorial panista y, ¡aunque usted no lo crea!, del impresentable mancerista azul, Jorge Romero Herrera, su equivalente en San Lázaro.
Ello, obvio, en el supuesto (siempre válido) de que no ocurra algo extraordinario que lo impida y que, huelga decir, no parecería ser algo muy distinto a que, al final, el exgobernador poblano Rafael Moreno Valle o el rebelde Roberto Gil Zuarth acaben convenciendo a la militancia de apoyar a alguno de ellos, en una suerte de repudio al anayismo (indiscutiblemente) representado por Cortés, por los catastróficos resultados obtenidos por el PAN y aliados en la antinaturalcoalición Por México al Frente en los pasados comicios.
O más, en esta misma línea, que el antianayista “frente anticontinuidad”, cuya existencia develó apenas el jueves el senador Héctor Larios Córdova, gane fuerza y presencia en las próximas semanas y, en su momento, cuando la (exigua) militancia panista sea llamada a las urnas (internas) pueda concretar la imposición de una nueva (vieja) forma de hacer las cosas al interior del blanquiazul.
Mientras, parafraseando el popular refrán, conformémonos con proclamar: “pobre PAN, ¡tan lejos de Dios —de sus principios y valores fundacionales, de su esencia— y tan cerca de Anaya, ¡de su ambición y soberbia antidemocráticas!

ASTERISCOS
* Apenas conocerse la liberación-absolución —haiga sido como haiga sido, diría el clásico— de Elba Esther Gordillo, este miércoles, la temperatura al interior del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), de la oficina de su dirigente, el priista Juan Díaz de la Torre en especial, comenzó a subir y alcanzó tal nivel que, “a la llegada de los primeros vientos procedentes del Edomex…”, amenazó con hacer estallar los termómetros…

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