Opinion

¿Narcocultura? (II)

Santiago González
Analista

2018-08-10

Esta no es la continuación del primer artículo publicado el 28 de julio pasado, es el complemento y justificación de dicha opinión, que en mis razonamientos niega la categoría de cultura a la moda o si acaso movimiento que se ha gestado alrededor del consumo, trafico, venta y traslado de drogas y las luchas entre sus grupos. Desolador pero certero el marco que nos da el asesinato por estrangulamiento de 11 jóvenes; tenían entre los 18 y los 23 años, y por la misma edad están sus verdugos; unos (as) y otros (as) víctimas de las drogas y su comercio, porque la triste realidad es que un futuro similar les espera y que hoy no han de estar en la milonga del éxito, que aún ni los soldados nazis que tenían una justificación ideológica pudieron con el daño psicológico que genera asesinar a otro, y cargarán esas imágenes en su mente el tiempo que les reste de vida.
Del imaginario mitológico, de la leyenda urbana surge esa figura muy afín a nuestra cultura transgresora, nuestro origen revolucionario e insurgente, del delincuente benefactor, el capo paternalista. No es verdad, no existe, y si existió fue en otro tiempo, ahora para dedicarse a la delincuencia hay que tener un profundo desprecio por la sociedad. O díganme ¿dónde están esas grandes obras sociales? ¿Cuáles son los códigos que según se respetan? Nada, mueren niños, mujeres, inocentes con una saña brutal, con la misma ferocidad. La obra que ahora tenemos es la alfombra roja con la que se recibieron los foros de pacificación, rojo sangre.
Pero mi oposición a darle la categoría de cultura no se basó en consideraciones morales de valores o porque surgiera desde lo popular y no de lo cultural artístico, también llamada por académicos “alta cultura”, lo hice por rigor lingüístico y de la estructura del concepto. Pues simplemente un concepto no puede significar “todo lo que haga el hombre”, absurdo, un concepto no puede significar todo, pues no representaría nada. En la búsqueda del mejor concepto de cultura, desde distintas perspectivas y en diferentes épocas, decidí basarme en quien estando vivo se haya dedicado completamente a los estudios culturales, lo que me llevó al Dr. Terry Eagleton, catedrático de la Universidad de Cambridge y Oxford, autor de libros como “La Idea de Cultura” (2001) y otros, de donde se logra extraer el siguiente concepto “La cultura es el conjunto de valores, costumbres, creencias y prácticas que constituyen la forma de vida de un grupo específico”.
En la definición del Dr. Eagleton se advierte el elemento de ser “un grupo específico”, y yo me pregunto y les pregunto ¿son un grupo específico? ¿Pueden ser un grupo quienes por objetivo y naturaleza tienen el eliminarse entre ellos? Y de valores ni hablamos.
Pero ya hemos dicho que esta corriente no ha sido adoptada sólo por las personas que están en el negocio de las drogas, que incluso hay un sector de la población que se caracteriza y simula pertenecer a estos grupos como una moda, incluso adoptan bandos específicos como quien le va a un equipo de futbol. Y regresan las preguntas ¿estas personas comparten valores, costumbres y creencias? ¿Tienen los elementos del concepto de cultura o sólo es un deseo exhibicionista? Yo digo que no a todas las preguntas, que no sobrevive a la ruta crítica y no colma los elementos del concepto y por consecuencia no se le puede dar la categoría. No es cultura, funciona más efectivamente como un medio propagandístico que facilita el reclutamiento de jóvenes. Los (as) jóvenes que vimos en fatídicas imágenes, tirados en el suelo estrangulados cuando su vida apenas comenzaba; los que muy a mi pesar ya han sido sustituidos por otros (as) que creen, con base en esa “narcocultura”, que serán ricos, poderosos y respetados, craso error.
Cuando el presidente de México, declaró que la corrupción era cultural para los mexicanos, nos indignamos, y con mucha razón; no puede un vicio ser característica de un pueblo que tiene por anhelos salir adelante, ser gente esencialmente buena, alegre, amable y hospitalaria. Por eso, darle categoría de cultura equivale a creer que parte de nuestros grupos culturales son de gente “sanguinaria, loca bien ondeada que les gusta matar”. Pero incluso, la categoría de “narcocultura” no se le niega a los miembros de este movimiento, dado que ellos mismos no se valen de ese concepto para definirse, y resulta ser más una etiqueta que le asignan quienes pretenden estudiar o definir el fenómeno.
No nos confundamos, ni confundamos a los (as) jóvenes, el camino al éxito y si quieren al poder incluso, no está en las drogas ni la delincuencia, no veamos virtudes donde no las hay, no demos categorías que no merecen, no normalicemos a los furiosos, no perdamos la esperanza de un día ser una sociedad más civilizada. 

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