Opinion

De política y cosas peores

Armando Fuentes

2016-07-20

Terminó el trance erótico, y Pirulina le dijo a Inepcio: “Eres un pésimo amante”. Él protestó: “¿Cómo puedes decir eso después de sólo 10 segundos?”… La joven recién casada tenía un canario. Cierto día el pajarillo dejó de cantar, y estaba melancólico en su jaula. La muchacha consultó el caso con el pajarero que le había vendido el ave. Le dijo el hombre: “Es primavera, señora. Consígale una pareja”. Opuso ella: “No quiero tener dos pájaros. Si le pongo un espejo en la jaula ¿quedará satisfecho el canario?”. Replicó el pajarero: “¿Quedaría usted satisfecha con un espejo?”… El Vaticano acaba de emitir el siguiente dictamen pastoral: “Se hace del conocimiento de los fieles que gritar ‘¡Dios mío! ¡Dios mío!’ durante el acto del amor no cuenta como oración”… El jefe de personal interrogó al tipo que solicitaba empleo: “¿Tiene usted experiencia como vendedor?”. “Sí -respondió el otro-. Ya vendí la casa, el coche y las joyas de mi mujer”… Antes de ir a la cama doña Macalota se puso un lodo verdinegro en la cara, pues una amiga le dijo que ese mejunje le quitaría las arrugas. Al día siguiente se lavó bien el rostro y le preguntó a su esposo: “Esa máscara de lodo ¿me hizo ver mejor?”. “Bastante -contestó don Chinguetas-. ¿Por qué te la quitaste?”… Los juramentos -excepción hecha de los de amor- son para cumplirse. Hace unos meses declaré que si Trump era elegido candidato a la Presidencia de Estados Unidos yo dejaría de ir a ese país hasta que ese hombre, a quien considero malo, fuera desechado por los votantes en la elección de noviembre. Llegó el momento de cumplir tal promesa. Dejaré de pisar suelo norteamericano mientras Trump ande en campaña, y si es elegido Presidente no volveré a Estados Unidos en tanto ese individuo esté en la Casa Blanca. Alguien podrá encontrar risible mi postura, pero no encuentro una manera mejor de expresar mi indignación por el hecho de que Trump, que representa lo peor de la nación vecina, haya sido electo candidato al mismo puesto que ocuparon Washington y Lincoln, Jefferson y Franklin D. Roosevelt. Pienso que el Partido Republicano se degradó al postular a Trump. Su discurso, torpe y violento, ha hecho que salgan a la luz oscuros sentimientos que aún laten en una sociedad que, pese a sus muchas cualidades, no logra todavía superar algunos restos de un pasado ignominioso: el racismo, la xenofobia, el nacionalismo elemental; la violencia armada. Yo no soy antinorteamericano. Mi paso por una universidad estadounidense; los muchos amigos que he tenido en el país del norte; mi trato con la gente común durante el tiempo que viví ahí; todo eso me ha enseñado a admirar, y aun a querer, a esa nación que tantas aportaciones ha hecho al mundo en el campo de la política, la ciencia y el arte, la cultura en general. Esos bienes compensan los graves errores en que ha incurrido Norteamérica, sobre todo las desastradas guerras de nuestro tiempo, como la de Vietnam y las que luego le han seguido, inútiles a más de cruentas. Con todo, los Estados Unidos es un gran país. No merece ser representado por alguien como Trump. Los buenos republicanos deben sentir vergüenza por tenerlo como candidato. Lo dicho: no iré “al otro lado” mientras ese sujeto ande en campaña. Dejaré de acudir con mi esposa, mis hijos y mis nietos a McAllen y a la Isla del Padre. No viajaré a Chicago, San Francisco y Nueva York, ciudades a las que amo y donde tengo afectos grandes, recuerdos entrañables. Y si por efecto de un arrebato de locura Trump es elegido Presidente no volveré a pisar suelo norteamericano mientras dure esa tragedia para México, para los Estados Unidos y para el mundo entero. FIN.

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