Opinion

La implicación de ser juarense

Samuel F. Velarde

2016-07-18

El tema sobre nuestra Ciudad Juárez apasiona a los que nos dedicamos a la enseñanza y a la reflexión académica y digo nuestra Juárez, porque creo que a todos aquellos que pagamos impuestos y cumplimos como ciudadanos, esta ciudad nos pertenece, no porque excluya a los que no pueden hacerlo, sino porque el decir nuestra, nos queremos también hacer responsables de su desarrollo en beneficio de los demás juarenses.
Cada vez que un compañero de página escribe algo sobre esta comunidad, se debe poner atención entre los lectores sobre sus aportaciones y en el cómo poder influir en la mejora de la ciudad.
En varios artículos publicados aquí, se ha hablado de temas relacionados con la infraestructura urbana y con las políticas públicas erradas que se han implementado. Pero también es importante señalar lo que implica el ser juarenses y las responsabilidades que tenemos como ciudadanos. Sobre todo en el hacer comunidad.
Pertenecer a una ciudad es asumir un compromiso social donde cada uno, según sus posibilidades, se responsabilice por sus acciones cotidianas, es decir, que sus acciones no vayan en contra de otro ciudadano para perjudicarlo, sino más bien que sus acciones vayan en relación con beneficiar al otro.
Y creo que aquí es donde la mayoría de los juarenses hemos fallado. Poco a poco vamos convirtiendo a la ciudad en un espacio poco humanitario. Si bien las ciudades modernas lo que menos tienen es un perfil humanitario, no por ello desde ya hagamos de Juárez un espacio urbano insensible.
Construir una ciudadanía responsable es muy difícil en tiempos de crisis moral, económica y política, pero es todavía peor no intentarlo. Por supuesto que en esta ciudad parecería imposible, más que nada por la heterogeneidad cultural que fragmenta en mucho el interés comunitario y lo vuelve utópico. Pero si no se intenta las consecuencias negativas se multiplicarán con el tiempo.
Hay varias formas de construir una ciudadanía responsable: a través de los medios de comunicación, capacitando a los cuadros burócratas para evitar la corrupción, escoger funcionarios públicos responsables y honestos, que la ciudadanía vea reflejado que sus impuestos trabajan y sobre todo, crear espacios culturales donde se promueva la unidad familiar y comunitaria. Y sobre todo terminar con nuestra indolencia cotidiana.
Pero también la familia en todas sus variantes, debe educar a sus miembros fuera de la frivolidad materialista, teniendo cuidado con el engañoso teléfono móvil que ha dividido a la familia más que unificarla. Interesar a los niños y jóvenes por su comunidad, pero no una comunidad estática y mediocre, sino que sepan que pueden transformarla exigiendo a los gobernantes para bien de todos.
El Juárez del futuro se puede visualizar en dos perspectivas, una negativa donde impere la descomposición social en todos los sentidos y se convierta en un espacio sumamente riesgoso. Y la otra, en una ciudad donde haya calidad de vida, seguridad y una relación social civilizada. Climatológicamente hablando podrá ser difícil, en la medida de que el calentamiento global nos golpee más, pero al menos sabremos que la relación comunitaria será el amortiguador de lo que esta fuera de nuestro alcance, como es el clima.
El gobierno tiene un papel fundamental para crear una ciudad diferente, pero los ciudadanos deben apoyar en lo positivo, así como exigir y criticar en las acciones negativas. De otra manera el círculo vicioso no podrá romperse y continuaremos viviendo en una ciudad sin mucho sentido comunitario.

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