Opinion

Sobrante de problemas

Adela S. González

2016-07-17

Importadores de autos bloqueando puentes internacionales; niños que sobreviven alimentándose en comedores atendidos por voluntarios piadosos, evidencia de la ínfima calidad de vida en la que van creciendo; protesta de trabajadores por bajos salarios y ambientes laborales hostiles; hundimientos en vialidades sumamente transitadas y sin dinero para arreglarlos; falta de agua en colonias marginadas acentuada por temperaturas inclementes, gobierno en apuros económicos por la depredación y rapiña de quienes lo forman, incluidos sindicalizados y regidores, son muestras (minúsculas una por una pero gigantes en conjunto) de una realidad cotidiana que viene de tiempo atrás. A eso y más se enfrentará el alcalde electo Armando Cabada.
Dos gobernadores, uno vigente, el otro a punto de iniciar un periplo colmado de problemas económicos, sociales y políticos; ambos incapaces desde sus respectivas posiciones de tranquilizar el ambiente que ahoga la entidad. Se agrega la vuelta de la inseguridad atribuida por la Fiscalía General del Estado a guerra entre cárteles del narco que amenazan aplastar quizá el logro más presumido del sexenio duartista. Los poderes Legislativo y Judicial brillando por sí mismos en enredos, ineficiencia y corrupción.
No es un juego de buenos que se van y de malos que llegan con espada desenvainada a poner orden en el desorden. Son consecuencia de malas administraciones e inconformidades acumuladas que explotan en peor momento para obscurecer la transición gubernamental que debiera dar señales de un futuro optimista.
El conflicto de los vendedores de autos para que se transparenten y agilicen los procesos de importación no es nuevo y se sustenta en una petición simple: “déjenos trabajar”. Y sí, hay razón, pues de esta actividad depende el ingreso de cientos de familias en tanto inhibe la proliferación de “autos chocolate”, esos que sin regularización son problema latente que nadie quiere o puede solucionar.
La pobreza crónica se manifiesta en muchos aspectos y en la cantidad de niños descuidados, mal alimentados porque sus padres, desempleados o empleados con poca remuneración, no alcanzan a sufragar las necesidades básicas del hogar, algunas elevadas a derecho constitucionalmente otorgado que como la salud, educación y trabajo remunerado son utopías escritas que hacen concebir un mundo imposible y nublan la diferencia entre lo que es un derecho (a la vida, a la propiedad, al agua potable, libre expresión) y una necesidad (salud, alimentación, vivienda…).
La devaluación reduce el salario mínimo que obtienen centenares de trabajadores a muchísimo menos de lo que un norteamericano percibe en una hora laboral. ¿Cómo entonces no llegar a la protesta para al menos llamar la atención y pugnar por la anhelada mejoría salarial? En diciembre saldrán con un incremento ridículo basado en la inflación que oficialmente no sobrepasa la establecida por Banxico respaldada por el INEGI cuyas mediciones no emparejan con precios de los supermercados donde los incrementos no son solamente en tomates, aguacates o limones.
Cabe entonces invocar a la sensatez de los gobernadores para que aplaquen sus iras y diferencias y se apoyen en la búsqueda de soluciones a problemas crónicos que complican la vida de todos, empezando por la niñez que sintetiza carencias habidas y por haber y la impostergable necesidad de gobierno eficiente.

Museo del fraude
Pensábamos que todo el cinismo priista estaba al descubierto y sus constantes mediciones a la inteligencia ciudadana habían por fin encontrado límite. La instalación de un museo del fraude electoral (Los Reporteros) demuestra lo contrario, cabe preguntar si exhibirá la secuela completa de los fraudes cometidos por este partido y su nefasta y larga trayectoria derivada en dictadura perfecta.
 

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