Opinion

Inmigración: lo que realmente interesa

Javier Cuéllar
Abogado

2018-08-07

En un alarde publicitario que tiene todo el tufo de demagogia, el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador inauguró en Ciudad Juárez el primer foro para la pacificación del país, considerando que nuestra frontera es la zona más ‘caliente’ en cuanto al índice de inseguridad. Bonito honor, si así fuera la mencionada campaña debiera de comenzar en Guerrero que tiene índices de criminalidad más altos que el nuestro. Pero allá no alcanza los índices de seguimiento mediático internacional que sí obtiene en esta frontera y ese es un detalle que no se puede dejar de lado, al margen de que corra la sangre por las calles, debe correr la tinta en las imprentas.
Lo cierto es que el señor Andrés Manuel López Obrador y su grupo no estaban preparados para, en el supuesto caso de ganar las elecciones, gobernar al país, y ahora sienten que se han sacado la famosa rifa del tigre pero del tamaño de un elefante. Les parece imposible manejarlo. Para orientarse organizan una serie de foros de pacificación a ver si a alguno de los asistentes se le ocurre algo para afrontar el problema de la alta violencia y criminalidad del país, porque lo cierto es que AMLO y su equipo no traen nada. Salvo algunos priistas de la más vieja guardia que se le incrustaron en sus filas, el presidente electo no tiene mayormente en su equipo gente experimentada. Pero alguien debe saber qué hacer, al menos en eso cifra su esperanza de sentido el próximo presidente. La esperanza es que esas personas acudan al mentado foro de pacificación y expongan gratuitamente sus conocimientos y sus orientaciones. Anda, pos pobres.
Entonces tenemos que, de acuerdo a sus dichos y a lo que se les ve, ha llegado al poder de México un grupo de políticos que no sabe cómo gobernar y cómo resolver los problemas de la República y que además se persigna en santidad y nos dice que no quiere robar. Entonces, ¿qué van a hacer? Afortunadamente con ellos ha llegado un grupo de priistas de la más vieja y rancia estirpe que los pueden ayudar a saquear el país de nueva cuenta. Tal vez hasta los ayuden a gobernar, todo eso ellos sí saben cómo hacerlo.
La matanza del Día de San Valentín en Chicago en la época de la prohibición horrorizó, no sólo a los Estados Unidos, sino a todo el mundo y en ella fueron asesinados siete individuos, esa matanza se queda chiquita ante las muchas que han ocurrido en México, la más reciente en Ciudad Juárez , tal parece que el nivel de horror se ha quedado muy disminuido en su comparación histórica. ¿Qué está pasando? ¿Las muertes mexicanas no le importan a nadie? ¿O nos hemos acostumbrado a este ambiente de violencia asesina? No lo sé, tal vez las dos cosas.
Lo cierto es que para resolver este clima de violencia que emerge del narcotráfico debemos al menos aprovechar dos experiencias mundiales que son el esquema de la prohibición y la experiencia holandesa. En el primero es evidente que mantener el sistema prohibitivo para el combate al narcotráfico es ya contraproducente y sólo sirve para dotar de recursos económicos ilimitados y muy cuantiosos a las bandas del narcotráfico, lo cual les da un poder de maniobra y de corrupción muy grande.
Por su parte el experimento holandés nos enseña que para combatir la violencia criminal del narcotráfico debemos legalizar el uso de las drogas y emprender un amplísimo proyecto educativo contra las adicciones, para blindar a las futuras generaciones contra esta narcodependencia y salvar entre nuestros habitantes a quienes quieran salirse de la narcoadición, así como funciona Alcohólicos Anónimos en el campo del alcoholismo lo que ha hecho con los mejores resultados que pudieran esperarse, ellos solos, sin ayuda de ningún ente gubernamental.
Legalización de las drogas y educación contra las adicciones, ese es el punto del cual debe partir cualquier intento de pacificación del país. Cualquier otra ruta estará equivocada y no tendrá resultados.
Debemos entender que a Estados Unidos sólo le interesa realmente que les ayudemos a contener la ola migratoria ilegal que se les viene de parte de toda Latinoamérica y del resto del mundo. Lo de las drogas no les interesa tanto puesto que ellos han legalizado el uso de las drogas en la mayoría de su territorio.

X